Internado de Perras (P#1) (EN CORRECCIÓN)

(Borrador) Samantha Morley.

Samantha.

Toda mi vida crecí siendo opacada, siendo excluida, siendo burlada, cuando siempre pude ser más y mejor que cualquiera.

A la edad de 4 años, mi padre nos abandonó, a mi madre y a mi, dejándonos en la ruina, sin embargo a mí madre parecía no importarle mucho, ya que cayó en decadencia mucho antes.

Empezó a consumir drogas y beber en exceso a los 19 años, cuando tan solo tenia 1 año de edad, y todo por la muerte de su hermano, murió bajo las manos de mi propio padre, y mi madre lo descubrió un año después de haberse casado con el.

Mi madre empezó a despreciarlo, a odiarlo, sin embargo el era más fuerte y poderoso, mi madre había intentado huir en diferentes ocasiones, sin mi, ya que sentía que era una carga para ella, sin embargo mi padre siempre lograba conseguirla porque tenía contactos en todos lados, el era el alcalde del pueblo, corrupto como todos ellos, manejaba una gran suma de dinero y pareció que ocuparse de mi madre y de mi, le generaba muchos gastos, por lo que nos abandonó.

Hoy día, a veces lo veo, pero lo repudio tanto, que no puedo mantenerle la mirada por mucho.

Tras la separación mi madre empezó a gastarse el dinero que mi padre dejó como indemnización, más que nada para mis gastos, en bebidas y drogas, hasta acabar con el, y cuando no pudo mantenerme me dejó en adopción.

Lo único que tengo de ella es una foto junto a mi padre, los dos me abandonaron, me dejaron sola, no les importe en ningún momento.

A los 12 quise saber de ellos, por alguna razón tenía Fe que la señora Morley quien me adoptó, me estuviera mintiendo, pero fue mala idea ir a buscar a mi madre biológica, porque ahí fue que descubrí que nada de lo que dijo era mentira.

Mauricio, el hijo adoptivo mayor de la señora Morley, mi hermano, me ayudó a encontrarla, vivía en una de las calles más peligrosas del pueblo en donde vivía, en un callejón de mala muerte, en un apartamento de dos piso de pensión, estaba demasiado delgada y tenía un muy mal aspecto, las uñas sucias y larga, la ropa súper escotada, al límite de lo vulgar, el maquillaje corrido, y nos recibió con su vaso lleno de alcohol barato en la mano.

Me confirmó toda la historia, y me dijo que no quería saber mas nada de mi, que nunca me vio como su hija, y que no la buscara mas.

En ese tiempo era tan pequeña, que no pude percatarme del detalle de que en realidad donde vivía no era un apartamento solamente de mala muerte y alquilado, no, si no que se trataba de un burdel, y esa mujer, que me dio la vida en algún momento, se prostituía, y desde entonces empecé a tener rencor hacia el mundo, hacia el amor, y deje de creer en todos.

Me empecé a portar mal, con tan solo 14 años, me escapaba de mi casa para irme con chicos más grandes, mi hermano siempre intento retenerme, pero tampoco prestaba atención a sus palabras.

Una noche, me fui con unos chicos de la cuadra a una acampada en el bosque, sin embargo todo se descontroló, empezaron a drogarse hasta el punto de perder el conocimiento y dejaron de actuar por si solo.

-Esta mierda esta tan buena -Fabian corrió aunque perdía el equilibrio en ocasiones hasta reventar su nariz contra un árbol.

-¡¡FABIAN!! -corrí tras él mientras sus amigos se reían -Fabian, ten, ponte esto -me quite la chaqueta y me deshice de mi camisa para que se la pusiera en la nariz y así cortar el sangrado.

Empezó a reírse mientras me veía burlón y luego a sus amigos, no era demás decir que Fabian me gustaba mucho, podría decirse que me había enamorado de él, gran error.