La Muerte Del Monstruo.

319 54 21
                                    

El siguiente capitulo contiene escenas no aptas para todo público, el contenido y tema tocado puede ser fuerte para algunas lectoras, si sientes que es demasiado no te sientas obligada a seguir. 

POV'S LILITH.

La cabeza me dolía demasiado, mi oído sentía que se había agudizado y cualquier ruido me molestaba.

Papá entró haciendo más escándalo del debido y por inercia me tapé con mi cobija de pies a cabeza, pero sentí que algo me cayó en la cara y me lo quité con la mano.

No me quedó de otra que abrir los ojos y una vez que estuve más consiente de mi entorno, solté una arcada.

Miré mi cama y de inmediato sentí demasiado asco.

¿Qué mierda había pasado?

-Buenos días –Dijo Thomas con sarcasmo.

-¿Qué hora es? –Preguntando al ver que el sol no entraba por mi ventana.

-Las cuatro de la mañana.

-¿Qué?

-Agradece que te dejé dormir un rato.

-¿Por qué me despiertas a esta hora?

-Hoy habrá cacería.

-No es cierto, está programada para otro día.

-Yo la reprogramé, así que date prisa.

-¿Me dejaste dormir en mi vomito? –Cambié de tema y lo dije con tono de indignación.

-Es tuyo, tú lo tienes que limpiar.

-Entiendo que me equivoqué al tomar mientras estaba en servicio, pero esto es una exageración.

-Si quieres no lo limpies ahora, pero te aviso que Larissa ya no estará contigo.

-¿Qué?

-Quise darte una oportunidad Lilith, pero aún no me demuestras que eres fuerte, tener a Larissa te hace débil.

Quité mi sabana y aún descalza me acerqué a él.

-Quítame todo, menos a ella.

-Demasiado tarde, la he enviado de nuevo a Shelby Manor.

-¿A caso eres un inconsciente? ¿Y si le hacen daño?

-¿Cómo te atreves a hablarle así a tu jefe?

Solté un grito de desesperación porque a lo largo de mi entrenamiento comencé a confundir y desvanecer la línea entre mi padre y Thomas Shelby.

-¿QUÉ MIERDA ERES DE MÍ? –Pregunté desesperada.

-Lilith, mírate, estás cubierta de vómito, dime tú, ¿Qué eres?

-Una Shelby.

-¿Qué eres?

-Una Shelby.

-¿Qué eres?

-UNA SHELBY.

-¿QUÉ ERES?

-UNA SHELBY.

-¿QUÉ ERES?

-UNA MALDITA SHELBY –Grité con lo poco que me quedaba y luego me dejé caer, me abracé a mí misma ya con el llanto corriendo por mis mejillas, no solo por desesperación, sino también por la impotencia de que en ese momento Thomas Shelby no me consideraba nada suyo.

-Deja de lloriquear, báñate, cámbiate y vete a la cacería.

Fue lo último que dijo y salió de mi habitación.

La Quinta Shelby: Secretos y MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora