º·11 de abril del 2022·º
Daven McClaire Alonso
Abro los ojos y me doy la vuelta quedando de lado hacia la izquierda.
Mirando a la persona que está acostada a mi lado. Sonrío cuando al notar mi mirada, se estiraza, bosteza, me mira, sonrío y me besa.
—Buenos días naranjita.
— Buenos días, sexy, ¿te quedaste al final?
— ¿No es obvio, nena? — sonrío y me tiro encima de él y nos besamos.
Baja sus manos por mi espalda y las deja quietas cuando ya me ha manoseado el culo un rato. Presionando su erección en mi zona, causándonos algún gemido.
Su mirada amenaza a mi sueño que queda con hacerlo desaparecer, con la intensidad que tienen sus ojos al mirarnos.
—¿Tienes hambre? —todo en él arrasa una intensidad que me altera y supongo que me lo pregunta para decidirse.
—¿De ti? Siempre — él niega y se inclina un poco para besarme, acabando el beso en una mordida en el labio inferior.
—De desayunar era, pero la repuesta me ha encantado, principessa — sonrío y soy yo esta vez, quién toma la iniciativa de besarnos.
—No, de desayunar no tengo ganas, ¿Por qué?
No me dice nada en palabras, pero se inclina hacia mí y me hace dar media vuelta y quedar acostada con la espalda tocando el colchón y se coloca encima de mí, en una posición para no aplastarme y me besa con una ansia que me enloquece, notándose las ganas que siempre nos tenemos y que en cualquier momento estallan.
—Desvístete.
Lo miro y sonrío mordiéndome el labio inferior en ese camino, sonriendo a lo grande y posicionando un dedo en mis labios presionando mis dientes en esa uña y mirándole con mi cara más pillina y le digo medio susurrado.
—Desvísteme.
Él me mira hambriento de más, empieza, acariciando mi cuerpo delicadamente de cintura a cuello por dentro la camiseta de pijama, llevando a mis sensaciones a volar de nuevo.
Luego baja las manos unos centímetros y me presiona los pechos y sigue bajando hasta quitarme la camiseta.
Luego la tira a uno de nuestros lados y cae en una silla, me río y él sonríe mirándome, estoy tan enamorada de él que ya, aunque quisiera no hay vuelta atrás.
Luego para los pantalones, hace lo mismo, primero pasa sus manos, delineando mi figura, pasando la mano por encima de mi zona, llenándola de mil sensaciones y una vibración que me encoge.
Cuando vuelve a poner sus manos en la cuerda de los pantalones, lo miro a los ojos pidiéndole que los quite ya, que lo necesito ya en acción y sin palabras me entiende y lo hace en una velocidad que casi rompemos los pantalones.
Luego, él me mira y entiendo lo que quiere. Se acuesta a mi lado, que, aunque me deja confusa le pillo las ideas.
Me subo encima de él, posicionándome en su zona, notando mejor que antes, su dura erección contra mí y me relamo los labios.
Coloco mis manos en su pecho y me recreo ahí, manoseándole... Jadeamos un poco y no aguanto más, le quito la camiseta y la mando a paseo. Veo que ha dormido en calzoncillos y sonrío maliciosamente.
Me bajo un poco de donde estaba, y bajo un poco la goma del bóxer y paseo una mano por ahí.
—Nena, me matarás...
Lo miro, sonrío y los bajo del todo hasta dejarlos en sus tobillos, y me inclino hacia su erección y le paso dos dedos antes de agacharme más y lamer la punta, y luego entera.
Él jadea con el aire entrecortado y pide con su estar. Que ya.
Luego, me levanto un poco y me siento en él. Le cojo sus manos y las pongo en mis tetas y empieza a masajearlas y me excita.
Luego intercambiamos posiciones y me penetra con una estocada que nos ahoga.
Luego de unos cinco minutos ambos terminamos y quedo tumbada encima suya. Cansada al empezar el día.
—Vaya con la naranjita, mi loca se ha levantado animada hoy.
Sonrío y nos besamos, para vestirnos de nuevo y bajar a desayunar.
Casi es hora de comer, así que acabamos declinando el desayuno por la comida en una hora y ayudamos a mis primos a hacer las migas que tanto les gusta cuando mi madre las hace.
Me siento algo incómoda y recuerdo lo pasado y sonrío con malicia, mi lado atrevido dando señales.
Cuando las migas se acaban de hacer, dicen de esperar un poco para comer, ya que son justo las dos.
Suelen comer a las dos y media. Miro el jacuzzi y me tienta, ya que hoy el tiempo está bastante bueno.
—¿Vamos? — los demás asienten y subimos a cambiarnos.
Greg dice que él no sé ha traído nada para bañarse y su hermana le grita desde su habitación que mire en un armario de otra habitación que debe tener uno de emergencias.
Cuando ya todos estamos arreglados, cogemos toallas del spa y vamos al jacuzzi antes de comer.
Al entrar recuerdo cuando aún no éramos nada y estuvimos a solas, él y yo aquí, como nos tentamos.
Nos miramos y sonreímos al darnos cuenta de que los dos pensábamos en esa vez.
Se acerca a mí buceando y cuando llega a mí, me pasa una mano por mi intimidad y tengo que hacer fuerza con los pies para mantenerme y que mis primos no noten nada.
Miramos a mis primos y cada uno está a su rollo, así que al volver a mirarnos, nos besamos intensamente.
—¿Comemos? —los miramos y asentimos.
—Vente a mi casa dos días — me susurra y yo me lo miro, mordiéndome el labio inferior.
Luego preparamos mesa y comemos, y yo disfruto cada segundo, pero voy pensando en la propuesta de Sasher.
Luego de comer, me tumbo en el sofá, haciéndolo más pequeño para los demás, cuando abro los ojos luego de cerrarlos, veo a Sasher mirándome sonriéndose.
—¿Qué? — sonrío y luego me entra la risa nerviosa.
—¿Te vendrás a casa dos días?
—No dejarás el tema, ¿No?
Él, rodea el sofá y se sienta donde le dejan mis pies, aunque me siento y quedamos de lado.
—Es que... Tengo ganas de pasar otros dos días a solas antes de que te vayas, quiero tener a mi novia dos días más sin nadie más, salir, aunque ya nos conozcamos las calles y verte sonreír, aunque te salgan muecas cuando te acuerdas de ella, porque aunque creas que no, eres tan transparente, que lo puedo ver, y sé que no quieres irte, pero no queda más remedio. Vente, por favor.
Lo miro y se le iluminan los ojos, y me levanto, sentándome en sus piernas y rodeándole el cuello con mis manos, abrazándole como puedo y con mi cabeza en uno de sus hombros.
Suspiro, y le susurro que iré, pero que evadamos un solo tema que no quiero sacar y que él me ayuda en todo. Y quiero disfrutar.
Levanto la cabeza y nos miramos, asiente y nos besamos.
De vuelta en Génova.
1170 palabras.
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Mrs Baker Alonso's ❣️ Mireia Campdelacreu Ortega ❣️✅
Novela JuvenilDaven es una recién graduada de la universidad que no se decide al próximo paso. En Italia, en una tarde de bares con su prima, se topa con Sasher. Con solo mirarse ya sienten una chispa recorrerlos. Tras algo, una aura empieza entre ellos y aventur...