Solo una noche [Pailita] Saga bandidos 1

||Treinta y cuatro||

"Fui una mentirosa
Me entregué al fuego
Sé que debería haber luchado
Al menos estoy siendo honesta
Me siento como un fracaso
Porque sé que te defraudé
Debería haberte tratado mejor
Porque no quieres una mentirosa
Sé que debería haber luchado
Al menos estoy siendo honesta".
Ariana Grande.

Sarah'POV:
— ¿Quieres ir a la playa?—Le dije cuando lo vi. Fue lo primero que se me ocurrió decir.

—Eh... Si. Obvio.—Dijo medio extrañado. Tonta, tonta, tonta. ¿Por qué no lo saludaste como una persona normal?.

—Cami. ¿Te molesta si salgo un rato?—Le preguntó a su amigo.

—No, anda nomás mi rey. Pásalo lindo.—Dijo el Camilo con cara de pícaro. A él no lo cachaba, pero me sonaba su cara. Ay Dios mío, si supiera lo que se me viene , seguramente me tendría pena.

—¿Y cómo has estado?— Mal muy mal, fue lo primero que se me pasó por la mente. Pero en cambio de dije.

—Bien... Acá en mi nueva pega.—Le mostré mi uniforme.

—Te queda lindo.—No pude evitar mirar hacia otro lado. Me puse roja.

—Gracias.—El me sonrió y me dijo que lo a acompañara a buscar las llaves del auto.

—No quise arrendar un auto, porque sólo estaré unos días. —Dijo tomando mi mano y guiándome al estacionamiento. Obviamente era el medio auto, por lo que vi es un Land Rover, de un azul rey precioso.

—Hace poco me compré un auto igual a este en Chile. ¿Te gusta?.— Asentí maravillada.  No pude evitar recordar cuando me subí a su auto en temuco, que lindo día fue ese.

—Sube.—Dijo cuando me abrió la puerta, que atento es.

Sarah respira. Si sigue tu plan, no pasará nada.

—¿A cuál Playa quieres ir? Hay varias. —Preguntó sonriendo, que lindo se veía. Andaba vestido con una polera con rayas a lo largo, y unos jeans sueltos.

—Vamos a South Beach, esa es mi favorita.— Dicho eso entendió el auto y nos fuimos. Durante el camino no hablamos mucho, pero se lo agradecía. Necesitaba estar tranquila.

—¿Como está tu familia? Mi niña.— Me miró por unos segundos antes de volver su vista a la carretera.

—Bien... Se fueron hace poco a Chile.— Dije con una media sonrisa, los extrañaba mucho mucho. Pero me sorprendí cuando aparcó el auto en la vereda.

—¿Tu mamá no está viviendo contigo? ¿Y tu hermano?— Me preguntó mirándome fijamente. Me sentí un poco ahogada, así que le pedí que bajara mi ventana.

—Mi familia se quedó en Temuco, y yo me vine a vivir acá por una razón. — El estaba expectante, esperando que le dijera, pero no es el momento.

—Cuando estemos en la playa te cuento. No seas impaciente. — Le dije luego de que el me reculara para que le contara.

—Pero antes. Necesito ir a un centro comercial, como no tenía planeada esta salida, se me olvidó el traje de baño. —El Carlos se rió y nos bajamos en el primero que encontramos. En realidad tenía muchos bikinis, pero eran todos pequeños y ya no me entraban.

—Hace calor. ¿Quieres un helado?—Me dijo de la manera más tierna posible. A lo que yo solo asentí. Me cogió de la mano nuevamente, por más que tratara de soltarlo el mas me acercaba a él.

Y si no me quiere volver a ver en su vida, si no creer que el bebé es suyo, y si me lo quita. Ay no, yo no podría con eso. Mejor me quedo callada y disfruto del día con el. ¿Realmente estarás tranquila al no contárselo? Una voz muy parecida a la del Esteban estaba en mi cabeza en este momento. —Cerré los ojos por un momento y suspiré. Tenía que calmarme, y no dejar que las emociones me dominen.

—Sarah. ¿Estás bien? Te noto un poco distraída. —Me miró preocupado. Y continuó.

—Vamos a comprar el bikini. Y partimo' a la playa. —Dicho y hecho, pasamos a una tienda, escogimos nuestros trajes de baño y nos fuimos. Ni del helado nos acordamos.

Aunque lleve ya como dos meses acá, todavía me emociona ver el atardecer de Miami, decir que es precioso es poco. Dejamos el auto en un estacionamiento y fuimos a unos baños públicos para cambiarnos. Le dije que me esperara afuera por si me demoraba más. Me puse mi bikini lentamente y toqué mi pancita mirándome en el espejo. Y me derrumbé...Tapando mi boca para que no se escucharan mis sollozos. Estaba aterrada, abrumada ya que para bien o para mal, todo cambiaria. Luego de unos minutos, me tranquilicé y salí, poniéndome mi kimono, que tenía en mi cartera.

—¿Nos metemos al agua?— Le dije mirando el atardecer, es ahora o nunca Sarah. Tienes que hacerlo, ya estamos acá. —Me animé caminando a la playa.

–Vamos.—Me dijo sonriendo. Y me levantó como recién casados, no pude evitar reír al ver su expresión. El doctor me dijo que subiría como ocho kilos durante el embarazo, no se cuantos llevo aún.

Nos metimos y el agua estaba tibia casi fría, perfecta para el calor que hacía. Le dije que me bajara para poder darle la espalda y sacarme el Kimono. Respiré hondo como tres veces y me giré.

—Está precioso el día.—Comentó observando el atardecer que tanto me encantaba admirar, por eso decidí decirle en este momento, porque quería que siempre lo recordara, sin importar como lo tome.

—Cuando decidí irme a vivir a Miami...—Le hablé, tratando de encontrar las palabras correctas. —No fue fácil, pero algo me decía que acá podría tener una mejor vida.— El me miraba atento. Así que continúe.

—Estuve noches enteras pensando en lo que se me venía.— Le dije con la voz quebrada. Dios ayúdame con esto. Suspiré y seguí hablando.

—Pero una pequeña personita, me daba la fuerza suficiente para levantarme cada día y seguir con mi vida.— Lo miré atentamente, pero noté en su mirada que no estaba entendido. Tomé su mano y la puse en mi panza.

—Estoy embarazada...—Le dije en un susurro, esperando que dijera algo, cualquier cosa. Se mordió los labios y miró para otro lado, estaba llorando...

Sacó su mano y se giró.

—Te espero en el auto. Iremos a mi departamento. — Y se fue. Dejándome sola

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Lo iba a subir más tarde, pero no lo aguanté. No sé muy bien que decir, el capítulo me dejó bastante triste. Comenten, que estaré respondiendo todos. Las amo. Besos.