Pasado.
– Marizza ¿Puedo pasar? Manuel entro con cautela a la habitación de su amiga, más bien de la que solía ser amiga.
Marizza había dejado claro que ya no eran amigos.
Sus ojos recorrieron el lugar, todo estaba ordenado excepto la cama donde estaba Marizza, aunque era más de medio día Marizza seguía tumbada ahí, según lo que le había oído decir a Martín, Marizza no había querido salir de su habitación hace más de un mes, desde lo que había ocurrido.
La entendía, perder al amor de tu vida de esa forma era algo fuerte, era el inimaginable todo el dolor que su amiga estaba sintiendo.
Aunque Marizza era una persona con una fortaleza envidiable, aquel acontecimiento la había hecho caer hasta el fondo y había destruido toda la fuerza dentro de ella.
Marizza se incorporó en la cama y lo miro unos segundos, sin decir nada.
Su corazón se estrechó al verla, aún seguía con una cicatriz en la ceja y varias secuelas producto del accidente, pero no fue eso lo que más le causo impacto, el estado de Marizza era deplorable, estaba ojerosa y delgada, jamás la había visto tan delgada, tenía el cabello más corto y su piel estaba pálida, sin nombrar sus ojos que solo evocaban pena.
– ¿Qué mierda haces vos acá? La voz fría y dura de Marizza resonó por la habitación.
– Yo solo quería saber cómo estas. Titubeo Manuel.
Una fea carcajada salió de la garganta de Marizza. – En serio me estas preguntando eso. Marizza bajo la mirada y se acomodó nuevamente en la cama. – Ándate, no quiero ver a nadie menos a vos. Le escupió.
Manuel suspiro tortuosamente, la vitalidad y la alegría que caracterizaba a Marizza se había esfumado, todo a su al redor era sombrío.
Era la representación de la depresión.
– Mar, sé que estas enfadada conmigo, pero te juro que yo no te traicioné. Manuel se acercó a la cama e intento acariciarla, pero Marizza lo alejo bruscamente.
– ¿Y si no fuiste vos quien mierda fue? Exclamó Marizza.
– No fui yo chaparrita, sabes que yo no haría eso, sabes cuánto te quiero, me conoces. Manuel intentó buscar alguna pizca de perdón en los ojos de Marizza, pero no encontró nada.
Solo se topó con odio, odió, frustración y desolación.
– No te pregunte eso Manuel. Bramó Marizza, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. – Si no fuiste vos ¿Quién fue? Grito.
– Fui yo. La voz de Mia resonó por toda la habitación.
Los dos giraron sus cabezas y se encontraron con la rubia en el umbral de la puerta.
– ¿Qué dijiste? Marizza se levantó de la cama y caminó a paso firme hasta Mia.
– Yo fui Mar, lo siento. Soltó a llorar Mia. – No fue Manuel, no tenés que odiarlo a él, es a mí a quien tenes que odiar.
Manuel la observó a ambas, pudo ver como el corazón de Marizza se rompía lentamente.
– No es cierto. Negó Marizza con la cabeza alejándose unos cuantos pasos. – Vos no lo sabías.
– Manuel me lo contó Mar, de lo único que es culpable es de haber confiado en mí. Murmuro Mia con la cabeza gacha.
– Sos una basura. Grito Marizza frenética, avanzó hasta Mia, pero fue detenida por Manuel.
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❤Señales❤ (Rebelde Way) Haciendo
Novela JuvenilYo estaba en un bucle lleno de sombras. Yo estaba muy feliz con mi vida perfecta. Hasta que llegó él a iluminarlo todo. Hasta que apareció ella a cambiarlo todo. Prohibida la copia parcial o completa de este contenido