Agitada y aun con el sonrojo en mis mejillas alise mi cabello acomodándolo desesperadamente. Uno a uno fueron entrando mis compañeros de clase. No había razón por la cual debían sospechar, pero aun si la hubiese no me importaba.
Saque el cuaderno de clase y una pluma colocándolo sobre la paleta del banco. Suspire, suspire una y otra vez hasta que sentí que los nervios se disipaban
-Muy buenos días- saludo Charlie a todo el alumnado –En la ultima clase les he dejado un trabajo, más bien una tarea con la prefecta, espero que la hayan completado- amenazo. Todos sabíamos cómo se ponía Charlie cuando exigía una tarea y nadie la entregaba. Asustados comenzaron a rebuscar entre los papeles de la mochila. Sonreí admirando su forma de reacción, eran como hormigas que de pronto salen de su fila
-Pasen por su firma por favor- solicito dándose media vuelta para volver a su silla. Detalle cada movimiento. Con una sonrisita extrajo el gorrito de la bolsa de su saco para guardarlo dentro del maletín ¡¿De verdad pensaba quedárselo?! ¡Maldición! ¡Era mi favorito!
Abrí la portada de mi cuaderno buscando el trabajo. Ahí estaba, con tinta negra y roja que con un nudo en la garganta había terminado. Era insoportable ver la silla sin imaginar el esculpido rostro de mi profesor.
Me puse de pie cuidando de no golpear con la mochila. Había una pequeña fila, así que pararme para calificar no parecía un trabajo muy difícil.
Espere paciente detrás de un compañero que me sacaba varios centímetros de estatura, lo cual era bastante sorprendente ya que yo era una chica alta. Cuando llego mi turno, deslice mi cuaderno debajo de sus brazos sin pronunciar palabra alguna tragando saliva y aguantando una risa
-Emma, volveremos con los ensayos el próximo viernes, tal y como lo veníamos haciendo- comento hojeando las páginas de mi cuaderno
-¿A la misma hora?-
-Claro que si- finalizo entregando mi cuaderno. Lo tome pero al parecer aun no lo soltaba por completo. Devolví el agarre admirándolo dudosa. No decía nada, pero la forma en la que sus pómulos se marcaban evidenciaba la diversión que vivía en ese momento. Sonreí estúpidamente derritiéndome ante la forma de sus ojos. Tanto que fingíamos frente a los demás. Me parecía irónico ahora estar de una forma tan estricta frente a él.
¿Qué pasara con Charlie? ¿Qué esperaba de nosotros? ¿Qué esperaba de nuestra relación?
No sabía qué hacer, que decir o cómo actuar frente a él. Ese beso fue algo mucho más allá de lo usual, no habíamos convivido mucho como para poder compararlo pero aun así las dudas de nuestra relación no dejaban de golpearme. Nunca antes había tenido novio, ni siquiera una relación a las que llaman "De mano sudada" ¡Por dios! ¡El primer beso! Fue aquel que siempre había imaginado.... No podía pensar más haya. El miedo de hecho me apoderaba de alguna forma.
Deje de pensar en eso tomando el cuaderno de su mano y volviendo a mi asiento... No quería abrumarme tanto en un día, suficiente había disfrutado el beso como para comenzar a analizarlo hasta que lo destrozara y le arrebatara la magia y el tierno momento que habíamos pasado.
.......
-¿Qué ha pasado?- pregunte en cuanto cruce el umbral de la habitación. Estaba solamente Mónica a su lado mientras el doctor se encontraba junto con migo a los pies de la cama
-Entro en estado de coma-
-¿Por qué?-
-Tuvo dificultades esta mañana, su respiración dejo de ser normal hasta que sufrió un paro cardiaco-

ESTÁS LEYENDO
La última carta de Charlie
Teen FictionEmma Johnson una estudiante de preparatoria se prepara para su último año. Ansiosa por salir de la interminable etapa de las hormonas adolescentes se verá atrapada ante la fascinante mirada de su profesor de literatura Charlie. ¿Qué pasara cuando E...