𝘥𝘦 𝘷𝘶𝘦𝘭𝘵𝘢 𝘢 𝘭𝘢 𝘦𝘴𝘤𝘶𝘦𝘭𝘢

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—Papi, papi, yo quiero volver a la escuela —repetía Jisung, sin cesar, mientras caminaba por detrás de su padre.

—Cielo, ni siquiera llevas una semana de reposo.

Jaemin iba de habitación en habitación juntando la ropa sucia, y otras cosas por lavar. Ese trabajo siempre lo hacía Jeno, pero desde que Jisung volvió a casa y Jaemin se encargaba de cuidarlo, el pelinegro tomaba horarios extra en su trabajo. En ese momento, se encontraba durmiendo en la habitación, era sábado, día no laboral para él.

—Pero yo me siento bien, por favor, papi.

El rubio continuó negándose, el doctor había recomendado reposo para Jisung, no podía mandarlo a la escuela, donde corría el riesgo de caerse o ser golpeado. Por supuesto, el pequeño no se dio por vencido, caminó detrás de su padre por aproximadamente veinte minutos.

—Dios mío, está bien, cielo —respondió el mayor por fin—. Irás a la escuela.

—Gracias, papi —chilló el niño, emocionado, para luego abrazar a su padre y correr hasta su habitación a preparar su mochila para el lunes.

...

El domingo por la mañana, Jisung estaba levantado a primera hora, ya que quería visitar a sus abuelos.

—Papi Jae —movió un poco a su padre, quien parecía estar en su quinto sueño—. Papi.

—Jae, te habla tu hijo —balbuceó Jeno, con la cara aplastada en la almohada.

—¡Papi, despierta!

El rubio se desperezó un poco, para luego bostezar y recién ahí, intentar abrir los ojos.

—Cielo, es domingo.

—Ya lo sé. Quiero ir a ver a mis abuelos, papi.

Al oír la palabra «abuelos», el sueño desapareció del cuerpo de Jaemin, procuró sentarse en la cama y mirar a su hijo.

—Ellos no me vinieron a ver desde que me quebré el brazo, ¿ellos se olvidaron? —el semblante preocupado del niño incomodaba a Jaemin.

Jeno levantó la cabeza de la almohada, esperando la contestación de su esposo, intercalando la mirada entre las dos personas que más amaba.

—Ellos están muy ocupados, últimamente, cielo. Y no me gustaría molestarlos en este momento.

Jisung bajó su cabeza con algo de desilusión y tristeza, él extrañaba a sus abuelos, tenía muchas ganas de verlos. Su abuela Tiffany y su abuelo Junmyeon habían ido casi todos los días a su casa para verlo, a veces acompañados de su tía Giselle. No entendía como sus otros abuelos no tenían tiempo para venir.

—Cuando todo esté bien, iremos a visitarlos, ¿qué dices?

El niño asintió.

—¿Qué les parece si vamos a comer en el centro? —interfirió Jeno, para salvar la situación.

—Sí, me gustaría ir a comer hamburguesas.

El rostro del pequeño cambió, dejando ver una minúscula sonrisa.

—Entonces, ve a cambiarte.

𝘛𝘩𝘦 𝘊𝘶𝘳𝘪𝘰𝘶𝘴 𝘉𝘢𝘣𝘺 ─ 𝙉𝙊𝙈𝙄𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora