-Soy su novio- resonaba fuertemente en mi cabeza. Parecía un eco que golpeaba contra las paredes de mi cerebro. Todos mis pensamientos se opacaron cuando esta frase llego a iluminarme
-¿Es verdad señorita?- pregunto el doctor asombrado. Claro alguien como Charlie no podía estar con migo ¿era demasiado para mí? Asentí dudando dándome media vuelta y tomando asiento sin pedir permiso por segunda ocasión en el día
-En ese caso pase por favor joven- Los pasos pesados de Charlie reflejaban su incomodidad. Casi podía apostar que al voltear me encontraría con su torpe sonrisa de superioridad. El doctor pasó frente a mí y cuidando su bata blanca tomo asiento
-Bueno Emma. Hoy seré tu doctor así que podrías comenzar a decirme ¿Qué es lo que paso?-su pregunta me hizo titubear durante un segundo. ¡Al grano! ¡Genial!
No sabía que responder. ¿Qué había pasado con exactitud? ¿El desmayo? ¡Diablos! No le podía decir que me había desmayado en la escuela y frente a mi maestro, ya que en estos momentos esa persona era mi novio. Mis ojos bailaban por toda la sala, por si solos encontraron los de Charlie. Los observe dudosa tratando de pedir ayuda con la mirada. Asintió y sonrió cómodamente
-Ella estuvo quejándose toda la mañana de su dolor de cabeza y sus constantes mareos... se desmayó cuando estábamos pagando un café- quede atónita ante el número de mentiras que Charlie fue capaz de mencionar en un lapso tan corto de tiempo ¿pagando un café? Me burle de la torpe respuesta que había pronunciado.
La objetiva mirada del doctor se posó en mí. Detallándome con cada movimiento que era capaz de realizar
-¿Qué sentías con exactitud?-pregunto -¿aun te sientes mareada?- dude un segundo. Pero al final asentí, estaba aquí por una razón -¿Cuándo fue la última vez que comiste?- saco su pluma y quitándole la fina tapa plateada esperaba mi respuesta para poder anotarla
-¿desayunaste?- volvió a preguntar ¡Diablos! Había salido tan deprisa de casa y con tanto malestar que ni siquiera había recordado el desayuno
-No- conteste. No quería voltear a ver a Charlie, me quitaría el poco valor que había logrado generar.
El doctor hizo una mueca anotando cada detalle de mis palabras en la rígida tabla
-¿cenaste?- ¿había cenado? No lo recordaba. Jasón se había marchado muy tarde de casa y con el cansancio tanto emocional como físico que sentía se me había pasado por completo
-No- volví a repetir. Un carraspeo a mi izquierda me hizo incomodar. Charlie ansiaba que voltease a verlo, pero no podía, era demasiado para soportarlo
-Emma- comenzó el doctor poniéndose de pie en su lugar –te hare unos análisis de sangre. Le llamare a la enfermera para que venga- dejo su elegante pluma y tomo los papeles de la mesa ¡por favor que no se marche! Suplique cuando mi ansiosa vista se perdía junto con el doctor. Me quede inmóvil en mi lugar, me tense ante el raro ambiente en el que me encontraba
-Emma- me llamo Charlie. Deje pasar unos segundos antes de voltear a verlo completamente -¿Por qué no has comido nada?- suspire aun sin quitarle la vista de encima
-no lose-
-¿es porque te he presionado demasiado?-pregunto tímidamente
-¡No!- le respondí de inmediato –Anoche Salí con mis amigos. Llegue muy tarde a casa... y bueno ahora, me sentía muy mal como para poder probar bocado- me sentía avergonzada. No debería, pero una parte de mí se sentí extremadamente expuesta. Un portazo dejo a Charlie con ganas de hablar, una señora un poco pasada de edad llego para saludarnos

ESTÁS LEYENDO
La última carta de Charlie
Teen FictionEmma Johnson una estudiante de preparatoria se prepara para su último año. Ansiosa por salir de la interminable etapa de las hormonas adolescentes se verá atrapada ante la fascinante mirada de su profesor de literatura Charlie. ¿Qué pasara cuando E...