Efecto Lilith.

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POV'S DRACO.

Luego de haber regresado a Hogwarts comencé a sufrir algo que denominé "efecto Lilith" y en cuestión consistía en recordarla por cada maldito pasillo del castillo.

Por las mañanas la veía caminar con pereza al gran comedor.

Durante las clases, a veces la veía leyendo en los jardines, estudiando en la biblioteca o riendo por los pasillos.

Y ni hablar de cuando me tocaba ir a comer, ya que siempre miraba el lugar donde solía sentarse a lado de Regulus y sus hermanos.

Me sentía extraño al darme cuenta de que ya ninguno estaba ahí, ni siquiera Mattheo quién solía desaparecer días por sus prácticas.

-Draco –Mía se acercó a mí y yo di la media vuelta, pero eso no le impidió seguirme –Aunque te quieras esconder, yo siempre estaré detrás de ti –Se intentó colgar de mi brazo, pero me quité a tiempo –No entiendo porque ahora cambiaste conmigo, durante las vacaciones me tratabas diferente.

-Supéralo o aléjate –Respondí tajante.

-Hola chicos –Saludó la rubia a mis amigos una vez que nos los encontramos.

-Huroncito, esta noche abra una gran fiesta en Ravenclaw, ¿Nos acompañarás? –Canturreó Blaise.

-Creí haberte dicho que dejarás de llamarme así.

-Tranquilo, no te enojes, mejor dime ¿Vendrás?

-No, olvídenlo.

-Pero...

Me metí al baño de hombres y le cerré la puerta en la cara a Zabini.

Honestamente me sentía demasiado inquieto, la incertidumbre por ciertas cosas me tenía malhumorado todo el tiempo y lo único que pedía era que el maldito tiempo corriera más rápido.

-Blaise ya fue a lloriquear conmigo –Dijo Theo entrando y ofreciéndome un cigarrillo que gustoso tomé -¿Por qué viniste a meterte aquí?

-Porque estoy harto de Mackenzie y Zabini.

-No seas amargado –Me dio una palmada y me quité -Parece que de nuevo odias el contacto físico -Alcancé a escuchar su susurro.

-No me llames así, nadie puede hacerlo –Gruñí y mi amigo levantó sus manos en forma de inocencia.

-Bien, volviste a ser el viejo Draco, lo entiendo.

-¿De qué hablas?

-Sabes de qué hablo.

-Explícate.

-Bueno, el año pasado creí que habías cambiado, reías más, estabas relajado, incluso me atrevo a decir que tenías una vibra diferente, pero ahora volviste a ser el mismo amargado de siempre –Le di una mala mirada y rodó los ojos –Y no te gusta que te digan tus verdades, estoy seguro de que si Lilith te lo dijera no te molestarías.

-No digas estupideces, ella es la última a la que quiero a mi alrededor, era una maldita molestia e insoportable.

-¿Y por eso la salvamos?

-No te equivoques, no la salvamos, le arruinamos los planes a los rusos, por nosotros todos ellos se fueron.

-De acuerdo, pero no hace falta que te enojes.

-No pienses más en ella.

-¿Qué?

-Lo digo porque solo me vas a hacer enojar cada que la menciones.

-Está bien, prometo no pensar más en Lilith –No respondí y seguí fumando –Si no es porque te conozco y sé que a veces eres raro, me atrevería a decir que estás celoso.

La Quinta Shelby: Secretos y MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora