Enamorándome de mi bully ⟦ Luckity ⟧

Capítulo XIV - A primera vista

Advertencia: Agresión física

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Al llegar al auto el mayor le abrió la puerta mientras le sonreía.

-Gracias...- sonrió el pelinegro antes de subirse. Pronto comenzó a sentirse nervioso y más cuando el castaño se subió para comenzar a manejar. -¿P-Puedo poner algo de música?-

-Eh, si claro...- este también se encontraba algo nervioso.

El menor comenzó a buscar una buena canción en su celular.

-¿También te gusta esa canción?- preguntó mientras lo veía de reojo.

-Si... Es una de mis favoritas.- confesó el menor mientras comenzaba a cantar un poco. -Sé que entraste tú en mi mente... Porque hoy solo quiero tenerte-

El mayor sonrió tiernamente. -Solo a ti... Necesito de ti- pronto el mayor comenzó a cantar con el. Marcando el ritmo mientras golpeaba levemente su pierna, sin quitar la otra del volante. El menor sonrió un poco mientras le seguía.

Ambos disfrutaban dicha melodía, se notaba que les gustaba de verdad, pronto se detuvieron en un alto.

-Oye... ¿Por qué me gustas tanto?- cantó el menor mientras le miraba.

El mayor se percató de esto, también volteo a verlo. -¿Por qué me robas el aire... cuando estás cerca de mí?...-

Se quedaron mirando por un buen rato sin decir ni una sola palabra mientras la melodía seguía sonando. Su corazón latía rápidamente mientras se veían directo a los ojos, pronto instintivamente comenzaron a acercarse hasta estar casi a centímetros de sus labios, casi sintiendo aquel suave respirar de su compañero.

Pero el ambiente fue interrumpido, ya que el auto de atrás comenzó a tocar su claxon desesperadamente. Se separaron sin más, riendo nerviosamente mientras el castaño arrancaba.

-Por cierto...- comentó el mayor, tratando de alivianar el ambiente. -¿A dónde quisieras ir a comer?-

-Pues... A decir verdad, me quedé con ganas de pizza.- admitió algo avergonzado.

-¿Pizza? Está bien.- sonrió mientras se dirigía a la pizzería más cercana.

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Ambos se encontraban esperando su pedido, aún se sentían nerviosos por volver a estar a solas, pero a pesar de ello el ambiente no era incómodo.

-¡Aquí tienen muchachos!- habló una mujer regordeta mientras les dejaba su comida. -Una pizza de pepperoni y dos malteadas de chocolate.- les sonrió amablemente y después se retiró.

-¡Gracias!- respondieron al unísono mientras inhalaban el olor de la pizza recién hecha. Pronto el estómago del menor comenzó a rugir, provocando que este se sonrojara al instante. Esto causó que el mayor riera un poco.

-Si ya tienes hambre, ya puedes comenzar, Quacks.- sonrió dulcemente.

-S-Si... ¡Gracias!- comenzó a comer con un poco de desesperación, ya que tenía mucha hambre. El mayor sonrió dulcemente mientras le miraba, luego decidió comenzar a comer, pero con normalidad.