Capítulo 17.

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17 de marzo

Carolina acaba de salir de casa porque va a cenar con una amiga antes de ir al trabajo, así que me meto en su cuarto a buscar entre la ropa para ver si encuentro algo decente que ponerme. Toda mi ropa tiene grandes probabilidades de ser criticada por Ianthe, y le prometí que iría diferente. Aunque el armario de una enfermera no parece el más apropiado para buscar algo para una discoteca, confío que guarde algo de su época moza. Tampoco hacen tantos años que ella tenía mi edad, y lo vintage está de moda.

Tras un par de minutos buscando encuentro la caja que pone "ropa vieja". De ahí empiezan a salir chaquetas con hombreras, faldas de tablas, camisetas estampadas... ¡De todo! Tras buscar y buscar encuentro una falda de cuero negro con cremalleras plateadas a los lados. Me la pruebo y sorprendentemente no me queda pequeña. Además, es el largo perfecto para no estar preocupándome porque se me vea la ropa interior.

Me miro frente al espejo dando vueltas sobre mi misma. Es bonita, pero no es lo que acostumbro a llevar.

-¿Eso es mío?

Pego un salto asustada por el reflejo de Carolina en el espejo en el que me miro. Balbuceo vocales sin saber que decir. Me ha pillado con las manos en la masa. En su cuarto y con su falda combinada con la camiseta de Red Hot chili peppers.

-Sí -digo finalmente un tanto avergonzada.

-¿Por qué te has puesto mi ropa?-pregunta curiosa, acercándose a mi con la cabeza inclinada levemente.

-No sé que ponerme para la fiesta -confieso cabizbaja.

-¿Por qué no me lo dijiste?-pregunta confusa, sin saber que es lo que oculto-. Podríamos haber ido de compras las dos juntas.

Ahora llega la parte en el que hablo y ella me reprende.

-Sabes que no me gusta que te gastes dinero en mí.

-Circe -pone ambas manos en mis mejillas para que no tenga escapatoria y mire sus ojos marrón claro-. Si no me gasto lo que gano en mi niña, ¿en quién me lo voy a gastar?

No puede culparme por sentirme mal cada vez que se priva de ir de fin de semana con sus amigas o al spa porque tiene que comprarme libros, ropa o zapatos. Ella hace mucho por sacarme adelante sola y no me gusta abusar de ella.

-Vamos a buscar algo que quede bonito con esa falda -besa mi frente con extrema dulzura, digna de cualquier madre con su polluelo-. Ya verás.

Sonrío al pensar que nadie podría cuidarme mejor que ella.

***

-¿Tienes algo que contarme, nani? -cuestiono cruzada de brazos y con su ropa ya puesta.

No me puedo creer que ahora mismo lleve unas medias, una falda corta de cuero y un top, que imita a un corsé, en el mismo material que la falda. Realmente Ianthe va a estar orgullosa cuando me vea.

-Era la moda -se encoge de hombros sin dejar de mirarme con un brillo de orgullo en los ojos, como diciendo "esa es mi niña".

-¿Eras motera?-pregunto graciosa.

-No...-disimula un poco mientras me cepilla el pelo, que hemos alisado hasta que quede liso, con los dedos-. Digamos que me gustaban los chicos con moto.

Río internamente al imaginarme a Carolina adolescente y babeando por los malotes del instituto con un estilo muy Grease. Aunque mirando las pintas que llevo con su ropa, estoy segura de que era toda una rompecorazones y eso es muy irónico, porque yo llevando su sangre soy una empollona a la que no le gusta llamar la atención del sector masculino de la población. De hecho el único chico al que he llamado la atención lleva cuatro días sin hablarme. Me duele no conservar su amistad, pero sé que esto es por el bien de los dos y que de aquí unos meses me lo agradecerá.

Mr. Tabú y otras drogas [MTOD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora