{PUBLICADO EN PAPEL EN AMAZON}
Daven es una recién graduada de la universidad que no se decide al próximo paso. En Italia, en una tarde de bares con su prima, se topa con Sasher.
Con solo mirarse ya sienten una chispa recorrerlos.
Tras algo, una aur...
Aun siendo miércoles nosotros tardamos en dejar la cama, como ella no tenía rutina y además tenía que hacer más semanas de descanso por el tobillo y yo me vine por ella y porque sabía que nos necesitábamos.
Y aquí tampoco tenía mucho que hacer... son las diez cuarenta cuando conseguimos dejar su cama y salir de su habitación. Ella va al baño mientras que yo bajo a la cocina donde encuentro que sus padres se han ido a una cita que tenían en un lado, Athelaisse con cuidado.
En una nota bien colocada en medio de la cesta de frutas en la mesa, y decido sorprender a Daven con el desayuno ya hecho y empiezo a prepararlo. Cuando baja ya estoy colocando en la mesa las últimas cosas que faltaban.
— ¡QUÉ ES ESTO SASH!— dice acercándose a mí a pasos acelerados y plantándome un beso largo en los labios que hace que retrocedamos un par de veces hasta que toco la encimera.
— El desayuno Dav— ella me da un último beso antes de irse a sentar y empieza a desayunar sonriendo.
Voy hasta mi silla y le pregunto si le ha gustado la sorpresa del desayuno, ella acaba de tragar y luego asiente y habla acelerada sobre su emoción y lo que ha sentido.
Verla así de feliz en estos días difíciles en salud para ella y su madre, me hace sentir mucho mejor.
Luego de desayunar le digo que se siente en el sofá y aunque al principio me pone resistencia, acaba cediendo y yo me encargo de recoger la cocina.
Luego voy con ella y la sorprendo alzándola, cogiéndola en brazos y yendo a lavarnos los dientes al baño de afuera.
Cuando la bajo, ella me mira sonriente y me da un leve puñetazo en medio de mi pecho y nos echamos a reír antes de lavárnoslos.
Al acabar de eso, nos subimos arriba a cambiarnos por orden de ella, porque según ella, tenemos planes.
— ¿Te recuerdo las palabras el médico mi sensuals?— nos miramos y ella se decae y enseguida miro de que no vaya a más, pero es que no quiero que arriesgue más.
— Te dijo descanso estricto y eso incluye menos salir...
Ella se sienta en su cama y suspira. — Pero yo quería también que hiciéramos algo juntos antes de que vuelvas.
— Volvamos.
Ella me mira con la nariz fruncida y los ojos entrecerrados por no entender a qué me refiero.
— Cuando vuelva a Italia, lo haremos juntos.
Quedamos callados por unos segundos, y en esos segundos, sus padres llegan y nos piden que bajemos, al hacerlo ambos nos sorprendemos al ver el percal que con su llegada, se acababa de montar.
— ¿Y esto? — pregunta Daven supersorprendida.
— Empezamos a planear la mudanza.
— Pero...
— Hija, es hora y siempre puedes volver si algo llega a ir mal, y en fiestas o cuando necesites, la casa está dispuesta a acogerte de nuevo, igual que los papás.
Ella se abraza a sus padres y yo admiro la escena, encantado de tener la oportunidad de hacerla feliz.
Como, alguna vez bromeé de pequeños con Greg. Qué acordándome de él, tengo que hablarle, aún no ha llamado a su prima y creo que Daven no se lo merece.
No tiene por qué pagar esto.
Yeray aparta las tres maletas que han comprado para ella, que por cierto los colores me encantan, y luego nos sentamos en la mesa ovalada del comedor con revistas italianas y unos planners donde apuntar lo necesario que no se puede olvidar.
Quedamos en que volveremos un diecisiete de junio, y ella emocionada comenta que para ese día ya estará perfecta y yo le susurro que perfecta lo está siempre.
Ella se sonroja y me empuja levemente y entre los cuatro hacemos la comida. Donde tengo que asumir, lo disfruté y me lo pasé demasiado bien, en familia, una que echaba de menos hacía años.
Luego de comer unos tallarines a la carbonara, todos nos echamos una siesta y por la tarde hacemos maratón de películas en el salón.
Cerca de las ocho acaba la última peli que veremos hoy ella y yo y pedimos pizza a domicilio mientras que preparamos el lugar para una cena en el salón.
Risas no faltan y son las canciones del ambiente hasta que el timbre suena con el aviso que han llegado las pizzas. Cuando Athe entra en el comedor con las cuatro cajas de pizzas, se hace una aceleración en la sala.
De caja en caja solo sobran tres trozos de las dos últimas de lo llenos que acabamos.
Luego ellos a lo suyo y nosotros nos subimos, hablamos de la mudanza y los primeros planes allí y me pide por Greg, donde la puedo notar algo decaída y me anoto habla en serio con él.
— Llegó algo mal de ese viaje, pero verás como pronto se anima a hablarte.
— ¿Es que tengo algo que ver?— niego con la cabeza y la acuno en mi pecho y ella se aferra a mí, empezando a lagrimear y me empiezo a enfadar con mi amigo por hacerla sentir así a su prima.
— Durmamos preciosa.
Asiente y acostados, se vuelve a apretar en mi torso y nos quedamos abrazados fuerte y nos damos unos besos antes de que quedemos dormidos.
871 palabras.
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Hola de nuevo gente, estuvimos unos días de descanso de actualizaciones por varios temas, pero ya hemos vuelto.
Un capítulo algo más cortito, pero intenso que espero que os guste igual. Nos vemos algo más pronto esta vez.