"Peleas y ansiedad" Capítulo 88.

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Volví. 

Perdón por los posibles errores, el capítulo esta sin la correcta edición. 

Consejo útil, pásense por el capítulo anterior,  para entender el contexto de los acontecimientos ya que ha pasado demasiado tiempo desde que no público. 

Pablo.

Tienes que venir Pablo, va a ser la mejor fiesta del año, no te la puedes perder —insistió Tomás por el teléfono. Rodé los ojos al escuchar como seguía rogándome.

—Ya te dije que no puedo Tomás, tengo otras cosas que hacer.

¿Qué cosa es tan importante para no vengas a una fiesta con tus amigos? —inquirió. Traté de contestar, pero no pude. Tomás siguió quejándose sin parar y a mí la paciencia comenzó a acabarse—. Dice que no quiere ir, que tiene cosas que hacer. —Tomás volvió a hablar, pero esta vez no iba dirigido a mí, escuché un ajetreo y supe que era el momento de colgar, pero cuando intenté hacerlo alguien habló:

Como que no quieres ir. —Era Guido y se escuchaba de lo más indignado. Me froté el rostro con una mano.

—No es que no quiera, es que no puedo —suspiré.

¿Por qué no?

—Tengo cosas que hacer con Marizza.

Nos dejas por ir a follar —exclamó. Me golpeé la frente con una mano—. Pueden follar cualquier otro día.

—No es por eso, tiene que hacer algo importante y voy a acompañarla.

Follar habría estado de lujo, pero no era eso precisamente lo que teníamos que hacer.

Nos deja por ir a follar. —Guido me ignoró y supongo que se puso a hablar con Tomás. Otra vez escuché un ajetreo.

Porque no cogen otro día —Ahora estaba hablando Tomás—. O podrías hacerla corta, e ir luego a puesto a que a la loca le gusta la fiesta, yo voy con Pili.

¿Qué? ¿vas con Pilar? Pero si se suponía que era una salida de chicos —protestó Guido—. Son los dos unos pollerudos, no sé porque no me busco amigos más...

Corté y puse el teléfono en silencio, para que no siguieran molestándome.

Entré a mi casa y cerré la puerta de una patada, todo estaba en silencio, no me sorprendió, era viernes al mediodía, lo normal era que nadie estuviera en casa; mi papá trabajaba, mi mamá solía comer con amigas y mis hermanos estaban en el colegio donde yo debería haber estado, pero me había ido antes, tenía que buscar mi auto para poder llevar a Mar a la terapia. Aun me dolía la mano, pero no era nada que no pudiera soportar.

Subí las escaleras y me metí en el baño para darme una ducha y luego comería algo, la cita de Marizza era a las 4 así que tenía tiempo de sobra. Cuando estuve listo, me tiré en la cama, tuve la intención de escribirle un mensaje a Marizza, pero no lo hice. Ella había estado bastante agobiada los últimos días y no quise presionarla, tenía miedo de que se desmoronara, esto estaba siendo duro para ella, tanto que lo único que yo quería era meterla en una caja de cristal y apartarla de todo para no sufriese más, pero no podía hacer eso, la única forma de cuidarla era dándole herramientas para que ella misma se pusiera de pie y este era el primer paso.

Tomé mi guitarra, para pasar el tiempo, y me entretuve terminando una canción que llevaba días armando, pero aún no lograba que me gustara por completo, me entretuve un buen rato hasta que unos gritos me alertaron.

❤Señales❤ (Rebelde Way) HaciendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora