Solo.

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POV'S REGULUS.

Tres al norte, cinco al oeste y uno al sur.

Tracé la última línea en el mapa que había dibujado en la pared y luego formé un círculo en el área que me arrojaba la coordenada.

-Lo logré –Susurré y dejé caer la tiza.

Caminé hacía atrás y miré todos los trazos, dibujos, rayones, mapas regados por la habitación y las libretas con las anotaciones de mi tío.

Sin duda alguna, cualquiera que entrara pensaría que estaba loco.

Quizá era verdad...

Pasé semanas encerrado y estudiando cada centímetro de Inglaterra y escocia, pero por fin tenía la ubicación exacta del guardapelo, aquel que Voldemort tanto anhelaba.

Me sentía orgulloso de mi mismo, por fin lo había encontrado, pero ¿Ahora que seguía? ¿Qué debía hacer con esta información? ¿A quién tenía que dársela?

Tocaron la puerta de mi habitación y abrí sorprendiéndome al ver a Queenie.

-Thomas ha venido –Susurró –Deberías bajar.

-Gracias.

Ella asintió y se fue, por lo que yo tomé mi abrigo y me lo puse antes de salir ya que Nurmengard era un lugar demasiado frío.

Antes de entrar al salón me debatí un poco en lo que debía hacer, pero mis pensamientos fueron interrumpidos cuando escuché la plática que había adentro.

-Quieren a Lilith –Confesó Thomas –Pero ya me he encargado de mandar una advertencia.

-¿Qué tan grave se están tornando las cosas?

-Sirius y Remus me visitaron

-La historia se está repitiendo –Siguió Gellert –Pero esta vez no me quedaré de brazos cruzados, es momento de que Lilith sea resguardada como se debe.

-Ella no estará de acuerdo.

-¿Tu si lo estás?

-Inglaterra poco a poco se hace más chico –Escuché un gran suspiró –Y me gusta aprender de mis errores.

-¿Pero?

-Pero ella ahora está cegada por la juventud.

-Es porque no tienes control sobre ella.

-Yo jamás sofocaría a Lilith así como tú a May.

-Esperaba que ahora que tienes una hija, me comprendieras más.

-Una parte de mi quiere encerrarla en una caja de cristal, pero la otra sabe que ese sería un error demasiado grave.

-¿Quién es exactamente quien quiere a Lilith?

-Voldemort y Tatiana.

Al escuchar el nombre de "mi madre" sentí nauseas.

-Entonces fue oportuno que te llamara.

-¿De qué hablas?

-Digamos que encontré la solución para deshacernos de una vez por todas de la escoria rusa.

-¿Ah sí?

-Matrimonio.

-¿Matrimonio? Estás loco si piensas que casaré a mi hija con alguien que...

-No ella, Regulus.

Escuchar mi nombre me dejó helado.

-¿De qué hablas? –Preguntó Thomas.

-Hablé con Novikov recientemente.

-Creí que no eran "amigos".

-¿Me vas a escuchar o no?

-Bien, habla.

-Novikov tiene una sobrina, Ela, la chica en cuestión fue presentada a la sociedad hace unos meses.

-¿Cuántos años tiene?

-¿La chica?

-Sí.

-Dieseis.

-¿No es muy joven para casarse?

-No cuando es la única heredera, ella quedó huérfana hace tres años y la fortuna Kaminski le pertenece actualmente al gobierno Ruso.

-No estoy entendiendo.

-Los Kaminski dejaron su gran fortuna a su hija, se dice que fueron los americanos quienes cometieron el asesinato pero eso no nos interesa, el caso aquí es que el dinero está a nombre de Ela, pero el gobierno ruso se ha negado a siquiera soltar un solo rublo puesto que el dinero se le será entregado solo si es mayor de edad; sin embargo también existe una cláusula que dice que la herencia es su dote en caso de matrimonio, pero Novikov no es idiota y él jamás dejaría que su sobrina se casase con la persona incorrecta.

-¿Qué es lo que estás insinuando?

-Si Regulus contrae matrimonio con Ela, aseguraríamos una alianza de sangre con los rusos y tendríamos más poder que Tatiana.

-¿Y crees que Regulus aceptaría?

-¿Por qué no le preguntamos de una vez? –De pronto la puerta se abrió de golpe y mi mirada se encontró con la Thomas –Pasa de una vez y deja de estar de chismoso –Me reprendió Gellert y obedecí.

-Regulus, me alegra verte.

-Gracias.

-Sí, si el muchacho está sano, ahora si ¿Aceptarás o no el matrimonio? –Me preguntó Gellert en seco.

-Hay algo que debo confesar –Dije al ver que ambos esperaban con ansias una respuesta positiva de mi parte. Luego de tanto tiempo, les confesé sobre la investigación que había estado haciendo por meses y una vez que terminé me di cuenta de que ambos se debatían internamente –Solo pido que me dejen hacer esto y cuando regrese aceptaré el matrimonio.

-¿Estás seguro de querer arriesgarte así?

-Prefiero morir intentando hacer algo bien, que seguir siendo un cobarde.

-Yo creo que es una mala idea –Intervino Grindelwald –Es poco probable que regreses con vida y no puedo prometer a un muerto como marido.

-Es por eso que pido la oportunidad, si lo logro me casaré.

-Lo harás solo si dejas que alguien más te acompañe –Dijo Thomas.

Honestamente sentía que toda mi vida había dependido de otras personas y estaba harto de eso, sin embargo, tomaría cualquier oportunidad.

Ambos estuvieron de acuerdo y comenzamos a planear la expedición.

Una vez que la noche llegó me despedí de Thomas, prometiendo que nos veríamos en dos semanas.

Regresé a mi habitación y comencé a guardar varias cosas, luego con sigilo salí de aquella fortaleza y me encaminé al bosque.

Los había engañado.

Quizá el viaje era muy peligroso, pero no sentía correcto que alguien me acompañara.

Era algo que debía hacer solo.

La Quinta Shelby: Secretos y MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora