Vivir En El Infierno.

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POV'S DAPHNE.

Las arcadas me tenían al borde de la taza del baño y todo lo que había consumido en la mañana ahora se encontraba fuera de mi sistema.

Me limpié la boca en cuanto las náuseas pasaron y tiré de la cadena.

Me levanté del suelo, caminé al lavamanos y me lavé los dientes ya que odiaba el sabor amargo del vómito.

Había pasado una semana desde que Charles y yo habíamos vuelto y para mí era como vivir en un completo infierno, desde el día uno se me dijo que no podría tener ningún contacto con mi familia y eso me estaba matando ya que me sentía realmente sola.

Extrañaba demasiado a mi hermana y desde que estaba en China, mi único pensamiento para sobrevivir era que cuando volviera podría apoyarme en ella o en mis amigos, pero en eso se quedó, en un simple pensamiento.

Mi esposo jamás estaba en la casa, se fue la primera noche y no sabía nada de él, sin embargo, tampoco era como que me importara.

Incluso si era cierto lo de aquella guerra en la que los Shelby estaban metidos, si Charles fuese asesinado quizá incluso yo sería libre de todo.

Pero las cosas, tampoco eran tan sencillas, porque mi mente lo odiaba y le deseaba la muerte, pero mi estúpido corazón combinado con las hormonas que me ponían sensible me hacía rezar cada noche para que Dios escuchara mis plegarías y un día Charles me amara de la misma forma en que yo lo hacía.

Lilith trató de visitarme un par de veces, pero la rechacé, algo en mí aún no estaba preparada para las miradas de lástima y las palabras de "aliento", además el embarazo no me había sentado nada bien y me sentía avergonzada de mi imagen, ya que en definitiva no era igual a la Daphne que en su momento fue la chica más hermosa de Hogwarts, pues la depresión me tenía sumamente descuidada y desaliñada, y las hormonas me habían provocado un aumento de peso sumamente rápido.

La casa que me habían dado no era precisamente mi estilo, aunque tampoco me importaba o interesaba cambiarla.

En cuanto a mi embarazo, oficialmente había cumplido un mes y lo primero que hacía al despertar todos los días, era mirarme en el espejo tratando de ver algún cambio en mi vientre, pero aún era pronto para eso, aunque no sabía si lo hacía por la emoción de la maternidad o el miedo al ver más cambios en mi cuerpo.

La concepción de mi bebé fue demasiado incómoda, el sexo nunca fue romántico y creo que tampoco hubo deseo de por medio, solo era acostarnos y esperar a que la biología hiciera de las suyas.

Por ello también me pasé muchas noches llorando y preguntándome si algún día Charles me vería de la misma manera en la que veía a Olivia.

Sin mencionar que la primera y única noche que las cosas parecían ir bien, él me llamó por el nombre de ella.

-Señora Shelby -Habló Mirna, la mujer que cuidaba de la casa, y hasta cierto punto de mí, sacándome de mis pensamientos -El señor Thomas Shelby llamó, vendrá para la hora del té.

-Dile que no estoy de humor para visitas.

-No lo entiende, él no pidió permiso, él avisó -Replicó seria y salió de mi habitación.

No me llevó mucho entender que Thomas Shelby en esa ciudad era quién gobernaba y todos éramos sus súbditos, por lo que no me quedó de otra y traté de arreglarme un poco para verme al menos decente.

Tal y como la ama de llaves me lo advirtió, Thomas fue puntual y pronto nos encontramos sentados en uno de los salones de mi casa esperando a que la sirvienta terminara de poner la mesa y en cuento lo hizo y se retiró, mi suegro habló.

-Charles está en nuestra casa de apuestas, se ha encerrado unos días, pero está bien -Fue lo primero que dijo mientras servía.

-Está bien.

-Daphne, cuando te casaste yo te hice una promesa y pienso cumplirla, estaré de tu lado.

-¿Lo dice en serio?

-Sí, además, serás la primera en darme un nieto y creo que eso te hace merecedora de ciertos privilegios.

-Yo solo quiero ver a mi familia.

-Lo harás, los verás, pero no ahora.

-¿Por qué no pueden saber que he vuelto?

-Porque si lo hacen, incluso ellos pueden salir afectados y lo que menos quiero es que haya más muertos en esta guerra.

-Entonces no veo cómo puede ayudarme, yo lo único que quiero es poder distraerme de toda la mierda que me agobia en este momento.

-¿Por qué no te unes a Lilith y Ada? Actualmente ellas trabajan en las negociaciones con los sindicatos.

-Para ser sincera, no soy alguien de oficina y el mundo empresarial jamás llamó mi atención, me considero más una artista, por algo estudié diseño de modas.

-Nuestros negocios textiles ahora mismo están en pausa.

-Vuelvo a lo mismo, no creo que pueda ayudarme.

-Lamento mucho que hayas terminado involucrada en esta situación.

-Yo igual -Susurré tratando de no llorar -Pero era mi deber.

-Si llegas a tener una idea de lo que quieres hacer no dudes en decirme o en usar esta chequera -La sacó de su abrigo y la dejó sobre la mesa -Está vinculada a una cuenta a tu nombre que se abrió en el momento en el que firmaste tu acta de matrimonio, por lo que eres libre de gastar ese dinero en lo que quieras -Terminó su taza de té y se levantó -Mirna estará a cargo de ti, será tu doncella y tienes que saber que su lealtad estará primero conmigo.

Sin más, partió y yo solo me quedé mirando a la nada.

Por la tarde, ordené que me preparan un baño y en cuanto me sumergí en la tina, las lágrimas salieron de mí, aunque eso ya era algo de todos los días, entre las hormonas y mi soledad, estaba segura de que terminaría seca.

POV'S EMILY.

Desde que Tom me besó mi mundo cambió por completo, desde ese día las cosas entre ambos comenzaron a ser demasiado intensas, ya que aquella noche yo me había entregado a él y sin duda alguna fue algo que solo hizo que mi amor por él fuera en aumento, pero no podía asegurar que por su parte fuera igual.

En cuanto terminó se levantó y salió de aquella habitación dejándome en claro no existía ninguna relación diferente a la que ya teníamos, pero que no sería la última vez que estaríamos juntos.

Algo en mí me decía que, si alguien se enteraba de la extraña relación que habíamos entablado, las cosas podían terminar mal, por lo que decidí callar, aunque tampoco tenía a muchas personas con la que pudiera hablar de eso.

Él había vuelto a la oficina y a pesar de que necesitaba del bastón para caminar, eso solo le había aumentado su imagen intimidante, por lo que todos lo respetaban aún más.

-¿Hay noticias de Charles? -Me preguntó antes de salir de la oficina principal y negué.

-Escuché que sigue en la casa de apuestas.

-Más le vale regresar pronto a trabajar, además de mi negocio también tengo que hacerme cargo de su puesto y eso solo me estresa.

-¿Quieres que te ayude con eso? -Propuse con voz coqueta y él me miró intenso.

Se acercó a mí y me tomó del mentón bruscamente.

-Concéntrate en trabajar, no podemos seguir posponiendo esos contratos -Masculló cerca de mi rostro y luego volvió a alejarse.

Contrario a darme miedo, la actitud demandante que él solía tener conmigo, extrañamente me hacía querer sacarlo de sus casillas y por ello constantemente lo hacía, ya que a palabras de él "me castigaría".

Pero aquella tarde yo también era consciente de que tenía mucho trabajo, así que no repliqué y me concentré en escribir.

Quizá ahora vivía en el mismísimo infierno, pero Tom y su manera de ser conmigo me hacían olvidarme de todo lo malo que nos rodeaba y del peligro al que todos los días estábamos expuestos.

La Quinta Shelby: Secretos y MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora