Mano Negra.

344 49 9
                                    

POV'S LILITH.

Sus ojos cafés me veían con dolor, su boca estaba amordazada y tenía moretones por todas partes.

Traté de acercarme para desencadenar sus pies y así poder ayudarla, pero una extraña fuerza no me dejaba acercarme.

Vi como la tomaban y se la llevaban mientras que yo solo observaba sin poder hacer nada y con la impotencia de sentir que mis gritos no se escuchaban.

Me desperté abruptamente y sentí sudor de mi frente.

Otra pesadilla.

Mis manos estaban temblando y en automático puse mi mano en mi mesa de noche, sin embargo, fruncí el ceño al no sentir el frasco.

Quité mi edredón y me senté en el borde de mi cama, encendí la lámpara, abrí mi cajón y empecé a buscar mis pastillas, pero no había nada.

Me levanté y busqué en la mesita del otro lado pero ahí solo encontré el inhalador que mis hermanos me habían dado, pero eso ya no era suficiente para tranquilizarme.

No tardé mucho en hacer un desorden total abriendo cajones y moviendo muebles.

-Lilith, ¿Qué pasa? –Preguntó mi papá entrando.

-Las perdí –Respondí nerviosa.

-¿Qué perdiste?

-Mis pastillas y las necesito –Pasé mis manos por mi cabello de manera desesperada.

-Lilith...

-¿QUÉ?

-Me deshice de ellas.

-¿Qué hiciste qué?

-No eran buenas para ti.

-Hoy es noche buena y mañana navidad no habrá nada abierto

Sentí mi corazón acelerarse, conocía ese sentimiento, un ataqué de pánico.

En cuanto la respiración comenzó a fallarme, lloré desconsoladamente y sentía que todo me abrumaba.

Los gritos e indicaciones de mi padre eran simple ruido para mí y no podía con todo, así que mi cuerpo se desvaneció en defensa propia.

POV'S THOMAS.

Lilith había empeorado, sabía que ella no me estaba diciendo las cosas completas y me sentía impotente al no saber cómo ayudarla.

-¿Estás seguro de que quieres que vaya? –Me preguntó Tom una vez más antes de partir.

-Sí Tom, no debes de preocuparte.

-Pero Lilith...

-Estará bien, confía en mí.

-Bien, entonces me voy.

-Que tengas buen viaje –Lo abracé y él correspondió –Cuida de la señorita Brennan y de la señorita Diggory.

-Estaremos bien.

Los vi partir y luego volví adentro.

-¿Alguna novedad? –Le pregunté a Polly.

-Lilith sigue dormida y he pensado en algo que puede ayudar –Me extendió una cajetilla con unos cigarrillos particulares –Son medicinales, yo misma los hice, nada de hierba, solo flores.

-¿No decías que no querías que Lilith fumara?

-Estos no tienen la mierda que nosotros consumimos y tampoco la dejaran apestando a tabaco.

La Quinta Shelby: Secretos y MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora