||Capitulo cuarenta y tres||

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"No sé si hice bien, pero llaméNo me gustó lo que escuchéYo quería hablar con vos, pero otra voz me dijo que"No te ilusiones más con él Porque ya no va a volverCorté el teléfono y supe queMe dejaste el corazón vacíoA ella le das calor y yo muero d...

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"No sé si hice bien, pero llamé
No me gustó lo que escuché
Yo quería hablar con vos, pero otra voz me dijo que
"No te ilusiones más con él
Porque ya no va a volver
Corté el teléfono y supe que
Me dejaste el corazón vacío
A ella le das calor y yo muero de frío
Qué ilusa fui al creer que tu amor era mío
Pensé que éramo' do', pero me ha mentido
Éramos tres contigo"
María Becerra.

POV' Sarah:
Luego de abrir la puerta despacio, me encontré con una escena que me dejó sin aliento. En el interior de la habitación, vi a Carlos discutiendo muy fuerte con Scarlett.

—¡Hace solo unos días me decías que me amabas! ¿Qué pasó? —Exclamó Scarlett, con los ojos llenos de lágrimas.

Mi corazón se hundió en mi pecho mientras procesaba lo que veía. Scarlett estaba de rodillas, suplicándole a Carlos con desesperación. Me conmovió ver el rostro de decepción y tristeza que ella mostraba.

—Scarlett, no hagai' esto más difícil... yo...—Carlos se agarró la cabeza frustrado, mirando al techo en busca de respuestas.

—Tú... dime poh, ¿por qué me trajiste aquí llena de ilusiones si ni siquiera me hablas? —Scarlett se levantó, sus ojos se encontraron con los míos en la puerta por un instante, y su expresión se tornó molesta antes de salir rápidamente de la habitación.

Sentí una mezcla abrumadora de decepción, tristeza y apenamiento al pensar que no solo tenía una relación conmigo sino que estaba con Scarlett. El dolor se intensificó al recordar que estaba embarazada de él  y había regresado a Chile solo  para verlo. Había sentido que algo estaba mal entre nosotros, ya que su comunicación había disminuido y las cosas no eran como antes. Mi esperanza estaba en que al llegar, podríamos aclarar cualquier malentendido y encontrar una solución juntos. Sin embargo, escuchar todo lo que le dijo Scarlett me destrozó por completo.

Las lágrimas brotaron de mis ojos de forma incontrolable. Sentí que el suelo se desvanecía debajo de mí y una profunda tristeza se apoderaba de mi ser. Me sentí engañada por las ilusiones que había construido en mi mente, pensando que Carlos y yo podríamos superar cualquier obstáculo juntos. Pero claro, el es un cantante famoso, lleno de chicas y que también tiene un pasado, como todos, pero jamás pensé que jugaría conmigo.

Cuando se fue Scarlette, el se quedó unos minutos mirando a la nada, hasta que se dió vuelta y su miraba cayó en la mía. Al principio hubo confusión en su mirada, pero luego intento acercase a mi, pero yo retrocedí.

—No te acerques...—Le dije lo más dura que pude. Él no me vería triste o con lágrimas, no se lo merecía.

—Amor... puedo explicarlo...—Dijo frustrado mientras daba otro paso hacia mi, pero volví a retroceder.

—¿Amor? ¿Ahora resulta que soy tu amor? Después de que Scarlett se fue llorando, pensando que tú eras su verdadero amor... —mis palabras estaban llenas de decepción y amargura. Me sentí tan ingenua por haber confiado en él, en nuestra supuesta relación. ¡Qué cínico!

—Sarah... Perdóname.— dijo al borde de las lágrimas. Y aunque me doliera verlo así, no podía flaquear, tenía que ser fuerte.

—Cuando quieras, puedes ir a ver a tu hija a Miami, con todo esto es obvio que viviré allá, pero te pido que no sea tan pronto, no te quiero ver por ahora.— Mi mente ya no razonaba con claridad, solo quería irme, y más aún al saber que con un perdón, confirmó todo lo que tenía en mi mente. Había estado jugando conmigo.

—¿Que pasará con nosotros? —dijo llorando. Demostrando el dolor que sentía.

—Terminó desde el momento en que empezaste con tus engaños.—Le dije cuando las primeras lágrima empezaron a asomarse. Con el corazón roto, salí corriendo de la habitación y bajé lo más rápido que pude. Las lágrimas seguían fluyendo mientras mi dolor se mezclaba con la furia hacia Carlos.

Mientras caminaba por el exterior de la casa, me sentía perdida y vulnerable. La realidad de la situación me golpeó con fuerza y me hizo cuestionar todo lo que creía sobre nuestra relación. Me prometí a mí misma que encontraría la fuerza para seguir adelante, protegiendo mi propio bienestar y el de mi bebé.

La decepción se aferró a mí mientras me alejaba de aquel lugar, dejando atrás todo lo que había compartido con Carlos. Aunque doliera, sabía que necesitaba tomar distancia y enfocarme en sanar mi corazón roto. Era hora de priorizarme a mí misma y al bienestar de mi bebé, incluso si eso significaba dejar atrás las ilusiones y los sueños que había construido con Carlos.

Antes de subir al auto pasé por un baño y limpié mis lágrimas, no quería que mis amigos me vieran así tan vulnerable. Para luego caminar al auto, me subí a este sin sin decir nada, me abroché el cinturón muy calmada y los miré.

—Terminé con Carlos... pero...—Les levante la mano antes de que empezaran a hablar.

—No quiero hablar de eso ahora... y tampoco quiero saber de él, ¿está claro? —Los miré a ambos, mientras intercambiaban miradas confundidas y asentían lentamente.

—Ahora vamos a la casa... necesito descansar... ha sido un día agobiante —les dije con calma, tratando de mantener la compostura a pesar de la tormenta emocional que me embargaba.

Esteban partió el auto en silencio. Cerré los ojos por un momento, tratando de encontrar algo de paz en medio del caos que se había apoderado de mi corazón. Las lágrimas seguían amenazando con brotar, pero me obligué a contenerlas. No quería mostrar mi vulnerabilidad en ese momento.

Condujimos de regreso a casa en un silencio. Cada uno de nosotros estaba sumido en sus propios pensamientos y emociones. A medida que el paisaje pasaba velozmente por la ventana, sentí una mezcla de tristeza, decepción y una gran necesidad de encontrar fuerzas para seguir adelante.

Al llegar a casa, me desabroché el cinturón y salí del auto sin decir una palabra. Caminé hacia la puerta principal, sintiendo el peso del día sobre mis hombros. Abrí la puerta y entré, dejando que el silencio de la casa me envolviera.

Me dirigí directamente a mi habitación, cerrando la puerta detrás de mí. Me dejé caer en la cama y  las lágrimas finalmente encontraron su camino comenzando a fluir libremente. Sollocé en silencio, permitiéndome liberar todo el dolor y la decepción que había acumulado en mi interior.

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Amo esta novela, pero me hace sufrir. No se si les pasa a ustedes, pero como que siento el dolor de Sarah y a la vez la de el Carlos, y con respecto a este último, pronto vendrá su lado de la historia. Para  que comprendan todo. Las amo .
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Solo una noche [Pailita]  Saga bandidos 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora