||Capítulo veinticuatro||

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"Cuando mi mundo se cae a pedazosY no hay luz para romper la oscuridadAhí es cuando yo te miroCuando las olas inundan la costaY ya no puedo encontrar mi camino a casaAhí es cuando yo te miroTú apareces como un sueño para miComo los colores del cal...

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"Cuando mi mundo se cae a pedazos
Y no hay luz para romper la oscuridad
Ahí es cuando yo te miro
Cuando las olas inundan la costa
Y ya no puedo encontrar mi camino a casa
Ahí es cuando yo te miro
Tú apareces como un sueño para mi
Como los colores del caleidoscopio que
Me cubren, todo lo que necesito
Cada respiración que respiro
¿No sabes? Eres hermoso".
Miley Cyrus.

Sarah' POV:
Miami, ciudad ubicada al sur-este del estado de Florida. Increíblemente hermoso. Clima tropical, caluroso y húmedo.

Según Sofi, nos tardaremos un poco en acostumbrarnos al clima, pero veo a mamá y a Nacho, y creo que ellos ya pertenecen acá. En cambio yo, no puedo más con los mareos en la van. Desde hace ya una hora llegamos a Miami. No lo podía creer, estaba en tierra de famosos, de actores, de grandes mansiones y playas. Las autopistas eran inmensas, y ni hablar del aeropuerto. Que sin la ayuda de Sofi, no sabría dónde estaba parada.

—No me creo que estén acá conmigo.—Decía Sofi con su cabeza reposada en mi hombro. Aunque nos viéramos casi todo los días por zoom, verla así, al lado mío, demuestra que no es suficiente vernos por una pantalla.

—Hermanita, ¿donde nos llevarás ahora?.—Dijo nacho emocionado. Estaba al lado de mi mamá con su brazo alrededor del cuello de ella.

—Primero iremos a mi departamento porque les tengo una sorpresa, y después nos iremos a la Miami Beach. —Dijo sonriendo. Es muy loco pensar que a se solo unas horas estábamos en Temuco y ahora estábamos en Miami.

—South Beach.— Leí en un cartel.

—Este es el centro de la ciudad. —Dijo Sofi.

—Y por Ocean Drive se puede llegar a la  Playa. — comentó cuando íbamos por esa calle, sentí ganas de llorar cuando vi la playa, pero son mis hormonas o eso creo.

A un lado estaba la playa con palmeras y una que otra persona  haciendo deportes. Al otro lado estaban los hoteles, restaurantes y discotecas.  Debe ser muy hermosos de noche.

—Les cuento un secreto? —Dijo Sofi casi en un susurro. Nosotros sólo la escuchamos atentos.

—Yo vivo allí.—Continuó y señaló con el dedo a un inmenso edificio, creo que tiene como 40 pisos. No me lo creo. No me lo creo, que chucha.

—¿No dirán nada? —Dijo riendo. Los tres nos miramos y volvimos a ver el departamento boquiabiertos. 

—Hija... por que nunca nos dijiste.... —Mi mamá no tenía palabras.

Sofi le pagó el chofer y nos bajamos. Estábamos en un sector turístico, por lo que estaba repleto de gente.

—Vamos... Ya tendremos varios días para recorrer Miami.— dijo Sofi.

Don Paul,  un Cubano emigrante desde hace años, nos  ayudó con las maletas. A mi sobretodo.

—No se preocupe... yo llevo mi mochila.—Le dije sonriendo, no quería que llevara todas mis cosas.

—Su hermana me informó sobre su estado, no quiero que por mi culpa le pase algo.—Dijo amante, me encantaría decirle que no, pero me  insistió  con la mirada.

—Está bien... pero si se cansa me avisa. —Y entramos a la resección, les juro que el casino no es ni un cuarto de esto. Es que Wow.

—Buenos días Felipe.—Dijo mi hermana saludando al conserje.  Este se levantó rápidamente y se acercó a nosotros

—Señorita Sofia...buenos días.—Dijo amablemente. Era un chico de no más de 24 años.

—Buenos días familia. ¿Cómo estuvo el viaje?—Continuó este, muy amanerado.

—Muy bien mijito. Soy Susana, mamá de Sofía.—Dijo mi mamá, muy contenta.

—Oh por Dios.—Dijo golpeándose la cabeza con la palma de su mano.

—No les he ofrecido nada. ¿Jugo, agua?. —Nos dijo afligido. Sofí carcajeó y le dijo.

— Felipe, relájate. Conmigo no tienes que ser así y lo sabes. —Se despidió de él y se subió al ascensor.

—Vamos familia. ¿Que esteran?.—Nos habíamos quedado entretenidos mirando la situación.

—Casi se me olvida. Felipe le podrías decir Sebastián que nos ayude. Por favor. —Nos miró.

—Ustedes dejen sus cosas ahí. Sebastián las subirá.—Nos despedimos de Felipe y de Don Paul, para después subir por él ascensor.

—¿Y las llaves? —Le dije incrédula al ver que ni sacaba las llaves. Ella solo me miró con ternura.

—Ya verás. —Estábamos en el piso 15 cuando empecé a sentir unas náuseas horribles. El ascensor era grande y tenía una gran vista.

—¿Cuanto falta?—Dije con la cabeza hacia arriba para no vomitar, no quería inaugurar el ascensor de esa manera.

Sonó una campañista que indicaba que ya habíamos llegando. Se abrieron las puertas y no pude apreciar nada porque corrí al primer baño que encontré.

—¡Ven a este!—Dijo Sofi guiándome. Todos iban corriendo conmigo.. La sofi abrió la puerta desesperada y no alcancé a llegar a la taza del baño, vomité en el lava manos. Por ahí se fue la comida de los últimos tres días. Me sentí sofocada, así que me saqué la polera, sin importar que se me viera algo.

—Sofi... Necesito recostarme. Perdóname. —Le dije afligida. No quería arruinar su día ni el de nadie.

Y me llevó a la que sería mi habitación por un tiempo. Estaba en el segundo piso, y si, tenía dos pisos, que wea. Entramos y era hermosa, blanca pálido. La cama era rosada y tenía un televisor al frente, pero lo más impresionante era el balcón, más tarde lo iría a ver, necesitaba dormir...

—No hagan tanto ruido...—Les dije ronca. No quería abrir los ojos todavía.

—Amiga. ¿No me saludaras?—No creo, debo estar soñando. Así que me di la vuelta y traté de dormir.

—Sarah, has dormido toda la tarde. Salgamos a bailar.—Abrí los ojos a tope y me incorporé en la cama poco a poco, no quería marearme de nuevo.

—No me lo creo. Ven acá estúpida.—Le dije sonriendo.

—No preguntaré. Porque seguramente fue la Sofi.—ella solo asistió y me abrazó.  Hablamos por un rato, pero nos levantamos porque me di cuenta que era de noche.

—Amiga. Es súper tarde. Son las Diez.—Le dije asombrada.

—Sarah, prepárate porque hoy nos iremos de fiesta. —No pude ni pensar en mi respuesta, cuando la Sofi habló.

—Dejé tu Outfit colgado en tu closet. — Me tomó de los hombros y me guió nuevamente a mi pieza.

La Fran me maquilló, mientras yo me arreglaba el cabello. El outfit consistía de una top brillante con tonalidades moradas y unos jeans, se me veía bien,  pero mi vientre se me estaba empezando a notar y me daba cosita.

—¡Cuídense! Tu sobre todo Sarah.—Nos dijo mi mamá antes de subirnos al ascensor.

—Está noche será memorable.—Dijo la Fran abrazándonos a todos.

Y así fue.. porque si les contara a quien me pillé en la fiesta se mueren.

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Besos besos besos... Espero les guste.

Solo una noche [Pailita]  Saga bandidos 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora