ÁNGEL DE LA NOCHE.

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MUERTE.

—Se supone que estás muerto —le recuerdo.

Toma asiento y me invita a hacerlo. Hago una seña a Farrell y ambos tomamos asiento frente a él.

—Él es Evan —le comento a mi amigo.

—Su hermano —dice el pelinegro.

—¡¿Qué?! —replica Farrell y parece que los ojos van a salírsele de su lugar.

—Medio hermano —suelto enfadado.

—Como dije... un maleducado. Te enseñe modales —sonríe.

Le hace una seña al camarero que se asoma por la barra y el hombre se apresura tembloso hasta nosotros y nos sirve unos tragos.

—Estuve muerto por ahí un tiempo, pero me aburrí y quise venir a ver como llevas las cosas —hace una pausa y me mira —. Ver a mi chica también —.

Lo único que no pensé que se saldría de mis manos y de repente el imbécil de Evan aparece.

—Ya no es tu chica, te pagaron para eso —señalo.

Farrell que sigue impactado bebe su copa de un solo trago.

—Siempre te ha gustado lo que no puedes tener igual que nuestro padre —.

Saca un cigarrillo y lo enciende.

—No es más que un juego —sonrió.

—Entonces te gusta jugar con la comida de los demás —.

—Tengo cosas que hacer. Mantente alejado de Nikolay o se encargara de ti —.

Me levanto y avanzo hasta la puerta con Farrell pisándome los talones.

—¿De Nik o de ella? Te recuerdo que mucho de lo que sabes es gracias a mi —dice a mis espaldas y una furia incontenida se instala en mí.

Salgo a toda prisa y me monto en el auto.

—Tu puto hermano —balbucea Farrell.

No digo nada y el no insiste.

Que Evan esté aquí representa un obstáculo para todo lo que estoy planeando llevar cabo y que quiera acercarse a ella es peor.

No es su chica, dejo de serlo cuando tomo el dinero y se fue. Me enfurece que ahora venga y quiera inmiscuirse en mis asuntos. Mi puto hermano arruinara todo.


THAIS.


Llegamos de comer fuera con Nik y entro de prisa en mi habitación para respirar de nuevo, pero me quedo petrificada cuando veo a un sujeto desconocido sentado en mi cama con un lirio en la mano.

—Hola sol —sonríe.

—¿Quién eres y que haces aquí? —pregunto ansiosa y confundida.

Su cara me parece tan familiar y un dolor punzante en mi cabeza comienza a florecer.

—Supe que se habían encargado de lavarte el cerebro, pero jamás imaginé que lograrías olvidarte de mí. Supongo que el amor no lo puede todo —.

Ladea la cabeza y me observa con curiosidad. No 'puedo evitar darme cuenta del impresionante parecido que tiene con Carel solo que él es una versión más adulta y más sofisticada.

—Soy Evan —.

Estira su mano para que la tome y me quedo congelada.

—Evan —repito.

Estoy anonadada, confundida y aterrada. Evan es el nombre que Carel me dijo que pertenecía a el hombre del que estuve enamorada. El mismo sujeto que arrolle y mate.

EL JUEGO DE LA MUERTE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora