Min Yoon Gi y Ji Sun Hee
El primer amor es el complemento de una amistad surgida , pero el segundo amor es la que te completa.
Sun hee tras haber tenido una decepción de su primer amor , en la secundaria . Sun Hee decide cortar todo contacto con...
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Él corría a toda prisa subiendo los escalones, sus piernas subían lo más rápido que podía , el aire se le acababa , pero tenia que llegar a tiempo. Subió escalón tras escalón de aquel edificio alto, el debía llegar a su esposa, ella se encontraba en el piso más alto.
—Sun Hee... espera por mi .— dijo jadeando por la falta de aire.
Finalmente llego al ultimo piso, abrió la puerta y el aire azotó contra su rostro, Yoongo busco con la mirada a su esposa. Ella estaba ahí parada al filo del borde hacia el precipicio, llevaba un vestido blanco de hospital, su cabello largo que se movía por el viento.
—Sun Hee... — el la llamo por su nombre mientras caminaba a ella. Sentía miedo aterrador de verla ahí, ella se volvió hacia el por un instante, pero no dijo ninguna palabra.
Su mirada era triste.
Ella sonrió con tristeza, por su mente pasaba aquellos momentos felices y tristes.
—Cariño ven aquí... vuelve a mi. Por favor mi amor.—él le suplicó.
Ella no parecía oírlo.
Se volvió hacia el precipicio.
—Adiós Yoongi .— ella salto al precipicio.
—¡ Nooo... Sun Hee! — gritó.
Todo se volvió oscuro...
—Yoongi, Yoongi .— escucho la voz de su esposa.
Él abrió los ojos, estaba agitado y prendió la lampara de su costado, todo era un sueño, a su costado se encontraba Sun hee , ella estaba con él y se venia preocupada. Él se sintió aliviado de tenerla a su lado y que todo era solo una pesadilla, un mal sueño.
—¿que sucede?.— ella preguntó.
El la abrazó.
—Tuve un mal sueño.
El la acomodo en su pecho y la abrazo fuertemente, le beso en la cien. Aun era de madrugada y suspiro sintiendo alivio. ¿Que tipo de sueño era este?. Se sentía tan real, dolía mucho y en su pecho aun sentía ese temor de perderla.
Anoche era tan tarde que se quedaron en el hotel a dormir.
Ella se acurruco más a el y lo abrazo.
....
En alguna parte de la ciudad alguien escribía en un cuaderno, era un hombre de al menos unos 45 años de edad, sentado en una silla de ruedas. Una mujer entro por la puerta y dejo una taza de te sobre el escritorio.
—Buen dia señor...
—¿Lucia mi hijo esta en casa?.— la ama de llaves negó con la cabeza.
