💗: setenta

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YeonJun miró el reloj que estaba en la pequeña mesita y sonrió con emoción

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YeonJun miró el reloj que estaba en la pequeña mesita y sonrió con emoción.

—Feliz cumpleaños, cachorro.

SooBin recibió gustoso el tierno beso en su nariz y se acurrucó más en el pecho del alfa.

—Gracias, YeonJun hyung.

Ambos estaban tumbados en la cómoda cama de aquella habitación submarina. El cristal que la cubría en su totalidad mostraba la vida marítima que ahí residía; el piso y muebles de madera fue un detalle rústico que encantó a la pareja, sin contar con las miles de luces led que daban una maravillosa iluminación con un toque romántico al contrastar con las oscuras aguas.

El alfa besó la frente de su novio con cariño. —Deberías dormir.

—No tengo sueño —susurró, atreviéndose a besar los labios finos que estaban a disposición.

YeonJun aceptó el beso de su omega con gusto; el rubiecito mordía con insistencia los labios contrarios, y el mayor le dió lo que exigía al abrirlos para que la lengua traviesa del menor saliera al encuentro. El contacto adquirió la profundidad que SooBin buscaba, pronto descubrió que necesitaba más cercanía, así que sin pensarlo mucho se colocó encima del cuerpo del alfa.

Las manos de YeonJun corrieron hacia la pequeña cintura donde trazó pequeños y delicados círculos, sintiendo la textura de la delgada tela del pijama entre sus manos; el contacto tímido provocó un estremecimiento en el omega entre sus brazos, provocando que su cuerpo se moviera hasta quedar perfectamente moldeado con el del menor.

SooBin dejó escapar un gemido que provocó una sacudida violenta en todo el cuerpo del alfa.

YeonJun lo tumbó en la cama con suavidad sin despegar sus labios de los contrarios, el menor se dejó hacer, mostrando una sumisión que estaba volviendo loco al pelinegro. Hubo un momento en el que el oxígeno fue necesario obligando a ambos a romper el beso que hace minutos habían iniciado.

El alfa clavó su oscura mirada en el rostro contrario, amando cada detalle que encontró en él.

SooBin tenía los ojos dilatados y brillantes en un anhelo que conocía bien; sus pequeñas manos seguían aferradas a la tela de su camiseta y su rubio cabello estaba despeinado. Un rubor pintaba las rechonchas mejillas, los labios estaban rojizos e hinchados, permaneciendo abiertos debido a la respiración acelerada que le estaba atacando, con pequeñas gotas de sudor cubriendo su frente.

Era un desastre... un hermoso y tentador desastre.

—Cachorro...

—Hyung... —el tono bajo y sensual era como un dulce cántico que le orillaba a caer.

YeonJun descendió para besar todo el rostro sonrojado, deteniéndose en la comisura de los labios para susurrar.

—No me hagas esto, no soy tan fuerte —su voz estaba cargada de ronques.

Quiéreme Bonito | YeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora