Noche De Dioses.

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POV'S LILITH.

Había sido una mañana algo tranquila, Blaise prácticamente nos había prohibido salir del hotel, así que, para no aburrirme, opté por recorrer un rato el lugar.

En uno de los salones encontré a aquel rubio que se veía más nervioso que antes, tomé asiento a su lado y se sobresaltó al verme.

-Carajo, no hagas eso –Me reprochó muy molesto.

-Lo siento, no era mi intención asustarte, ¿Qué estás haciendo?

-No es de tu incumbencia –Dijo y comenzó a recoger las cosas de la mesa.

Sin darse cuenta, uno de los libros se cayó y lo levanté, aproveché y leí el título.

-¿Ahora estudias geografía? –Pregunté curiosa.

Él ya algo irritado, me arrebató el libro de las manos y masculló –No es asunto tuyo.

Se levantó de la mesa y yo me quedé muy desconcertada, ¿Qué carajo le pasaba?

Una chica de servicio se acercó y me preguntó si quería ordenar algo, a lo que respondí que sí y aproveché para pedir algo ligero de comer.

Pasado un rato, alguien se sentó a mi lado y me quitó una de mis papitas fritas.

-Hey –Reclamé y me encontré a Mattheo.

-Tranquila, soy yo, tu favorito –Me dio un beso en la mejilla y aprovechó para robarme otra papita.

-Mañoso.

-No sé qué signifique, así que no le daré importancia.

-¿No encontraste a nadie más para molestar?

-¿Qué no puedo pasar tiempo de calidad contigo?

-Supongo que si –Me encogí de hombros y le di un sorbo a mi bebida.

-¿Qué tal la estás pasando?

-Bien, pero extraño, creo que es el viaje más lujoso de mi vida.

-Con el tiempo te acostumbras –Respondió y volvió a comer.

-¿Vienes seguido a Mónaco?

-Al menos una vez al año.

-¿Por?

-Las carreras.

-¿Carreras?

-Fórmula 1.

-Ah, ya veo.

-¿No te gustan?

-Bien sabes que no soy fanática de los autos.

-Tú te lo pierdes.

-Si claro.

-Chicos, hola –Llegó Bella y captó nuestra atención –Lamento interrumpir, pero Lilith, las estilistas ya llegaron a la habitación.

-¿Tan rápido?

-Bueno, te recuerdo que nuestros maquillajes y peinados tardaran un rato.

-Está bien –Me levanté y me giré hacía Mattheo –Tienes suerte, deberás acabarte mi orden.

-Puedo con el sacrificio –Sonrió y le tomó a mi malteada.

Salí de aquel salón junto a Bella y mientras caminábamos a nuestra habitación, a lo lejos pude ver de nuevo a Draco, estaba en uno de los bares y parecía que escribía algo.

Al llegar a nuestro cuarto, las estilistas nos pidieron rápidamente colocarnos unas batas y no niego que el trato que nos dieron fue increíble.

-¿Y qué Diosa serás, Astoria? –Preguntó Bella mientras nos hacían las uñas.

La Quinta Shelby: Secretos y MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora