capitulo 47:

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-Charlie- soy capaz de decir en voz nula. Mis ojos derraman lágrimas y puedo sentir como las llamas inundan mis mejillas. Sonrío soltando un gemido colgándome de su cuello y besándolo por encima de la camisa. Sus brazos me rodean y me aprietan tanto que me obligan a tomar una gran bocanada de aire. Me despego y le tomo la cara entre las manos, me tardo todo el tiempo del mundo en mirarlo.

¿Qué piensa Charlie en este momento? Me pregunto conforme una sonrisa gigante aparece en mi rostro –Puedes estar seguro de que te amo muchísimo más- le aseguro mientras desesperadamente busco sus labios. Lo beso de una forma tan profunda que me veo obligada a enderezarme para poder alcanzarlo de alguna forma.

Charlie me abraza pero yo interpongo mis piernas para poder estar a su altura. Paso mi rodilla doblada hasta su otro costado y me siento sobre el abrazándolo por debajo de ambos brazos. Charlie acaricia toda la longitud de mi columna vertebral y mi piel se eriza. La tela de la blusa no era demasiado gruesa. Su respiración golpea contra mis labios que se encuentran temblorosos e hinchados, mis movimientos son torpes pero no me avergüenzo de ello.

La lengua tibia de Charlie vuelve a acariciar mi labio inferior y lo único que se me ocurre hacer es entreabrirlos... puedo sentirlo de una forma mucho más profunda, mucho más cálida y sobre todo mucho más placentera. Mi respiración falla y casi puedo jurar que el vapor de nuestros labios juntos, en un movimiento perfectamente sincronizado es el causante de la temperatura que se siente. Acaricio su mandíbula casi raspándola con mis uñas, mientras las manos de Charlie ascienden hasta mi cuello, con una mano toma mi nuca y con la otra acaricia toda mi garganta. Se despega pero vuelve a unirse dándome el tiempo suficiente para tomar un respiro, sus dedos peinan mi fleco y lo despeina tantas veces que pierdo la cuenta, mis latidos son desbocados y mi mente... ¿Tengo mente en este preciso momento? Mi cuerpo tiembla y con los nervios a flor de piel me obligo a indagar un poco sobre Charlie, su camisa es de vestir y le agradezco que no se hubiese puesto su saco, me encantaba, pero esta vez no lo necesitaba.

Mis manos inspeccionan sus músculos, cada parte de sus torneados brazos y cada centímetro de su espalda, mi dedos lloran de gloria al por fin poder acariciar con tanto detalle cada piel resaltante por musculo.

Con los ojos cerrados casi puedo encontrar cada lunar de Charlie. Me sobresalto cuando sus manos me empujan más hacia él y yo me veo obligada a alargarme sobre su pecho, recargando mis manos en sus hombros.... Cuanta masculinidad podría sobre poseer Charlie...

-Te amo- repito con voz agitada

-Te amo- me dice con voz lenta en el oído. Me derrite al escuchar su ronca voz tan cerca y de una forma tan pausada... ¿Podría estar más enamorada? –Creo que ya es tarde- me dice uniendo nuestras frentes –No quiero que tu madre piense que te he secuestrado-

-No le molestaría... se alegraría de no tener que escucharme cada mañana cuando me levanto de mal humor- sonríe soltado una carcajada -¿Qué hora es?- pregunto en voz alta mientras busco mi celular en la bolsa del pantalón. Nunca había creído que sacarlo sería difícil, pero en esta posición... mis movimientos estaban algo limitados. Eran las 10:30 y el día de mañana teníamos que asistir a la escuela –Mejor vámonos- digo sonriendo y recuperando mi postura debajo del coche. Me sacudo los zapatos cuando me siento en el automóvil y cierro la puerta mientras escucho como Charlie hace lo mismo.

En cuanto tomamos de nueva cuenta la calle le busco la mano... no es necesario, la suya me espera pacientemente.

....

-Mónica- susurro mientras la observo dormir encima de mi cama. Ya eran las 4 de la tarde, mis horas de clase habían terminado y hasta me había ido a comer algo para luego ducharme ¡¿Por qué rayos estaba dormida sobre mi cama tan tarde?!–Mónica- repito moviéndole el hombro.

La última carta de CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora