14 de febrero
Nunca me hubiese imaginado ir en metro con Dan, el mismo Dan que tenía dos coches de alta gama en el gran garaje de su casa de campo. Quiero decir que estoy muy ofendida porque solo me haya dejado pagar el billete de metro, me siento una mantenida.
En el corto trayecto envío un mensaje diciendo que llegaré tarde a casa, Carolina se cree la excusa. Nunca le he dado motivos para desconfiar de mí, hasta ahora. De cierta manera me siento como si estuviese traicionando a la mujer que me ha criado y que me quiere más que a nada.
Al llegar a Plaza Universidad estira de mi manga guiándome por la salida adecuada. Al salir a la calle noto el aire frío, ahora si se nota que es febrero. Paso las manos por mis brazos buscando calor, esto de llevar mini falda no ha sido una buena idea.
Dan no se da cuenta de mi gesto, y sigue guiándome a su casa ilusionado. Llegamos a la entrada de un edificio normal, la ubicación es perfecta, realmente cerca de la universidad y del centro. Saca una llave de su bolsillo trasero, me invita a entrar al edificio haciendo un gesto ridículamente caballeroso. El ascensor es pequeño, ambos estamos muy cerca, pero él solo sonríe de ese modo que desprende seguridad, como si supiese exactamente lo que está haciendo con la situación.
—Hemos llegado —indica en la tercera planta.
Salimos del ascensor, segundos después entramos por una robusta puerta de madera que cerraba su piso del exterior.
—No hagas ruido —pide en susurro—. Mi compañero de piso debe estar estudiando.
Asiento, enredando mi mano con la suya, dejándome llevar por el pasillo hasta una puerta blanca, la abre y me mete dentro.
Mis manos empiezan a sudar con anticipación, no sé lo que va a pasar esta noche, intento que mi mente de lectora no piense lo peor de esta situación, pero es tan complicado.
—Ahora traeré algo para cenar —dice sentándome en la cama, se inclina un poco y besa mi mejilla—. Espérame aquí.
Veo su cuerpo desaparecer por la puerta para ir a lo que supongo que es la cocina. Me quito la chaqueta sintiendo un poco de calor. La diferencia de temperatura entre el interior y el exterior es importante, si no me deshacía de esa prenda, iba a empezar a transpirar.
Diez minutos después, Dan entra con dos platos y un poco de cerveza en la mano. Alcohol. La última vez que nos enrollamos iba borracha. Paso las manos por mi falda para secarlas, cuando me pongo nerviosa se me nota.
Me tiende una de las latas, un suspiro de alivio se me escapa al ver que es sin alcohol. Es muy considerado por su parte, sabe que mañana tengo instituto y no puedo emborracharme.
La cena no es nada del otro mundo, un poco de pasta con salsa de tómate, aún que debo reconocer que jamás se había pasado por mi cabeza la posibilidad de que él cocinase y menos para mi. Estoy francamente orgullosa de que haya logrado cambiar su vida de niño rico y le haya demostrado a su padre que puede meterse su dinero por el culo.
No tardo mucho en acabarme mi cena, soy una tragona y todos lo saben. Él sonríe antes de coger el plato de mi regazo y ponerlo en su escritorio, apartado de nosotros.
—¿Estás llena?—pregunta tomando asiento más cerca mío.
Asiento poco a poco, bajo su atenta mirada de color verde. Su rostro baja un poco, no demasiado, la verdad es que tampoco es tan alto, con unos tacones altos yo sería igual que él.
Creo que mi mente se ha desviado un poquito del tema principal y de la situación.
Levanto la mirada, Dan me observa a pocos centímetros de distancia con esos pequeños ojos verdes.
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Mr. Tabú y otras drogas [MTOD]
Teen FictionCirce Mon es una joven de Barcelona en su último año de instituto que un día conoce a Ajax Lucas, el chico malo por excelencia. Atractivo, punk, con piercing, tatuajes y permanente expresión seria. El supuesto chico malo la sorprende con su personal...