Había salido de mi clase de historia. Alison se encontraba a mi lado con los audífonos puestos y acostada sobre su mochila, voltee a mi izquierda y note que alguien se aproximaba. Me parecía familiar
-Hola chicas- comento el joven. Alison se puso de pie como un rayo, se quitó los audífonos y sonrió abiertamente
-Hola Cristian- le contesto ¿Cristian? Ya lo reconocía era el amigo de Charlie.
-Hola Alison- le dijo en tono coqueto. Me reí en mis adentros de la obviedad con lo que lo hacían, Cristian estaba coqueteando con Alison y ella lo recibía gustosa.
-Necesito que me digan dónde está el aula 2 del edificio 4… la verdad es que he venido a traerle unos papeles que Charlie olvido en casa. Esta escuela es enorme ¿Cómo hacen ustedes para no perderse?-pregunto. Quise reírme de su ignorancia pero luego recordé que durante 1 semana completa me perdía para encontrar los baños del instituto por lo cual siempre recurría a preguntar a extraños –Disculpa ¿me podrías decir donde están los baños?- mientras sentía como mi vejiga se llenaba cada vez más y más.
-Oh ¡Si claro! Si gustas Cristian te podría guiar hasta el aula, digo si no hay inconvenientes-
-Claro que no, por favor estaría mas que gustoso- dijo Cristian haciéndole una señal a Alison para que avanzase. Alison lo siguió camino unos cuantos pasos y volteo a verme. Me limite a sonreírle y levante mi mano despidiéndola.
Cristian se veía más joven que Charlie ya que algunos rasgos de su rostro seguían siendo infantiles, Probablemente era de nuestra edad. Saque mi cuaderno de la mochila, era una pequeña libreta verde brillante en la que garabateaba cuando me sentía nerviosa… era muy similar al libro que Charlie me había presentado. Me temblaba la mano, mi lápiz se movía en un compás irregular. Una sombra tapo mi vista perfectamente periférica pero aun así no voltee.
-Emma voltea- dijo una voz familiar. Obedecí su orden y me encontré a una Sam completamente llena de pintura, tenía tintas de varios colores en totalidad por todo su cuerpo, su cabello incluyendo su ropa. Pude distinguir que la pintura ya estaba completamente seca ya que Sam con dificultad podía moverse.
-¿Se puede saber porque estoy hablando con vomito de unicornio?- le pregunte en tono juguetón
-No es gracioso Emma- me contesto con seriedad
-¿Qué te paso?-
-¡hay un chico!- se limitó a responder
-¿Hay un chico?- dije repitiendo su frase
-¡Hay un chico al cual ODIO!- dijo apretando sus puños en señal de desesperación. Su respiración se había comenzado a agitar. Sam estaba comenzando a hiperventilar debido al pleito con este chico.
-¿el té hizo esto verdad?- le pregunte expresando lo obvio
-¡Sí! Él lo hizo pero Emma te juro por dios que se lo tenía bien merecido ¡no lo soporto! Se cree muy inteligente y no lo es. Trato de corregirme y mancho mi pliego entonces se salpicaron mis borradores y me enfade y salpique los suyos, pero entonces él también se enfureció y me lanzo pintura a mí y yo me enfurecí mas y nos lanzamos mutuamente y por eso ¡terminamos así!- dijo señalando su ropa -el caso es que nos expulsaron de la clase durante toda una semana y manche mi ropa, y mi cabello esta tremendamente duro y quisiera correr para matarlo pero no puedo y no puedo por su maldita culpa ¡porque estoy llena de pintura!- concluyo tomando una gran bocanada de aire. Se había alterado tanto que no se había percatado de que caminaba en círculos, su rostro estaba rojo por el enojo al que estaba sometida. Pero aun así, con toda esa tensión lo único que pude hacer fue reírme. Sam se veía tan graciosa llena de pintura y tan infantil haciendo pucheros. Mis carcajadas sonaban en el patio de la escuela, sellando un pacto en el que solo Sam, yo y los arboles éramos testigos de la mancha de pintura parlante que estaba expectante frente a nosotros.
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La última carta de Charlie
Fiksi RemajaEmma Johnson una estudiante de preparatoria se prepara para su último año. Ansiosa por salir de la interminable etapa de las hormonas adolescentes se verá atrapada ante la fascinante mirada de su profesor de literatura Charlie. ¿Qué pasara cuando E...