Tras pasar los días se reducía mi condena sin embargo mi corazón cada día se sumergía en una pena profunda, hoy era fin de semana por lo que los mensajes abarrotaron mi celular, cosa que nunca antes había sucedido, sin embargo preferí apagarlo y seguir sentada frente a la tumba de mi abuela.
-Nona, ¿por que las personas hacen tanto daño? ¿De verdad son conscientes de sus acciones? -senti la brisa golpear mi rostro brindándome una sensación única de paz, sentía como si mi abuela estuviera ahí, y pudiera contestarme.
Otra tarde más que pasaba en el cementerio, cualquier que me viera podría pensar que estoy desquiciada, pero es que no podrían entender lo mucho que significó mi abuela para mi, fue más que mi madre, fue mi vida, y detestaba el hecho de que se hubiera ido de mi vida tan pronto.
Caminé resignada por la solitaria carretera, mientras crujían las plantas bajo mis pies en cada pisada, estaba por caer la noche, pero no me moleste en lo absoluto y proseguí con mi pausada caminata, nada me perturbaría, o por lo menos eso deseaba, que nada perturbará este momento.
Normalmente mi hermana me llevaba a la tarde y yo me devolvía sola caminando, lo que resultaba incongruente debido a que era más seguro para mi caminar de día que de noche, pero no me importaba.
Al llegar a mi casa y que me abrieran las rejas, corrí hacia mi cuarto y una vez dentro saque el celular del bolsillo trasero de mi pantalón y lo encendí tirándolo encima de la cama, me daba igual si me escribían o no, aún no me apetecía hablar con nadie.
Me desvestí y enrolle una toalla por mi cuerpo adentrándome al baño de mi propia habitación, a los pocos segundos empecé a escuchar los pitidos molesto que indicaban que me habían enviado mensajes al celular, decidí tomar una ducha y relajarme antes de acostarme y ver que tenía la gente para decirme.
Una hora y tanto después, no lo se, salí envuelta en mi toalla y con el cabello completamente mojado escurriendo el agua hasta empapar el suelo, no me importó, ya se evaporaría.
Busqué algo de ropa interior en mis gavetas y conseguí un conjunto de color celeste, mi favorito...y también de él...
Pensando en ello lo volví a soltar de vuelta a su gaveta y abrí otra sacando un conjunto negro que tanto me gustaba de encaje y luego rebusque uno de mi short favorito, porque era de diferente tonalidades de verde desde el más fuerte al más suave, y una playera blanca con un estampado de un panda y lo dejé encima de la cama.
Busqué mi celular y me preparé mentalmente para todos los rumores que deben de estar circulando por el internado.
100 mensajes 3 conversaciones de whatsApp / 20 llamadas perdidas / 5 mensajes texto / +90 notificaciones / +90 Gmail.
Entre a las llamadas y revisé las listas.
2 llamadas perdidas de Papa.
1 llamadas perdidas de Mamá.
5 llamadas perdidas de BrujaAdolescente.
10 llamadas perdidas de Número desconocido.
2 llamadas perdidas de Jonatha;)
¿En qué momento agregue el número de Jonatha a mis contactos? Bueno, no era el momento de pensar en ellos, ya tendría tiempo de preguntarle después.
Entre en los mensajes de texto y la mayoría eran de mi hermana.
BrujaAdolescente:
Atiende el teléfono, ¿donde estas? Debías volver a casa temprano. 14:02
Mamá me ha llamado y dice que no le coges el teléfono, ¿donde estas? No te quedes demasiado en el cementerio. 17:30
Oye!! Llamo a alguien para que te busqué? o ya estás en camino?, CONTESTA!!!!. 17:44
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Internado de Perras (P#1) (EN CORRECCIÓN)
RomanceSer la mas perra entre todas las perras no era un trabajo fácil pero fingir ser una de ella era mucho más complicado. Lo había podido experimentar al tener que convivir con esa especie, era un ambiente hostil dónde nada era lo que parecía y nadie e...
