capitulo 39:

56 4 0
                                    

Las veces que te había dicho, estaba feliz. Eran una estúpida mentira comparada con esta, era como brincar sobre millones de dólares y poder revolcarte sobre ellos con la seguridad de que cada uno de esos pequeñines... es tuyo.

Charlie era mío, ahora podía estar segura de que sus sentimientos por mí, no eran una broma. De verdad me quería, me adoraba y ahora quería formalizar la relación. Iríamos los dos a decirle a mi madre acerca de lo nuestro y todo saldría bien. Esperaba que todo de verdad saliera bien

-Si- pronuncie con una sonrisa gigantesca. Si me hubiesen tomado una foto en ese preciso instante, estaba segura de que incluso sería más grande que la del gato de Alicia. Lo tome por la mandíbula pasando mis dedos lentamente por la parte trasera de sus orejas. Podía sentir el finísimo vello que crecía alrededor de sus mejillas, era sumamente agradable el poder sentirlo y sobre todo el poder acariciarlo de esa forma frente a todas esas personas. Sonrió tiernamente sin despegar sus labios, rozando su mejilla con la palma de mi mano, con sus labios marco un beso que me obligo a acercarme más.

Nota mental: ronronea cuando acaricias su mandíbula ¡Es como una gatito!

Fruncí el ceño sorprendida por la ridiculez de mis pensamientos. ¡Al diablo Emma! ¡Solo bésalo! Me ordene. Y más rápido de lo que pensaba, ya me encontraba rogando al cielo que el placer de ese momento, nunca se esfumara.

.....

-Dime tu primero- pidió dulcemente acariciando mis brazos con la yema de sus dedos. Los vellos de mi piel se erizaron

-Me haces cosquillas- susurre para no perder nuestra cercanía. La película había terminado hace unos 40 minutos. Y ahora nos encontrábamos en un café, estilo galería que solo abría los fines de semana. Era algo extraño, pues las paredes estaban despintadas y sus adornos eran muchísimas luces de arroz de color rosa, amarillo y azul. Colgaban del techo como si fueran serpentinas, me gustó mucho ese estilo y la calidez que emitía aquel establecimiento

-No me importa Emma- respondió con desinterés –Solo quiero que me respondas desde cuando estabas enamorada de mi- era la misma pregunta desde hace 10 minutos, desde el primer instante me reúse a contestarla, pero talvez para Charlie, un no... En realidad era un ¡Espera hasta que logres enfadarme!

-No quiero, me da vergüenza-

-¿Por qué? ¿Acaso dirás que no parabas de ver mi trasero?- ¡¿Qué?! ¡No podía ser verdad! Quise escurrirme por las sillas hasta enterrarme en la tierra y poder fingir ser una zanahoria

-¿Se dio cuenta?- pegunte sin pensarlo. ¡Demonios! Supe que desde el momento en el que abrí ese canal de satisfacción personal hacia Charlie, volvería a su etapa de vanidoso. Y no me equivocaba, la sonrisa de gloria le invadía el rostro

-Bien, el primer paso es aceptarlo- comento como si de verdad se tratase de una clase de autoayuda –El segundo es que contestes mi pregunta-

-¿De verdad quiere saber?-

-¿De verdad quieres saber?- corrigió, a veces olvidaba que lo debía tratar como a una persona de mi edad, y no como a una figura madura

-Bien... cuando nos informaron que solo vendría unos pocos días dije ¡Bien! Así solo tendré que acostumbrarme a nuevas formas de trabajo durante poco tiempo- Charlie asintió alentándome a proseguir. Lo hice tomando un fuerte bocado de aire –y bueno, cuando lo vi entrar por esa puerta, con su perfecto saco ceñido, sus relucientes zapatos y su buen corte de cabello, supe que no terminaría para nada bien. Los días fueron pasando, y con ello el gusto por conocer al profesor nuevo, también lo hizo. Cantidades de chicas lo seguían a todas partes, su clase fue la más solicitada durante varios semestres. En fin... lo odiaba en ese tiempo, sentía que su cabeza estaba constituida por órdenes estrictas de: Sonríe, peina tu cabello, guiña un ojo- a este punto esperaba que Charlie me mirase con ojos de odio, pero no lo hacía. Por el contrario el brillo de sus ojos me decía que la historia le parecía de lo más divertida –Pero, todos esos torpes pensamientos se fueron a la basura cuando después de que todo el equipo de futbol me pasase por encima, tú fueras el único que me hubiese ayudado-

La última carta de CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora