Capítulo 11.

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25 de febrero

-¡¿Me estás mirando el culo?!-exclamo en susurro.

Levanta la cabeza mirándome a los ojos en vez de a las nalgas. Debo reconocer que no se si sentirme ofendida o alagada. Esto es el karma. El jodido karma haciéndome una broma pesada por haber mirado el culo de Ajax esta mañana.

-Sí -mueve la cabeza de un modo afirmativo, con naturalidad, mi boca se abre sin dar crédito-. ¡No de ese modo! -ríe fuerte-. Tienes una pegatina en el culo.

Doy un brinco alarmada. Como puedo miro mis posaderas y veo una pegatina de Frozen. ¡¿Cómo demonios ha llegado eso ahí?!

Me giro al escuchar unas risas que provienen del área infantil. ¡Malditos mocosos!

Me quito la pegatina y refunfuñando la tiro a la papelera.

-Eres una pervertida -se mofa.

-¿Yo?

-Creías que te miraba el culo con deseo-se cruza de brazos con una sonrisa de chulo que parece impropia de él-. Como si no me hubiese fijado ya.

Abro los ojos incrédula. ¡Me ha mirado el culo! ¡Lo ha confesado!

Cuando su carcajada aumenta sé que habla de coña y solo me está tomando el pelo.

-Lo capto -digo sacándole la lengua

-Ya he confesado mis pecados -se limita a responder, haciendo camino a una de las mesas.

Por un segundo me cuesta reaccionar. No sé cómo tomarme lo que acaba de pasar. Estoy confusa, incluso algo sorprendida.

-¿Vienes? -pregunta mirándome con una diversión evidente en su rostro.

Salgo de mi trance, actuó con normalidad, o eso intento. Me altera que me sonría tanto en comparación con el resto. No puedo dejar de fijarme en el movimiento de su piercing cada vez que dice algo. No soy capaz concentrarme. Es imposible.

Mirando a sus ojos le explico mi idea del trabajo, como tenía pensado estructurarlo, la idea y todo. Al vomitar ese rollo enterito me mira con los ojos entrecerrados.

-¿Quidditch? -pregunta cauteloso, estoy casi segura de que no sé esperaba eso de mí.

-Síiiiiii -digo emocionada.

-No he visto ninguna película de Harry Potter -se encoge de hombros.

Lo pellizco por una ofensa de esa magnitud al mundo de la magia.

-Tienes que verlas -frunzo el ceño, es mi modo de verme intimidante-. Te lo ordeno.

-Que malota -dice con sarcasmo.

Me cruzo de brazos para verme sebera, y sin aumentar el tono de voz respondo:

-Puedo ser una chica muy mala.

Por la sonrisa que se le ha escapado, puedo asegurar que le ha buscado el sentido erótico a la frase. Todos los adolescentes son unos salidos, y él no es la excepción. ¡Pervertidos, todos!

-Eso díselo a tu novio y lo tendrás contentito -dice con ese humor raro que tiene.

Por un segundo me cuesta entender a quien se refiere, pero lo capto y aclaro:

-Dan no es mi novio.

Encarna una ceja.

-No somos nada -insisto, aunque no sé porque le estoy dando explicaciones.

Me mira un instante, analizando a profundidad con sus orbes azul marino. Con las manos enrolla las mangas de su camiseta hasta la altura del codo. Tiene tatuajes. Nunca se los había visto, siempre los lleva cubiertos al instituto. Tengo una gran curiosidad por los que sólo se ve el inicio y se pierden por el debajo de su camiseta. Estoy tentada à delinear con los dedos las alas que tiene grabadas en el brazo izquierdo.

Mr. Tabú y otras drogas [MTOD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora