Capítulo 13.

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25 de febrero

Bajo de la moto. Estamos en Sarriá, la zona alta de la ciudad, un lugar que no suelo visitar con frecuencia. Ajax me invita a seguirlo hacia el portal de un edificio en el que hay una gran puerta con fragmentos de una madera oscuro. Parece un edificio muy moderno, de nueva construcción. La entrada es acristalada y veo que por dentro hay muchos espejos.

Ajax saca unas llaves de su pantalón y abre la puerta. Me sorprende que tenga las llaves.

-¿Vives aquí? -pregunto como si no fuese la gran cosa, pero este edificio es una pasada.

-No -responde neutro.

Por el camino he estado imaginándome cómo será Mireia. A mi mente ha venido instantáneamente la imagen de una gótica o emo, desarreglada, con algún tatuaje y maquillaje muy oscuro. Y fea. Sí, seguro que es muy fea.

En el ascensor los dos quedamos muy pegados. No es pequeño, de hecho cabrían varias personas más, pero él brazo de Ajax toca el mío. Yo no me he movido, es él el que está así de cerca. Por primera vez en un largo rato veo cambiar su expresión seria por una divertida, hasta un tanto pícara.

-Es muy indecente por tu parte montarle una encerrona cómo esta, en un ascensor, a un pobre chico cómo yo -pone cara de angelito, de no haber roto un plato en su vida.

Me muerdo el labio coqueta en un intento de seguirle el juego. Giro el cuello para poder mirarlo a la cara, la diversión reflejada en sus ojos es evidente. Pongo mi voz más femenina para decir:

-¿Tú crees?

Ríe por lo bajo. Su cuerpo se inclina hacia mí. Por mi nariz vuelve a entrar el olor especiado que desprende.

-Lo creo -susurra rozando mi lóbulo con su el aro de su labio.

Cierro los ojos inmediatamente. Está demasiado cerca. Parece no conocer la idea de espacio personal, y mucho menos que le importe que está proximidad me incomode.

No se aparta de mi oído. Siento su respiración, tranquila y serena. Mi piel se pone de gallina por este casi roce. No sé si aguantaré mucho de pie.

Sin previo aviso se abre la puerta del ascensor y sale como si nada hubiese pasado, como si la tensión nunca hubiese existido, y vuelve el Ajax rudo. No me gusta esa faceta, prefiero su lado guasón.

-Espera allí -pide señalándolas escaleras.

Como una niña pequeña hago casi y me siento en un escalón, con las rodillas juntas y los pies separados.

Se revuelve el pelo y vuelve a sacar las llaves de su bolsillo. Antes de que pueda abrir la puerta esta se abre dejando ver a una chica con los brazos cruzados. Es bastante guapa. Su pelo es moreno y llega hasta la cintura, liso y brillante. Tiene facciones finas y delicadas. Ajax y ella no pegan. Ella parece sacada de la portada de un libro romántico y él de una ferretería.

-Ten, dáselo tú -dice en catalán y le entrega una caja.

-No-gruñe él, molesto-. Te lo di por algo, Mireia.

Por el tono en que se hablan, no parece que haya tensión sexual entre ellos. Solo discuten bajito sobre algo que desconozco.

-Me importa una mierda lo que me dijiste -responde ella con un tono de exasperación evidente-. Vas a entrar y se lo darás tú.

-No puedo, me están esperando -su tono de voz es frío, como el acero.

Ella se tensa. Parece que no le ha gustado el comentario del macarra. Está molesta con quién quiera que haya quedado, en este caso yo.

Mr. Tabú y otras drogas [MTOD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora