"Juego" Capítulo 32

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– Soltame idiota. Volvió a gritar Marizza que seguía en el hombro de Pablo, pero al parecer al tarado poco le importaba porque la había ignorado todo el camino.

Pablo había caminado con ella encima por casi todo el colegio, era impresionante la fuerza que tenía para soportarla por tanto tiempo a cuestas, aunque tal vez su baja estatura y su delgadez ayudaban a que pesara menos de una pluma.

Con sumo cuidado Pablo la fue bajando de su hombro, para ponerla en la mesa de pool del colegio, una sonrisa traviesa se le formo en los labios al ver la cara de Marizza, estaba casi tan roja como un tomate, probablemente se debía a la furia y las ganas inmensas que tenía de matarlo.

– Sos un tarado nene. Grito en cuanto su cuerpo se topó con la mesa de pool.

– Hey bájame el tonito y para con los insultos, fue solo una jodita. Respondió Pablo, intentando ponerse serio, pero ver a Marizza tan enojada lo mataba de risa.

Marizza se acomodó mejor en la mesa y paso una pierna por encima de la otra mientras se cruzaba de brazos. – Pues a mí no me gustan tu jodas Pablito.

Pablo volvió a reír y se acercó un poco más a ella. – Me gusta mucho cuando te enojas, sos igual que una niña mimada.

– Eso no es cierto. Se volvió a quejar Marizza, haciendo que Pablo riera aun con más ganas.

– Ayy por favor, mírate como estas, estás haciendo un berrinche igual que una nena pequeña.

Aquel comentario hizo reír a Marizza, Pablo tenía razón si parecía una niña pequeña, o tal vez era así como se sentía cada vez que lo tenía cerca.

– ¿Para qué me trajiste aquí? Pregunto intentando ponerse seria.

Pablo le dio una mirada, Marizza vestida así, sentada en la mesa de pool era el sueño de todo chico, permaneció un momento observándola, cada día le gustaba más, le gustaba su cabello, sus delicadas manos, sus hermosos ojos cafés, sus labios, sobre todo le gustaban sus labios, cada vez que la tenía cerca quería partirle la boca a besos, no entendía como esa chica, con esa personalidad terrible, había calado tan hondo en su corazón, no podía quitarle la mirada de encima era la primera vez que sentía algo así por una chica, podría haber estado perdido toda la vida viendo esa sonrisa, que lo hacía sonreír a él también.

Unas profundas ganas de confesarle todo lo que sentía, se apoderaron de sus entrañas, pero el miedo a que lo rechazara era más fuerte, Marizza era la chica más extraña que había conocido, era realmente impredecible, aunque en ese momento las cosas estaban muy bien con ella, lo más probable era que si le confesaba sus sentimientos, saliera corriendo como siempre lo hacía, tal vez lo mejor era guardarse todo lo que sentía para él mismo, al menos por un tiempo.

– Pablo te estoy hablando. Marizza chasqueó los dedos, robándole la atención.

– Perdón no te escuche. Se disculpó Pablo, intentando salir del embobamiento en el que estaba.

– ¿Por qué me trajiste hasta aquí? Volvió a preguntar Marizza.

Pablo se acercó un poco más a ella y tomo uno de sus mechones para poder ponerlo detrás de su oreja. – Por qué quería pedirte algo.

Marizza frunció el ceño por la forma en que Pablo se había acercado, probablemente lo que le iba a pedir no le iba a gustar nada. -– ¿Qué me queres pedir? Pregunto.

– Mañana es el primer juego de rugby de la temporada y me encantaría que vos estuvieras ahí.

Una pequeña sonrisa se le formo en los labios al escucharlo, le parecía extremadamente tierno, que Pablo la quisiera junto a él en aquel partido, lo más seguro era que se sintiera algo nervioso por su rol como capitán, pero era obvio que no iba a admitir nada en frente de ella.

❤Señales❤ (Rebelde Way) HaciendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora