☆Depredador☆ (MewGulf)

capítulo 64 final 1/2

3 Meses.

─Narra Mew

El tiempo pasa rápido y cálido cuando estás al lado de las personas que quieres. Las penas son más llevaderas y duelen menos.

Me costó entender a mi padre, el sacrificio que hizo al dar sus años de vida por my, lo he estado juzgando severamente pero ahora le agradezco, sin ése sacrificio, no fuera posible estar al lado de Gulf y mi hijo. También me e estado preguntando si la madre de Gulf me odia y ese es el motivo por el cuál la e estado evitando no puedo ni verla a los hojos ni hablar fluida mente cuando está en el mismo entorno que mí.

Dejé que mis pensamientos dibagararan por mi mente ignorando todo a mi alrededor.

─Mew querido, mi hijo te está buscando ─la consonante y conocida voz me hizo salír del trance profundo en el que estaba sumergido.

─Ahora voy ─le respondí sin mirarla.

─Querido, no hemos podido hablar tu y yo de lo sucedido con nuestro... con Ji-sun...ummm, no pienses que estoy enojada o resentida por eso o que te culpó, no hago nada de eso. Ji-sun hera mi padre de sangre, pero en algún punto se rompió el lazo de amor que alguna vez los unió y con lo último que le hizo a Gulf, ya no pudimos volver siquiera a mirarlos... además fue más padre tuyo que mío, así que no te sientas culpable porque yo no te culpó.

Dichas todas esas palabras Han Seol salió de la habitación. Me sentí aliviado con sus palabras como si el peso que cargaba en mis hombros se disipara, solté el aire que tan pesadamente mis pulmones estaban conteniendo, luego salí en busca de mi novio.

Salí en busca de Gulf, pregunté a algunos empleados si sabían de su paradero. Ellos me informaron que lo vieron en la cosina, aligere mi pasó velozmente y en un abrir y cerrar de ojos ya me encuentro cerca de Gulf.

Trate de entrar sigilosamente sin ser descubierto.

─¡Pa-pa! ─Exclamó mi bebé al verme.

─¡oh, amor al fin llegaste! Hace rato que te espero ─me reclamo Gulf─

─lo siento, estaba hablando con tú madre por éso me tarde ─expliqué, mientras tomó a Baeh en brazos, el cronómetro dio aviso, Gulf habrio el horno de la estufa.

¡mierda! ─exclamó─ ¿porque no me sale bien?

¿Qué estás haciendo? ─me acerqué para mirar, me reí un poco al ver lo quemado que quedaron unas pequeños galletas, Gulf me miró de forma muy sería.

¿De qué te ríes? ─preguntó enojado.

─¡Nada! ¡Nada!

Gulf agarró la bandeja y tiro las galletas o lo que quedaba de ellas a la basura, me dió un poco de pena al ver su cara de decepción.

─Baeh tiene sueño, damelo lo iré a dormir ─dijo claramente enojado.

Le doy al bebé, entonces el sale de la cosina. Una vez sólo me coloqué el delantal después preparé la masa para hacer las galletas que Gulf trató de preparar.

La noche calló sin acontecimientos previos, con una enorme tranquilidad. El tiempo se pasó rápido ni cuenta me di por estar decorando las galletas, una vez terminados puse unos bien arregladas en una cajita y los llevé a la habitación, los restaurantes los obsequie al personal.

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Hola amor ─dije en voz baja ya que nuestro hijo ya duerme.

─Hola ¿porque no entras? ─preguntó ya que me quedé recargado en el marco de la puerta.

Le mostré la cajita bien decorada, sonrío de inmediato al ver su contenido.

─¿Dónde los compraste?

─los hice yo mismo ─me encantó ver la sonrisa que puso y más cuando corrió y me besó.

¿Mi recompensa? ─le pregunté.

─Una parte de ella ─respondió.

Me jaló de la camisa haciéndome ingresar a la habitación. Llegamos a la cama y me hizo sentar al borde de está para después subirse a horcajadas sobre mí.

─No dormirás hoy ─le advertí─ te haré gemir con lucura toda la noche.

─Sii, hazme gemir, quiero sentirte lo más rápido posible dentro de mí.

Cómo si una corriente eléctrica me atravesará, esas palabras llegaron no sólo a mi mente, si no también a mí entré pierna que tan animado se quiere salír de mi pantalón.

─hecho cariño, te haré gemir toda la noche cómo gato en celo, lo disfrutarás tanto que hasta lloraras del placer.

Sin juegos previos lo despoje de sus prendas, me metí entré sus piernas introduciendo mi dura erección en su agujero que tan gustosamente me resivio.

─¡ah! ¡qué rico! ─Musite al sentir cómo me apretó en la primer sacudida─ estabas esperando esto ¿verdad?

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