Mr. Tabú y otras drogas [MTOD]

Capítulo 40.

Intercambiamos las tarjetas de acceso a las habitaciones. Con una sonrisa burlona me recuerda, amablemente, que usemos condón.

-A mi no me engañas -dice-. En mis tiempos mozos eran los hombres los que buscábamos sexo.

-¿Desde cuándo eres un hombre? -pregunto con guasa alejándome.

-Desde que tengo muchos más centímetros de pene que tú.

-Touché.

Miro la tarjeta, sonrío. Doy unos saltitos antes caminar acelerada al final del pasillo, en busca de mi cadenitas personal.

La primera imagen que me encuentro al entrar al cuarto es realmente interesante. Ajax con unos pantalones deportivos cortos.

Me acerco sigilosa y cuando lo tengo cerca lo rodeo con mis brazos para acariciar sus abdominales. Noto su sorpresa en sus músculos tensos.

-¿Te he asustado? -pregunto divertida.

Con mimo acaricio todo su torso y presiono mi mejilla en su columna.

Su risa suena increíble.

Se da media vuelta, me mira con ternura, esa clase de ternura que me hace tener un serio problema con mi ropa interior.

-¿Qué haces aquí?

Sus brazos rodean mi cintura y ese es mi momento de sonreír como una niña que ha hecho una travesura.

-Quiero otro besito de buenas noches -miento.

-Haré que me creo eso y te lo daré.

Me pongo de puntillas, anticipandome a sus acciones. Ríe divertido por mis ansias y agacha la cabeza hasta llegar a la mía. Sus labios me besan suavemente, abro la boca buscando más pero se separa y me mira triunfal.

-¡Ajax! -hago un puchero.

-Ya te he dado el beso de buenas noches. Ahora a tu cama, niña traviesa.

Frunzo el ceño.

Lo empujo sobre la cama. No creí hacer la fuerza suficiente para que cayese. Sonrío al verlo tumbado sobre el colchón con una cara de confusión que no se la aguanta ni él.

Doy saltitos hasta ponerme encima suyo.

-¿Qué haces?

-Ir a dormir.

-¿Ah si? -pregunta burlón.

Asiento y le doy un pequeño beso. Me siento mimosa.

-Me apetece dormir contigo.

-¿Qué pasa con Xavi?

-Me he encargado de él.

Paso mis manos abiertas por sus hombros y sonrío lo más inocente que puedo.

-Tú no quieres dormir -dice atrapando el piercing de su labio con los dientes.

Que sexi.

-No sé qué te hace pensar eso -beso su barbilla-. Una chica dulce y pura como yo no haría eso.

Me enrosco sobre su pecho como un koala y presiono mi mejilla en su pectoral.

-¿De verdad vamos a dormir?

-A eso he venido -digo perezosa.

-¿Estás de broma?

-No. Quiero dormir con mi osito.

Bufa.

Escondo una sonrisa perversa cuando sus grandes manos agarran mi trasero.

-Pues el osito creía que ibas a darle miel.