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Jughead y yo estabamos acostados en mi cama, yo estaba a punto de dormirme sintiendo sus dedos pasar por mi espalda, cuando la puerta se abrió.

-Tommy, mierda -dijo Jughead- sal de aquí.

-Betty -respondió el menor, tallándose un ojo- upa.

- Amorcito, ve a tu cuarto, yo iré en un segundo.

Él dio un pisotón enojado y se fue.

Suspiré parándome para vestirme, y Jughead suspiró.

-¿Qué?

- Nada.

- Dime.

- Es estúpido.

-Jughead.

- Se supone que seríamos solo tú y yo esta tarde.

- Lo sé. Pero Tommy me necesita.

- Sí.

- Oye, no seas así, es tu hermanito.

- Yo quería que te quedes conmigo.

- Ya. Volveré en un rato.

Caminé a la habitación de alado y tomé a Tommy, para bajar las escaleras.

-¿Quieres galletitas?

-¡Sí!

- Muy bien -reí-

Le di dos galletas y besé su frente.

Mientras él comía, lo dejé en el sofá, y le dí un peluche de jirafa, y dos autitos.

-¿Quieres jugar un rato?

-¡Sí!

-Muy bien, si necesitas algo, llama a Alice, yo tengo que cuidar a Juggie.

Él asintió con la cabeza y subí las escaleras.

-Volviste.

-Eres tan dramático. ¿Estamos seguros de que yo soy la novia?

Él rodó los ojos y me acosté a su lado.

-Te amo -susurró abrazándome-

Sonreí y acaricié su cabello.

-Yo también te amo.

-¿Te quitas algo de ropa por mí? Digo, ya que tanto me amas.

Reí y negué con la cabeza.

-No.

Él besó mis labios y me quitó el pantalón corto que llevaba.

-Bueno, basta, mi mamá puede entrar.

Jughead asintió, y me volteó para quedar de espaldas a él. Sentí su mano bajar por mi abdomen y meterse dentro de mi ropa interior.

-Juggie,esto no es buena idea.

-Shh.

Él puso dos dedos en mi clítoris y sentí como cada vez los movía más rápido, y más fuerte.

-Juggie -dije en un jadeo- no te detengas.

Estaba a punto de terminar, cuando él se detuvo.

-No me hagas eso, duele.

Él rió y me sentó sobre él. Junte sus labios con los míos en un hambriento beso, y como pude, me quite las bragas negras, para lanzarlas junto a la cama.

Me acomodé sobre él y cuando estaba a punto de hacerlo, él me detuvo y maldije.

-No tengo protección.

-Pontelo, y hazlo rápido.

-Princesa, no tengo.

-Voy a suicidarme.

Él rió negando con la cabeza.

-¿Podemos hacerlo igual? -dije besando su cuello-

-No -dijo acariciando mi espalda- pero no te detengas.

Reí y él suspiró.

- Solo una vez. Acaba afuera, y ya.

- Sabes que no funciona así.

-¿Qué es lo peor que podría pasar por hacerlo una vez?

- Que en nueve meses haya dos cajas de pañales en vez de una en mi cuarto.

- Juggie -bufé- no pasará.

- No lo sabes.

- No seas gallina.

- No usaras esa carta conmigo, no funciona. Prefiero ser gallina que padre.

-Juggie -bufé-

Él suspiró y se paró para ponerse ropa y salir de la habitación.

Volvió segundos después, con una caja en la mano, cerró la puerta y caminó a la cama.

-Sería tu regalo cuando cumplamos dos meses pero ya que estas tan desesperada. Cierra los ojos.

Hice lo que me dijo, y sentí con rápidez, como introdujo el vibrador dentro mío, estaba por soltar un gemido y él cubrió mi boca.

-Shhh,si haces ruido, esto no durará mucho. Y lo estoy disfrutando bastante -dijo quitando mi camiseta-

Cuando apagó el vibrador, solté un largo suspiro.

-¿Suficiente?

-Sí, pero quiero más.

Él rió.

-Bien.

💿La melodía de tus ojos💿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora