# 45 Abuela

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Cap. 45

Valentina

Estoy dormida en mi cama en la habitación de mi departamento. Juls y yo tenemos un par de días viviendo aquí, disfrutando nuestro amor, ella me ayuda con mi duelo, creo que no tenerla sería más difícil.

Ya comencé a trabajar de nuevo es difícil porque a donde voy tengo un recuerdo de mi padre.

Mi princesa es lo más hermoso que tengo en mi vida y es un poco testaruda, pero toda ella me gusta como es, me ayuda en mi proceso y a sanar todo lo que mi corazón está sufriendo.

- Buenos días mimada

- Buenos días mi amor. Le expreso con mi voz un poco ronca y mis ojos achinados. Un poco cansada del día anterior.

- Amor, debes despertar para irte a trabajar, ya tu desayuno está listo.

- ¿Quién preparó el desayuno?

- Pues llegó por delivery

- Princesa ya sabes que debemos cuidarnos y no puedes comer en cualquier lugar.

- Mimada la comida la enviaron de la casa blanca.

- Ok está bien, solo quiero que te cuides princesa.

- Ven mimada. Sabes que eres la mujer más hermosa del mundo.

- Viniendo de la mujer más arrogante, eso es un halago.

- ¿Soy una arrogante? Ella sonrió

Ella se subió a la cama y me comenzó a dar beso en mi cuello, mientras yo la detenía riendo, ella me hacía cosquillas en mi abdomen, no puedo creer que ella sea tan graciosa y se ha convertido en alguien tan importante en mi vida.

- Eres tierna mi amor, ya, por favor.

Ella se detuvo, estaba sobre mi y acercó su rostro al mío. Con esa sonrisa de autosuficiencia que me conquistó, porque sus ojos me transmiten tanta dulzura y confianza.

- Eres tan hermosa Valentina. Me susurró en mis labios para luego atraparlos con sus labios y darme un suave beso de buenos días, un beso que comenzó a subir de nivel.

- ¿Nos da tiempo? Le pregunté entre gemidos.

- Poco pero si podemos. Ella bajo sus besos a mi cuello, tomando mi barbilla, sus labios poco a poco bajaban por mis pechos, Juliana es una mujer encantadora.

Entre gemidos, y sus besos delicados alrededor de mi cuerpo, bajaron hasta mi abdomen, y escuchamos el teléfono, insistentemente.

- ¿Quién llama? Preguntó mi chica, era mi celular.

- No lo sé. Solo sigue en lo que estabas.

- ¿Y si es importante? El teléfono no dejaba de sonar y cuando intentaba apagarlo para continuar con mi amorcito, miré y era mi abuela. 

- Es mi abuela

- Responde. Mi chica se levantó de la cama y camino a la ducha. Desvistiendose poco a poco.

- ¡Abuela!

- Valentina, estoy fuera de tu departamento, pero unos hombres no me dejan ni tocar la puerta. Hacen preguntas y ellos ¿No saben quién soy?

- ¿Estás en mi departamento? Ya salgo abuela.

¿Mi abuela aquí? ¿Qué hace aquí? Me levanté y me coloque algo apropiado. Salí y le abrí.

La hija del presidente (ACTUALIZANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora