EPÍLOGO.

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SEIS MESES DESPUES.

Subo al auto y veo a Farrell por el espejo retrovisor sentado en la parte trasera.

—¿Otra vez aquí? —me cuestiona.

—Me ayuda a pensar —.

Me ajusto el cinturón de seguridad y avanzo por el camino de tierra.

—Deja de venir a buscarlo —.

—Si no hubiera desaparecido en medio de todo sin avisar si quiera que sigue con vida o por lo menos hubiéramos encontrado un cuerpo o a Evan no estaría como una maldita loca viniendo a buscarlo aquí. En casa no se aparece ninguno de los dos y nadie sabe sobre ellos. Esto de los negocios es una puta mierda y estoy perdiendo la cabeza —suelto un poco histérica.

Enciendo la música en la camioneta para darle a entender a mi amigo que necesito silencio y me sumerjo en mis pensamientos.

Pasaron seis meses de todo lo que paso y si alguien me hubiese dicho donde terminaría hubiese preferido morir en este sitio. Cuando Carel dijo que había cosas de las cuales hacerse cargo no pude ni imaginar lo que me esperaba.

Al morir mi padre alguien debía tomar las riendas del negocio y el único candidato era nada más y nada menos que yo. La única Dashkova viva.

No quiero este poder, pero es esto o estar huyendo todo el tiempo de aquellos que me quieren muerta para tener todo lo que por derecho me corresponde. Supongo que jamás escapas de lo que eres a menos que mueras.

Llevamos el mercado de las armas, la droga y un sinfín de cosas que me ponen de los nervios. Lo único a lo que me negué rotundamente fue a todo el tráfico sexual y con ayuda de Farrell y los aliados que consiguió Carel sin decir ni una palabra hemos reclutado gente.

Ahora tengo un imperio y personas trabajando para mí las veinticuatro horas del día, pero lo único que me ha importado durante todo este tiempo, es él.

Seis meses de regresar y ver que solo quedaban cenizas, escombros y un mar de cuerpos putrefactos.

Farrell me saco de ahí, pero no pasaron ni diez horas cuando volvimos y no había rastro de ellos. Evan y Carel se esfumaron como llegaron a mi vida, de manera rápida y silenciosa. Me mata cada día no saber absolutamente nada y me siento como alguien que construyo su propia jaula. Parece como si hubiera vuelto al principio de todo.

Lo quiero de vuelta, pero no sé dónde encontrarlo y el solo hecho de pensar en que pudiese estar muerto me cala hasta los huesos. No es necesaria su presencia, pero desde ese día no concilio el sueño y me lleno de ansiedad constantemente.

—Llegamos —anuncia Farrell y me saca de mi ensimismamiento.

—¿Quiénes son? —pregunto.

—Los Greco. Andrea y Franco, hermanos, provenientes de una familia aristocrática que quieren entrar al negocio de las armas —me informa.

—Hagámoslo —digo.

—Espera —.

Me detiene y volteo a verlo.

—¿Cómo va tu asesina interna? No quiero que pase lo mismo que con el otro posible comprador. Tus cambios de humor repentinos no solo crean caos, hacen estallar una maldita guerra y ahorita necesitamos perfil bajo. Si quieres matar te puedo conseguir presas, pero nada público. Sé que es frustrante no saber nada de él, pero ya tendremos noticias —habla.

Trato de serenarme un poco.

—Estoy bien. No voy a matar a nadie hoy —le informo.

Asiente con un poco de desconfianza y me da vía libre.

Salimos del auto y entramos a la casa roja.

El par de sujetos ya se encuentran sentados en una de las mesas del lugar que ahora solamente es un bar.

La música que me encargue de seleccionar meticulosamente se escucha al fondo. Pude clausurar este sitio luego de deshacerme de las mujeres, pero extrañamente me hace sentir cerca de él y me rehusó completamente a perder esta parte.

—Buenas tardes —saludo.

Ambos se ponen de pie y me regalan una sonrisa.

—Encantado —.

Me extiende la mano uno de ellos y la cojo para saludarlo. Sin embargo, se lleva mi dorso a los labios y le da un suave beso sin apartar sus ojos de los míos.

—Mi hermano Franco y yo soy Andrea —dice el otro.

Me libero de su agarre.

—¿Por qué no toman asiento? —les pido.

Hago una seña a una de las camareras para que nos acerque algo de beber y los observo detenidamente. Ambos son sujetos muy guapos y bien vestidos. De ojos profundamente verdes y sonrisas encantadoras.

—Una disculpa por la demora, pero había olvidado hacer unas cosas que eran de urgencia —escucho la voz de una mujer detrás mío.

—Señorita Dashkova le presento a Génesis Murati... nuestra socia —.

Me doy la vuelta y en cuanto veo su rostro me quedo petrificada. Es la mujer de la foto. Es la madre de Carel ¿Qué carajos sucede?

—Un placer conocerte al fin Thais —.

Me sonríe con cortesía, pero la piel del cuerpo se me eriza por completo y las alarmas se disparan dentro de mí. Juro que mi asesina interna acaba de despertar solo porque quiere apuñalar directo al corazón a esta mujer.

Oficialmente "EL JUEGO DE LA MUERTE" está fuera completamente

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Oficialmente "EL JUEGO DE LA MUERTE" está fuera completamente.

Déjenme sus comentarios y esperen nuevas noticias.

Los amo y quiero agradecerles por todo el hermoso recibimiento que le han dado a esta loca historia. Esto nace de un momento súper difícil para mi, pero me ha ayudado muchísimo en este proceso. Gracias por el amor y si llegaste hasta acá significa que para ti es tan especial como para mi.

Besos de Carel Madsen.

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