Betty Cooper, una Newyorkina de dieciseis años, se muda a el pueblo natal de su madre, junto con ella, y su hermana, Polly, convencida de que llevaría una vida aburrida y triste. Pero todo cambia cuando antes de irse, encuentra una caja con su nombr...
Me pareció extraño que Jughead quiera que me vaya, en especial tratándose de Wendy, pero al terminar el día, mientras lavaba los platos, pude sentir algo.
-¿Con quien hablas?
Él no me escuchó, solo miraba su celular.
-Forsythe, te estoy hablando.
-¿Qué?
-Nada.
Él suspiró y se paró detrás mío para besar mi mejilla rodeando mi torso con sus brazos.
-Lo siento.
-¿Hablabas con Wendy?
-¿Cómo sabes?
-Lo imaginé.
Dejó un beso en mi mejilla y volteé mi rostro para juntar nuestros labios.
-¿Quieres que termine de lavar los platos?
-¿Y que me vas a pedir a cambio?
-Que pongas a Tom a dormir.
Reí y me sequé las manos.
-No quiero dormir hoy -dije mientras el abría el agua-
-Acepto.
Sonreí y salí de la cocina, vi a Tommy a punto de dormirse en el sofá, hipnotizado por la televisión.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Tommy -dije acariciando su cabello- ¿Vamos a dormir?
El se talló un ojo y asintió estirándose hacia mi.
-Noni.
-Sí, mi amor, noni.
Lo llevé a la cama de Jughead, y me acosté con él.
-Descansa.
Él me abrazó y se acomodó cerca mío.
-Te amo -murmuré-
Cuando él se durmió, voltee y vi a Jughead parado en la puerta, con su teléfono en la mano.
-¿Vas a seguir hablando con Wendy mientras tenemos sexo o vas a despegarte un momento?
-Cálmate un montón -dijo acercándose para besar mi frente-
-Hoy en la mañana la odiabas y ahora parece que me vas a dejar por ella.
Él rió y me levantó de la cama, lanzando su celular en esta, caminó a mi cuarto con rapidéz y cerró la puerta.
Mientras besaba mi cuello, comenzando a dejar marcas en este, yo quitaba su camiseta.
-Hazlo rápido, por favor hazlo rápido.
Jughead sonrió y me besó, mordiendo mi labio inferior.
-¿Qué quieres que haga, linda?
Jadee y arañé su espalda al sentir su respiración en mi cuello de nuevo.
-Betty, puerta abierta -dijo mi mamá, tocando la puerta-
-Dios -suspiré- ya voy.
-No, ahora.
Jughead se levantó y se puso la camiseta blanca mientras yo abría la puerta.
-¿Contenta?
-Sí -dijo y se fué- a dormir, Elizabeth, es tarde.
Voltee a ver a Jughead y él rió mirándome.
-No te rías,no da gracia.
Él se metió a la cama quitándose de nuevo la prenda blanca. Me acosté a su lado y quitó mi remera amarilla.
-Sabes que me gusta sentirte cerca -dijo abrazándome- vas a tener que dormir.
-Odio todo.
Él asintió y besó mis labios.
-Voy a buscar mi teléfono.
Negué con la cabeza tomándolo del brazo y bufó.
-Quiero que estés conmigo, porfis.
Lo abracé y él suspiró.
-Te amo, Betts.
-Yo tambien te amo, Juggie.
Solo quería quedarme ahí hasta el fin de los tiempos, en ese momento tan tranquilo. Pero todo iba a cambiar.
