𝘵𝘦𝘳𝘤𝘦𝘳𝘢; 𝘭𝘢 𝘷𝘦𝘯𝘤𝘪𝘥𝘢

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Jaemin estaba a punto de poner una queja en aquella página, ponerle una estrella y apretar en la opción de «No me sirvió para resolver mi duda». Pero luego, cayó en cuenta, que quizás no todas las personas son iguales, algunas no son tan estúpidas como su pareja.

Podía intentar una vez más, tal vez, esta vez se abría el cielo y lo iluminaba, dejando que su novio comprenda todos los palos que le había tirado.

Tercera opción: Intenta conversar con tu pareja sobre sus planes a futuro, debes saber si se siente preparado/a para tener una familia.

Quizás la página no estaba tan mal, ese punto estaba bastante acertado, debía saber que planeaba Jeno para su futuro, sabía que él no era muy fanático de los niños, pero a lo mejor si quería su propia familia. Era hijo único, y en distintas oportunidades, le había compartido su deseo de tener hermanos, así que, ¿eso podría equivaler a qué sí quería hijos a futuro?

—Eso huele riquísimo —exclamó Jeno desde la entrada, quitándose su saco.

Jaemin sonrió como tonto enamorado —que básicamente eso era— al escucharlo. El mayor entró a la cocina para llenar de besos a su pareja y abrazarlo.

—Esto es lo mejor de los viernes —acotó—. Salir un poco más temprano, llegar a casa y que me recibas con tus exquisitas comidas. Lo adoro.

—Y yo adoro cocinar para ti —se tomó su tiempo para besar aquellos labios rosados—. Ve a cambiarte, ya casi está.

En minutos, el pelinegro bajó aseado y vestido con prendas más cómodas. Jeno se proclamaba fanático número uno de la comida de Jaemin, desde jóvenes siempre adoró degustar sus platillos. Cada vez que Na quería inventar algo o probar alguna receta, el mayor estaba ahí para degustar y darle su punto de vista.

Jaemin se encargó de servir los platos, mientras Lee corría a buscar una botella de vino.

—¿Festejamos algo?

—No, realmente —respondió el mayor, mientras abría la botella de vidrio—. Pero no se necesita festejar algo, para tomar un buen vino, más si es para acompañar tus comidas.

—Está bien —sonrió el rubio.

Continuaron disfrutando de su cena, hablando de su día y de temas más banales.

—Cielo, ¿tienes algo planeado a futuro?

—¿Por qué la pregunta? —sorbió un poco de vino.

El menor se encogió de hombros.

—Solo para saber, curiosidad.

—Para que sepas, sí estás incluido en él —Jaemin sonrió algo apenado.

—Me tendrás hasta que sea un pobre viejito que no pueda ni caminar —bromeó.

—Por mí, no hay problema, lo acepto con mucho gusto —aclaró Lee, dejando un beso en la mano de su amado.

Jaemin pensó que la conversación ya había tomado un buen rumbo, podía tirar su bomba y ver que pasaba, moría o sobrevivía.

—¿Y tendremos una familia? —preguntó Na, con una fingida inocencia.

Admiró por unos instantes la reacción de Jeno, casi exhala aliviado al no ver ninguna mueca y solo ver aparecer una sonrisa.

—Por supuesto, quiero tres bendiciones —exclamó un sonriente Jeno.

Jae quería saltar en un pie, ¿eso era definitivamente un sí?, ¿quería tener tres hijos?

—¿Te lo imaginas? Tener tres hermosos gatitos, de distinto pelaje, sería perfecto —la sonrisa del menor se borró automáticamente.

—¿Gatitos?

—Nuestros hijos, amor. Te dejaré ponerles el nombre, pero yo quiero elegirlos —Jeno parecía ser el hombre más feliz del mundo.

—Wow, tres gatos...

—Pueden ser cuatro, si gustas —acotó.

El rubio trataba de sonreír, pero era una sonrisa torcida, que dejaba ver la decepción que estaba sintiendo en ese preciso momento. Trago con dificultad, por lo que tomó su copa de vino —casi llena— y la bebió de un solo trago.

—Es algo tarde, mejor voy levantando las cosas.
































𝘛𝘩𝘦 𝘊𝘶𝘳𝘪𝘰𝘶𝘴 𝘉𝘢𝘣𝘺 ─ 𝙉𝙊𝙈𝙄𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora