Capitulo 13: Ciega, Sorda y Muda.

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Llevábamos más de dos horas y media en el tren que para mi pareció un día entero, por dios ¿cuando se acabará este tormento? y encima no lograba conciliar el sueño, simplemente me había abandonado, y me sentía tan desprotegida que quise golpearme más de un vez contra la ventana hasta romperla.

Estaba tratando en lo posible no estar involucrada en su conversación pero el codazo de Matias me dio a entender que me necesitaban en lo que sean que estaban hablando y yo sólo estaba esperando que el milagro del cielo me sacara de esto.

—Ehm si, ¿perdón? —me saque los auriculares y voltee a ver a Matias que era el que me había llamado.

De repente sentí la mirada de todos encima de mi incomodándome.

—No seas tan asocial, únete por una vez en tu vida —rodee los ojos con fastidio y deje mi reproductor encima de la mesa.

—No es ser asocial, es intentar dormir, este viaje es lo suficientemente largo como para que yo pueda soportarlo despierta.

—Vamos Mckenzie, has soportado peores cosas hasta el amanecer —todos voltearon a ver a Pascuali con sorpresa y yo quise patear su cara por la insinuación que acababa de hacer, que se malinterpretaba completamente.

—¿Como cuales cosas hermanito? —se aclaro la garganta dándose cuenta del error y trató rápido de rectificar

—Me refería a las fiestas, mal pensados —volví a rodar los ojos con fastidio y subí mis piernas al asiento para abrazarme a ellas y ocultarme lo más posible de esta situación.

—Ah, bueno cuidado...porque Kiara tiene un expediente extremadamente limpio, y sería una lástima que se manchara, ella sería como la niña del cuadro de honor —Matias empezó a aplaudir causando risas en la cabina y yo sólo pensaba "tierra ¿que esperas? Tragame"

—Hay que temer entonces, dicen que las mas santas siempre son las peores —lo vi y trate que toda mi energía negativa le llegara hasta crear una maldición para él, pero desgraciadamente no era bruja...te salvaste Pascualito.

—Ay Pascualito porque mejor no te tomas tu biberón y te vas a dormir —Dije lo más borde e irónica posible.

—Mckenzita ¿que paso? ¿Ya tan rápido logro alterarte?

—La verdad es que si, eres insufrible —y empujando a Matias y Sussy logre salir de ahí, cosa que debí haber hecho hace mucho tiempo atrás, sólo que por una extraña razón no me sentía con fuerzas, sin embargo la rabia que generaba ese imbécil en mi me daba fuerzas para mandarlo a la mierda, gracias Pascuali.

Luego de salir de la cabina entre en donde estaba Marc y todos estaban jugando cartas.

—¿Me puedo quedar por el resto del viaje? —todos voltearon a verme y Marc asintió abriéndome espacio para sentarme.

—¡¡UNO!! —todos soltaron sus cartas molestos cuando Sebastian se levantaba y celebraba haciéndome reír con su ridículo baile.

Aquí estaría mejor.

Una hora más tarde entre risas y derrotas, llegamos, el viaje se había hecho lo suficientemente largo, no podía esperar a llegar a la cabaña y dormir.

—Dios como te extrañaba pueblito, me hacías tanta falta —Dije una vez que estábamos frente a las cabañas dejando mi maleta en el suelo y abriendo mis brazos sintiendo la brisa chocar contra mi rostro y el sol iluminarme.

—Esto si que es vida, así que este es el lugar del que ustedes tanto hablaban —dijo Pascuali pasando a mi lado.

—Pues si, y exijo respeto, este es nuestro santuario.

Internado de Perras (P#1) (EN CORRECCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora