Cita.

567 81 26
                                    

Dedicado a: Cyna_9

POV'S LILITH.

¿En qué carajo estaba pensado cuando acepté la idea de Regulus?

Me encontraba en las tres escobas con Liam Harford, un Ravenclaw que, a pesar de ser muy apuesto, era completamente aburrido.

-Y por eso creo que deberíamos dejar de usar sacos italianos –Terminó de explicar lo que sea que haya explicado porque no me tomé la molestia de ponerle atención –Tus zapatos ¿Son italianos?

-En realidad son franceses, son Chanel.

- ¿Sabías que la industria de la moda acabará con el mundo?

Okey, fue suficiente.

Me levanté y él se veía algo sorprendido.

-Lo siento, olvidé que mis hermanos y yo nos reuniríamos hoy, debo irme.

-Si gustas puedo acompañarte.

-No te molestes –Respondí con la mejor sonrisa que pude.

- ¿Entonces nos vemos el próximo fin de semana?

-No lo creo Liam, no eres tú, soy yo.

Dicho eso salí del establecimiento y sentí mis pulmones llenarse de aire fresco, me alejé de las tres escobas y caminé un rato por aquel pueblo, realmente las citas no eran lo mío.

Llegué a la tienda de dulces y a través del aparador las barras de chocolate Wonka eran expuestas, verlas me recordaron al profesor Lupin y decidí que era buena idea comprar algunas para él.

Entré al establecimiento y luego de tomar algunas barras me dirigí al mostrador y las pagué, al salir tomé el camino rumbo a Hogwarts y al pasar por la casa de té sin querer miré por una de las ventanas y mis ojos se posaron en cierta cabellera rubia.

Malfoy estaba sentado en una de las mesas con una taza de té en una mano y un libro en la otra.

De pronto, subió la mirada y nuestros ojos se cruzaron, él frunció el ceño y yo sacudí mi cabeza para luego volver a caminar.

A pesar de que la escuela ofrecía los carruajes para llegar más rápido, ese día tenía ganas de activarme y tomé el camino largo a través del bosque, en estas épocas me gustaba ya que se veía más verde y colorido de lo normal.

- ¿Ahora haces senderismo? –Aquella voz me tomó desprevenida y me giré rápidamente con la bolsa donde llevaba los chocolates y golpeé con ella al dueño de la voz - ¿Qué diablos te pasa Shelby? –Preguntó Malfoy mientras se sujetaba la nariz.

-Mierda, me asustaste, ¿Cómo se te ocurre acercarte así de la nada?

-Creo que ibas demasiado metida en tu mundo como para escucharme –Recompuso su postura y al hacerlo, me percaté del líquido rojizo que se deslizaba por su nariz.

-Lamento haberte golpeado –Me disculpé mientras le ofrecía un pañuelo.

- ¿Tu siendo amable? Eso es nuevo –Se burló a pesar de estar lastimado.

- ¿Lo vas a tomar o no? –Bufé.

Él lo tomó y se lo acercó al área afectada, luego comenzamos a caminar juntos.

- ¿No deberías estar en una cita?

- ¿Cómo sabes que...?

-Harford es una persona muy presumida.

-Y también aburrida.

- ¿Si te parece aburrido por qué saliste con él?

-No lo sé –Respondí mientras me encogía de hombros.

-Como sea, camina o se nos hará de noche.

- ¿Y qué hay de ti? Es extraño verte sin alguna chica a tu alrededor.

-Digo lo mismo, además de tus hermanos he notado que adquiriste cierta popularidad.

-Claro que no.

-Si te conocieran realmente se les pasaría el gusto, estoy seguro.

-Imbécil.

Escuché que rio por lo bajo y luego se acomodó a mi lado.

Caminamos en silencio hasta que llegamos al castillo.

-Cuidado –Se escuchó detrás de nosotros.

Al parecer un carruaje había perdido el control por lo que cuatro caballos se dirigían hacia nosotros, sin embargo, el brazo de Malfoy se aferró a mi cintura y tiró de ella haciendo que nuestros cuerpos se movieran rápidamente y así no ser atropellados.

Aquel acto además de salvarnos hizo que mi cuerpo quedara sobre el suyo y nuestros rostros suficientemente cerca como para respirar el mismo aire.

-Quita tus manos de mi hermana –Dijo Mattheo y ambos nos volteamos para verlo mejor.

Mattheo se inclinó y me ayudó a levantarme, mientras que aquel rubio solo se sacudió la ropa una vez estuvo de pie.

No dijimos nada más y cada uno tomó su camino.

Durante un buen rato tuve a Tom encima de mí ya que Mattheo le había contado lo ocurrido.

-Ya te dije que estoy bien -Resoplé luego de que terminará de revisarme -Tu mismo lo has visto, no tengo golpes ni rasguños.

-Ahora mismo iré a poner una queja, esto es mera negligencia.

- ¿Quieres relajarte un poco?

-No, pudiste haber muerto, ¿No es grave para ti?

-Odio decirlo, pero está vez estoy de acuerdo con Tom -Siguió Mattheo.

-Bien, hagan lo que quieran -Dije antes de dejarme caer sobre la cama que anteriormente era de Azael.

Escuché que ambos salieron no sin antes decirme que no me querían rondando por los pasillos.

Giré mi cabeza y el espacio que quedaba en la cama de Azael me hizo sentir vacía, en verdad lo extrañaba.

La Quinta Shelby: Secretos y MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora