Capítulo 3: Tarzan, bienvenido a casa.

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-¡¡¡¡¡KIARAAAA!!!!!

Empecé a correr huyendo de Michelle porque sabia que si me alcanzaba me mataría, y era demasiado joven y linda para morir en los pasillos de este oscuro y viejo internado a manos de una compañera de cuarto desquiciada.

¿Quien diría que tendría tanta fuerza como para destruir sus cornetas con tan solo lanzar una almohada a su dirección? Aunque bien merecido se lo tenia, por despertarme con el ruido de la música fuerte cada mañana y no contenta con eso aguantar los quejidos y discusiones con Paula todos los días.

Me abría paso entre las chicas alrededor pero en un fallo y mal movimiento resbalé y caí de culo al suelo.

¿Que mierda?...

-Te atrapé desgraciada -Michelle me tomó del cuello de la camisa pero no por mucho porque al llegar a mí y al igual que yo resbaló y cayó golpeándose las nalgas contra el suelo.

-Mira que torpe -dije riéndome a carcajadas y sosteniendo mi barriga con las manos.

-¿Y tú qué? Si caíste primero.

-A mi defensa yo venía en una gran velocidad y por eso caí, ¿cuál es tu excusa? -dije en defensa intentando levantarme, pero Michelle me lo impidió y jalo de mi muñeca hacia abajo por pura maldad para volver a caer de culo.

-No te haré nada pero quiero el reembolso de mi cornetas Kiara -rodee los ojos y me liberé de su agarre.

-Vale, llamare a mi papa hoy mismo para que me envíe el dinero, no te preocupes, no lo hice con intención, perdón -me soltó mientras me reía por el como se habían dado las cosas y nos ayudamos a levantar la una a la otra.

Ya comenzaba a caminar al darme cuenta que el suelo estaba recién encerado y por ello estaba tan resbaladizo, no dí muchos pasos cuando volví a resbalar con la risa de Michelle de fondo, cerré mis ojos con fuerza esperando el golpe de la caída pero por suerte ese dolor nunca llegó, lo que si llegó y sentí fue la presión de unas manos en mi cadera deteniendo la fatal caída, dichas manos me ayudaron a incorporarme.

Me di la vuelta para darle las gracias a Michelle por atajarme a tiempo, pero mi sorpresa fue mayor cuando me dí de frente con un pecho plano y duro y un uniforme con una insignia claramente diferente a la nuestra.

Alcé la mirada ya que el susodicho era claramente mas alto que yo hasta dar con su rostro, al verlo rápidamente mi estómago se revolvió y aún no había desayunado, la molestia se hizo presente y me aparte rápidamente obligando a sus manos a soltarme.

un pensamiento se me vino a la mente y me pregunté ¿Como carajos un ser tan despreciable podía ser tan lindo físicamente? Esos ojos marrones, básicos pero grandes y brillosos, su piel que parecía ser suave al tacto y su tez blanca que aunque se notaba que no tomaba nada de sol seguía siendo tan atractiva, sus labios rosaditos, un poco finos pero húmedos e igualmente tentadores, generaba esa sensación de clavar los dientes en el, su nariz perfilada ¿acaso tallado por los dioses?, su mandíbula cuadrada y marcada tanto como las venas marcadas en sus brazos y manos y su cabello castaño alborotado, jodidamente perfecto, tan perfecto como diabólico y repulsivo a la vez.

-Puedo sola -dije al momento de separarme y pasar mis manos por la ropa como si quisiera limpiarme de su asqueroso agarre.

-No lo dudo, sin embargo tomare eso como un "gracias" -rodee los ojos.

Maldito seas Santiago, maldito seas...

-Santi ¿No deberías estar en clase? -preguntó Michelle abrazándolo por la espalda.

A diferencia de la relación que yo tenía con dicho individuo, Michelle y él eran muy unidos, sobre todo por la relación que tiene Michelle con su mejor amigo, son un grupo muy unido y de ya varios años, ¿Cómo Michelle siendo tan agradable y buena persona podía ser amiga de gente tan desagradable como Santiago y Cassandra? Es una pregunta que capaz jamás tendrán respuesta, solo pasa.

Internado de Perras (P#1) (EN CORRECCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora