💗: seis

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—Dímelo una vez más, querida

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—Dímelo una vez más, querida.

Lia sonrió complacida ante la mirada brillante y feliz de la señora Choi.

—YeonJun y yo estamos saliendo —repitió gustosa.

Choi Jessie chilló emocionada, esa había sido la mejor noticia que había recibido en la semana. Después de años de intentar que su hijo formalizara una relación por fin parecía haber señales de algo serio y duradero. Aunque aun le extrañaba el hecho de que YeonJun no le haya mencionado algo al respecto, supuso que el alfa quería mantenerlo en secreto por algún tiempo. Le alegraba que la omega compartiera esa información con ella.

—¿Cómo sucedió? —preguntó con curiosidad—. Mi hijo no parecía dar señales de ceder —la menor estuvo de acuerdo—. ¿Cómo fue que te pidió salir oficialmente? —la señora Choi daba pequeños brinquitos en su lugar, emocionada por escuchar toda la historia.

Lia hizo una leve mueca, YeonJun no le había pedido nada de eso. En realidad, todo había sido un afortunado golpe de suerte.

Cuando habían salido a la cena que el alfa le había prometido a petición de su madre, la omega había decidido usar supresores de alta acción ya que su celo estaba cerca y lo que menos quería era incomodar al alfa. Es por eso que su aroma no podía percibirlo, pero aun así a Lia le gustaba mucho utilizar fragancias y esa noche se había decidido por reemplazar su aroma por la dulzura de las cerezas. Se llevó una grata sorpresa cuando el alfa se apegó a ella durante toda la noche, olisqueando en su cuello y siendo coqueto. La omega estaba mas que sorprendida, pero no desaprovechó la oportunidad, robándole incontables besos apasionados al pelinegro dentro de su auto.

Después de esa noche YeonJun la buscaba con regularidad, y Lia siempre se aseguraba de oler a cerezas. Aun no sabía la razón del apego del alfa, pero sinceramente no le importaba. Siempre y cuando tuviera al mayor entre sus brazos.

Había sido una semana muy intensa y de las mejores de su vida. Admite que le hubiese encantado que el alfa le acompañara en su celo, pero no podía arriesgarse a que YeonJun descubriera su engaño. Es por eso que lo había pasado sola y deseando que fuese el pelinegro quien la aliviara. Sin embargo, sus deseos se cumplieron tan solo un día después de la culminación de su celo. YeonJun la había invitado a cenar y luego la había llevado a su casa, donde la omega aprovechó para besarlo apasionadamente.

Y YeonJun... bueno, no es como que quisiera negarse.

La omega lo calificó como el mejor sexo de su vida recordando con nitidez cada caricia y cada salvaje embestida. YeonJun se había quedado con ella y se había ido a la mañana siguiente, dejándola con una gran sonrisa en su rostro.

Pero las cosas habían cambiado. El alfa seguía viéndola, la besaba y la tocaba, pero no pasaba a nada más que caricias y besos. Cuando Lia trataba de quitarse la ropa YeonJun la detenía y le daba excusas tontas, la omega notaba la incomodidad en los ojos del alfa así que no insistía, y aunque extrañaba el buen sexo que el mayor le daba trataba de sonreírle y decirle que todo estaba bien.

Quiéreme Bonito | YeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora