capitulo 52:

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Entro a casa aun aturdida por el repentino beso, no es que no quisiese que me besara... pero hacerlo de una forma tan inesperada me hizo por un segundo olvidar el por qué se había tomado la molestia de esperar una noche entera estacionado en la acera.

El golpe de la puerta contra el marco me despierta de mi ensoñación. Dentro de mis fosas nasales la colonia gastada de Charlie golpeaba mis ondas cerebrales.

Giro hacia mi izquierda y puedo cerciorarme de que el cuerpo casi desmayado de Mónica sigue en su lugar... ¿Cómo es que sabes tanto? Vuelvo a peguntarme subiendo de uno en uno los escalones.

Mis pies descalzos acarician el suelo dentro del cuarto de mi madre. Me tomo la libertad de sentarme en la orilla de su cama y con toda la paciencia del mundo le toco el hombro con tres de mis dedos.

Como siempre lo hacia mi madre se levanta asustada, girándose hacia ambos lados antes de enfocarme con la vista. Asiente lentamente y me sonríe saludándome

-Estaré preparando el desayuno- le aviso poniéndome de pie. El espejo se encuentra justo frente a mí y el arrepentimiento por haber salido así a ver a Charlie me llega al instante ¡Dios! Mi cabello estaba hecho un mismísimo nido de pájaros, sin contar mi falta de calzado. Me rio de mi misma frente al reflejo... ¿Qué haría con Tigo Emma?

-¿Dónde está Mónica?- pregunta mi madre sostenida en un brazo. Mi sonrisa se desvanece apagándose al escuchar su nombre

-Tirada en el sofá-

-¿Qué?-

-Con resaca hasta la punta de los pies-

-¿Llego muy tarde?-

-Llego casi inconsciente- la tonalidad de mi voz no es fácil de ocultar. No puedo evitar el sentir cierto rencor cuando me recuerdan que esa persona tiene que vivir bajo el mismo techo que yo -Estaré abajo- susurro saliendo de la habitación lo más rápido que mis pies caminantes me lo permiten. ¡Dios! ¿Por qué te preocupas tanto por eso? ¿Por qué preguntas por ella?

Paso a mi habitación solo para recoger mi celular y pasarme un peine por la cabeza, si entraba así al hospital no me reconocerían.

Apago la luz de la habitación y la cierro con llave, después de todo Mónica se había llevado sus cosas la noche anterior. No había vuelto con ellas lo cual significaba que en algún lado las había terminado guardando.... ¿En dónde es que te escabulles Mónica?

Me coloco el celular detrás del pantalón y bajo hacia la sala de estar para buscar mis zapatos de piso. Eran color café y tal y como recordaba se encontraba al lado del mueble que sostenía el televisor, los pies de Mónica cuelgan del sofá casi rozando el suelo muy cerca de donde se encontraban mis zapatos.

Con sumo cuidado los saco pegándolos lo más que podía hacia el suelo. Me pongo en cuclillas para ayudar a levantarme y me dirijo hacia la cocina recargándome sobre la barra para solo calzarme.

Enciendo la sartén y me dispongo a prepararnos huevos con mantequilla y jamón. El olor a mantequilla me derrite el paladar sintiendo como mi mente se pierde en tratar de que mi desayuno no terminase quemado.

...

-Buenos días- saluda mi madre a la recepcionista. Yo me limito a sonreírle mientras la chica ya conocida por ambas nos saluda en respuesta

-¿Vienen a visita?-

-Así es- corresponde mi madre. La chica teclea en su ordenador y asiente dando unos últimos clics

La última carta de CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora