💗: cuarenta y cinco

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—¡¿Qué me estás diciendo?!

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—¡¿Qué me estás diciendo?!

Solar cerró los ojos ante el potente grito enfurecido de la pelinegra.

—El señor Choi ha ordenado que tú serás la encargada de la fundación a favor de los huérfanos que se llevará a cabo en Busan.

Lia rió incrédula. —No quiero mezclarme con mocosos de ese nivel; no, no, no, ¡Y no!

—Lo siento, pero fueron órdenes directas del jefe —dijo Solar, sabiendo que le faltaba poco para perder la paciencia.

—No es parte de mi contrato hacer la buena obra del día —susurró Lia en tono siniestro.

—No es mi asunto; si tienes algún problema, háblalo directamente con el señor Choi.

La pelinegra resopló molesta; de todos los ataques que estuvo esperando por parte del alfa, nunca imaginó el que recibiría. Tenía que admitirlo, YeonJun era inteligente y había conseguido la excusa perfecta para deshacerse de ella.

Como si fuese tan fácil.

Sonrió con descaro, la molestia aún presente en sus ojos. —Es lo que haré.

Salió de la oficina de relaciones públicas dando un fuerte portazo; atravesó el amplio pasillo sin detenerse a ser amable, y solo llevando de paso a todo inútil que se interpusiera en su camino al ascensor. Por el rabillo del ojo pudo captar aquella cabellera rubia que tanto odiaba, pero tanta era su molestia con el alfa que no le prestó la mínima atención.

Había asuntos más importantes.

Mientras esperaba que el ascensor la llevara al piso indicado empezó a analizar sus opciones. Si se ponía a pensar con frialdad, salir de Seúl le convenía hasta cierto punto; el próximo golpe que pensaba dar iba a ser lo suficientemente escandaloso, y con ella fuera del mapa no habría la mínima sospecha que recayera en su persona; aún si YeonJun sospechara.

Era un buen plan; pero Lia no permitiría ceder su lugar a un omega cualquiera que se sentía con el derecho de arrebatarle a su alfa.

Sus decisiones estaban divididas en lo que quería y lo que le convenía. Salió del ascensor y caminó con rapidez por la sala de oficinas tan conocida; una sonrisa involuntaria se formó en sus labios cuando la puerta roja estuvo en su campo de visión. Ah, tantos recuerdos que tenía en esa oficina; más Lia lucharía por crear nuevos y mejores.

Claro que, para lograrlo debía deshacerse del estorbo, solo así YeonJun y ella volverían a ser felices.

Estaba por entrar a la oficina del alfa, cuando una pelirroja se interpuso en su camino.

—Déjame pasar —ordenó con molestia, haciendo un intento por ingresar y fallando en el intento.

Raina no cedió. —El señor Choi pidió que no fuese molestado, a menos que se trate del joven SooBin.

Quiéreme Bonito | YeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora