||Capitulo cuarenta y nueve||

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"Si no recuerdas lo mucho que te quiero, yo te lo diréSi se apagan las estrellas en el cielo, las encenderéY cuando el paso del tiempo te dé miedo, yo lo frenaréY me quedo contigo, desafiando el destino

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"Si no recuerdas lo mucho que te quiero,
yo te lo diré
Si se apagan las estrellas en el cielo,
las encenderé
Y cuando el paso del tiempo te dé miedo,
yo lo frenaré
Y me quedo contigo, desafiando el destino."
María Becerra.

—¿Me lo prometes? —Desde hace unos días estoy en Santiago, sin poder verlo. Sin tener noticias de él.

Resulta que Carlos Javier viajó a Punta Arenas cuando yo llegué a Santiago, sin tener éxito de reencontramos. Así que nos quedamos en la casa del Cister.

—Amiga, apenas me avisen los cabros. Lo iremos a ver. —Ayer el Esteban llamó a Gera para avisarle que iríamos a ver a Carlos Javier.  Ellos no tenían problema, pero les preocupaba que la noticia fuera muy abrupta para él, ver a una persona que no conoce y que más encima esté embarazada de él, es una locura.

—Ayer llegó a Santiago. Debería haberlo esperado en la puerta de su casa.—Dije angustiada, abrazando al Esteban, este acarició mi cabeza.

—"Así que no temas, porque yo estoy contigo.—Alcé la vista y me encontré al papá del Cister, el tío Ale. Él y la tía era muy creyentes, así que cada ves que podía me decían un versículo o una palabra de aliento. 

—No te angusties , porque yo soy tu Dios.—Me acarició la nariz, cosa que siempre me hacía reír.

—Te Fortaleceré y te ayudaré.—Miró al Esteban y los dos terminaron el versículo. —Te sostendré con mi diestra victoriosa".

—Gracias. —Los abracé, sintiéndome más tranquila y reconfortada por la presencia de las personas que tenía frente a mí y por la fe en Dios. A pesar de lo duro que ha sido todo, he estado acompañada y protegida.

—Nunca lo olvides, mijita. —Apuntó al techo de la casa. —Jesús siempre está contigo.

Por la tarde, las cosas estuvieron tranquilas. Con los chiquillos nos metimos a la tinaja del Esteban y nos relajamos un rato.

—Sarah, ¿Qué te dijo ayer el doctor? —preguntó Nacho.

Ayer, los cabros fueron a una fiesta y llegaron súper tarde, así que no les conté cómo me fue. Ustedes dirán. Cómo salen de fiesta cuando estoy mal y en realidad estoy bien porque sé que Carlos está bien. Solo quiero verlo antes de que nazca Emma. No pienso cometer el mismo error; él tiene que saber que tendrá una hija y, aunque no me recuerde, haremos nuevos recuerdos juntos. Porque lo amo, lo amo tanto que duele. Cada vez que pienso en ese accidente es como si se me desgarrara del pecho, algo inexplicable. Pero trato de disimularlo para no preocupar a mi familia.

—Está todo en orden. —Acaricié mi vientre y los miré. —Ya estoy en el tercer trimestre del embarazo, en la semana 38. —Ni yo lo podía creer, falta menos de un mes para tenerla en mis brazos.

—Cómo pasa el tiempo, hermanita. —Dijo casi llorando Nacho mientras abrazaba a Fran. —Ay, amor... qué eres lindo. —Le acarició la cabeza Fran.

—Casi se me olvida, me dieron las ecografías. —Tenía la intención de ir a buscarlas a mi habitación, pero me pesa mucho la panza, a tal punto que es súper agotador.

—Amiga, yo las voy a buscar. —Dijo Fran saliendo de la tinaja como si fuera una pluma.

—Gracias, amiga. —Y me quedé un rato más acariciando mi barriga. Hace unos días me empezó a doler mucho el vientre y las caderas. El médico dijo que es normal porque mis caderas se están preparando para dar a luz. "Dar a luz", una pequeña frase que me llena de emoción. Hace unos años ni habría imaginado ser mamá a los 21 años, por todo lo que conlleva, pero gracias a Dios y a mi familia, tengo todo lo necesario para vivir tranquilas con mi beba.

—¡Ay! Hija. —Me dio un dolor en el costado; seguramente me estaba presionando el colon con sus patitas. Esta beba me va a dejar los órganos todos machucados.

—Hermanita, ¿te traigo algo? —Me miró asustado Nacho; con todo lo que tengo en mente, se me había olvidado que estaba conmigo.

—No, no te preocupes. —Lo miré con ternura; no sé qué sería de nosotras dos sin mi familia. —Pero me gustaría que me ayudaras a salir, no quiero caerme.

Ya no dormía bien y ni descansaba. El médico me dijo que estar en el agua me relajaría porque no sentiría tanto el peso del embarazo; la pura barriga pesa 7 kilos. ¿Para dormir? es un caos; no puedo dormir boca arriba porque me asfixio y de lado hace que me duelan las caderas por el peso, así que este último tiempo estoy durmiendo casi sentada. En la consulta me dijeron que desde la semana 32 en adelante, los bebés ya no se mueven tanto porque no les queda tanto espacio, pero hasta ahora mi Emma sigue estando súper inquieta, especialmente cuando Esteban le pone canciones de Pailita, su papá. Aunque últimamente le está gustando bastante Gino Mella. No puede ser más tierna.

Ya acostada en la cama decidí ver una película, pero no había nada entretenido así que puse Anatomía de Gray, la serie que he visto como cinco veces y nunca aburre.

—Hermanita... Mira lo que tengo aquí...—Ingresó la Sofi a la pieza súper contenta con unas entradas en las manos. Está había desaparecido hace unos días, con la excusa de que era por trabajo.

—Entradas...—Achine los ojos tratando de visualizar de quién era el concierto, pero esta las movía de un lado a otro. —Quédate tranquila poh... no puedo ver de quién son.  —Está me las entregó y se sentó junto a mí en la cama. En las entradas decia en grande "El concierto mas Xulo" y supe al instante de quién se trataba.

—No te creo... —Me tape la boca viendo las entradas. Aunque lo vea casi todos los días, escucho mucho su música. Mi amigo es muy talentoso, y estoy tan orgullosa de que después de tantos años pueda hacer su primer Movistar Arena.

—Gracias hermanita.— la abracé mientras leía lo que decía atrás de la entrada. —Sofi... dice 7 de enero. —La solté para mírala bien.

—Y estamos a 7 de enero, ctm. —Me levanté lo más rápido que pude ignorando todo tipo de mareo y busqué algo para ponerme. Son recién las 13hrs. No debería apresurarme ya que el concierto empieza a las 21hrs. Pero quería estar linda.

—Ni se te ocurra.—dijo quitándome la ropa que tenía en las manos. —Iremos al Moll. Esta noche tenemos que vernos espectaculares.

Solo una noche [Pailita]  Saga bandidos 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora