Solo una noche [Pailita] Saga bandidos 1

||Capítulo catorce||

"Déjame saber
Si esto que siento por ti puede suceder
Dime si te diste cuenta,
Que tu eres para mí
Pide la luna y yo te bajo el sol
Pídeme el cielo y te llevo hasta marte
Todo con tal de que llegues a amarme
Todo con tal de ganarme tu amor".
Matt Hunter.

Sarah' POV
—He he he... Se te olvida algo—Me dijo cuando yo iba caminando. Y yo le miré  sin entender.

—Mi beso poh.—Ay Dios mío, ¿puede ser más lindo este hombre?— Pensé y le di un besito pequeño.

—Vamos que tengo hambre.—Le dije cuando me sonó el estómago.

El lugar era muy bello, todo de madera, así como rústico, con unos grandes ventanales. Pero lo que más me gustó era la vista del lugar. De allí se podía ver la panorámica completa del lago.

Cuando entramos, nos estaba esperando Juan el dueño del restaurant, adentro solo había una mesa al medio del local. Nos sentamos y llegó el mesero.

—Aquí les dejo la carta, tocan esta campana y vengo. —dijo muy cortésmente.

—¿Que va a querer mi niña? —Me preguntó después de unos minutos.

—No se todavía... Los platos tienen ingredientes que no conozco. —Le dije afligida.

—Llamemos al mesero, para que nos recomiende algo. ¿Te parece? —Sonreí mientras le tomaba la mano.

—Sii.—Le dije. Tocó la campana y esperamos a  que llegara el mesero.  Se me había muy chistoso eso de l campaña .

—Mi novia y yo no sabemos que pedí. ¿Nos recomendaría algo?—!¿Había dicho que yo soy su novia?! Creo que me desmayaré.

Ellos hablaban y yo no sabía que decían, realmente estaba sorprendida. Quizás para el no fue nada, pero para mi, es algo inexplicable.

—Me dijo que nos recomendaba un filete de lomo con papas duquesas echas por ellos. Noté que no prestaste mucha atención así que pedí dos. ¿Te molesta?.

—No. Que ricooo.— Le dije feliz. 

—Quien iba a pensar que siendo tu fan, terminaría aquí, en este hermoso lugar—Comenté.

—Estoy realmente agradecida por esto—Continúe hablando mirando por la ventana.

—Es que por Dios... mira esta belleza.—Le dije observando el  paisaje a través de las ventanas.

Después de comer nos juntamos con los chicos y tuvimos una tarde preciosa. Fuimos a la playa, pero a un sector privado, donde los chicos parecían niños en el agua.

—¡Oh...que está día el agua! —Gritó el Polimá. —Se me congelaron mis partes.

—Hermano que erí' weón. Le dijo el Esteban cagao de la risa.

Con el Paili estábamos abrazados en el agua. Llevábamos mucho rato y me estaba congelando.

—Paili, saldré un rato. Me está dando mucho frío.—Le dije tiritando.

—Vamos.... Creo que ya es hora de irnos.—Me dijo triste. No le dije nada y tomé su mano.

No entendía porque esto tenía que ser así. Lo entrañaría muchísimo, en estas horas con el me acostumbre a sus cercanía. Pero lo tenia que dejar ir, la vida como cantante, es difícil. Y no estaba dispuesta a sobrellevar eso. Siempre le agradecería por volver y darme esta tan maravilla. Es un buen hijo, hermano y amigo. Haciendo la diferencia en el mundo de la fama, solo espero que nunca cambie, porque gracias a eso, sus fans, ósea yo también, lo queremos tanto.

—¡Cabros, ya es tarde! —Les dijo el Carlos. Yo mientras  me puse a ordenar mi ropa, quería estar solita un momento. Durante estos últimos días andaba muy sensible, y sentía ganas de llorar constantemente, durante estas horas no las había sentido, pero ahora era inevitable dadas las circunstancias.

—Hey hey hey... ¿qué pasó mi niña?—Me dijo el secándome las lágrimas con las yema de sus dedos.

—Es que fue tan lindo este día...—Suspiré. —Te extrañaré demasiado. —Le dije mirándolo.

—¿Tu sabes que es lo mejor para nosotros cierto? —Me dijo el con los ojos llorosos. —asentí abrazándolo, y así nos quedamos durante unos minutos. Hasta que llegaron los cabros.

—Ya hermano, yo manejo ahora. Nos tenemos que ir rajaos pa' Santiago. —Le dijo Esteban a Paili. Este último no muy convencido.

—Bueno hermano, pero ten cuidado si. Te juro que si no estuviera casado te diría que no. —Le dijo calmado este último.

Acomodamos todas las cosas y nos fuimos. El equipo del Esteban ya se había ido hace unas horas, estaban agotados y querían estar luego en sus casas.

—Mañana tengo tenemos que estar a las diez en el aeropuerto.—Les dijo el Poli. Yo no pesqué mucho, me acomodé y pisé mi cabeza en el hombre del Paili y me quedé dormida. Cuando desperté ya estábamos llegando a Temuco, solo el Esteban estaba despierto, por obvias razones.

—¿Donde queda tu casa Sarita?—Me preguntó el Esteban. Le di mi dirección y me dijo.

—Hace caleta que no lo venimos así de feliz. ¿Segura que no lo quieren intentar?—Suspiré y le dije.

—Estoy segura de esto.  Con solo unas fotos mi mundo se derrumbó. No me imagino como será para los dos si lo intentamos. Espero que el me comprenda, tampoco quiero que él salga lastimado, a diferencia de mí él siempre está rodeado de cámaras.—Me miró por el espejo retrovisor y me dijo.

—Eres la única persona que no se ha acercado a él por fama. Nunca nadie me había dicho eso. Ahora todos quieren  fama, pero no saben todo lo implica. Y que tu lo entiendas  me demuestra lo madura que eres. —Suspiró. —Pero bueno... si necesitas algo, cualquier cosa, solo llámame, en tu mochila te pusimos con el Poli un papel con los números de los tres.

—Gracias.—Le sonreí. Íbamos llegando a mi casa, y el Esteban me dijo que despertemos a los cabros, le dije que no porque no quería que esto fuera más duro. Estaba segura que si despertaba al Carlos haría todo lo posible para que nos sigamos viendo, y yo no quería eso. Me bajé del Jeep con lágrimas en los ojos. No quería que esto terminara así, pero era mejor. Cada uno debía de continuar su camino.

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Bellezas.  Uf. Quedé igual o peor que ustedes, pero se qué hay un esperanza en ellos dos.