capitulo 58:

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El agua de la regadera corriendo inquieta a mis oídos. Mi cabeza parece a punto de explotar y mis pies gritan por un merecido masaje. ¿Por qué mi madre tenía esta mala costumbre de bañarse tan temprano? Reniego mientras que contando hasta 3 me pongo de pie. Bostezo estirando mis brazos, había sido verdad que el día de ayer me lance sobre la cama aun enfundada en el vestido.

Salgo de la cama abriendo la puerta con la llave que se encontraba sobre el tocador, todo parece tranquilo... camino de puntillas cuidando hasta de mi respiración, no quería ser descubierta, mucho menos atacada con preguntas a tan temprana hora del día.

Toco con ambas manos la pared y me recargo sobre ella asomándome dentro de mi habitación donde yacía dormida Mónica, cubierta solo con una playera que si, efectivamente era mía... tendría que lavarla con cloro, quien sabe lo que podría haberle contaminado, pienso con una mueca de asco. Tuerzo los ojos cerrando la puerta con toda la paciencia del mundo, bajo las escaleras y preparo el desayuno suficiente para mi madre, Mónica y yo. No era que quisiera cocinarle a ella, simplemente era precaución... si mi madre veía que trataba bien a Mónica tarde que temprano terminaría creyendo que mi odio hacia ella no podía ser irracional.

Prendo la sartén y camino por la mantequilla hasta el refrigerador, sin importar si manchaba mi vestido.

...

-¿Has investigado algo?- pregunto repentinamente. Alison me observa durante unos segundos, pero luego vuelve su vista al móvil, así llevaba haciéndolo desde hace un rato

-Ayer salimos juntos todo el día ¿Lo olvidas?- asiento cerrando los ojos, era verdad, después de dejarme en el restaurante donde se suponía me encontraría con Charlie... se habían ido juntos

-Perdón- susurro mordiendo mi labio –Estoy algo desesperada- bajo la mirada y abro la mochila sacando mi pequeña libreta verde. Hacía mucho que no me tomaba el tiempo de escribir algo en ella y justo en este momento tampoco lo haría, solo necesitaba algo en que distraerme, tampoco podría estar todo el día ansiosa y preocupada.

Nos encontrábamos sentadas fuera de prefectura esperando a Sam quien ya había entrado hacia bastante tiempo.

Suspiro y reniego mentalmente recordando todo lo sucedido. Reviso mis apuntes viendo por enésima vez los tachones, borrones o garabatos que tenía escritos en cada página

-No puedo hacer nada por tu calificación- escucho a mis espaldas con un tono de fastidio. Son pasos que lentamente se acercan a nuestra compañía

-Profesor ¡Se lo suplico!...si mi madre ve estas calificaciones seguro me castiga toda la vida- ruega una chica con casi lágrimas en los ojos. Es bastante bajita, delgada y de cabello largo. Mi curiosidad quiere ganarla batalla, pero no la dejo, seria vergonzoso que me encontraran espiando su conversación... aunque bueno, se encontraran literal frente a nosotras

-Eso hubiera pensado al inicio del semestre- sentencia recargando el maletín sobre la barra gris de fuera, abre el cierre y coloca dentro un folder amarillo repleto de papeles que venía cargando desde hace un rato

-¡Puede pedirme cualquier cosa profesor!- lloriquea observando cada movimiento de Charlie, buscando desesperadamente una chispa de lastima. No puedo evitarlo, siento pena por la chica quien busca una oportunidad para salvarse el pellejo. Volteo dudosa ¿Por qué Alison había dejado de hablar? Claro... se encontraba inclusive más atenta que yo a la situación.

Frunzo el ceño observando el reflejo que se producía en las ventanas de la oficina, que justo me quedaba como cámara hacia Charlie... si, si, una acosadora con placa, pero declarada

La última carta de CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora