𝘤𝘰𝘯 𝘤𝘢𝘳𝘪𝘯̃𝘰

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El timbre de la casa sonó estrepitosamente, alguien tenía prisa en ser atendido, por lo que Jaemin se dirigió con prisa hasta la puerta, al abrirla se encontró con Chenle, quien no traía la mejor de las caras, lo saludó y el chico corrió hasta la habitación de Jisung.

Al abrir la puerta y cerrarla tras suyo, se encontró con su amigo recostado en su cama, leyendo una historieta, el cual se podía decir que era su hobby favorito, algo en común que tiene con Jaemin.

—Lele, ¿qué sucede? —el menor nunca le reclamaba por entrar sin preguntar a su habitación.

Chenle se acercó en pocos pasos hasta la cama y se tiró encima del menor, quien lo abrazó, sin dejar de preguntar la razón de su estado decaído. A pesar de que el mayor solo se desahogaba con Jisung, era extraño verlo en ese estado.

—¿Podrías abrazarme un poco más? —preguntó el chino, dejando que algunas lágrimas resbalaran por sus mejillas y el calor de Jisung lo envolviera.

Claramente, el rubio obedeció sin poner objeción, dejó de lado su lectura para centrarse en su mejor amigo.

Luego de unos minutos, de puro silencio y bajos sollozos, Chenle se separó un poco, secando sus mejillas y sorbiendo su nariz, el menor rápidamente le acercó su caja de pañuelos.

—¿Ahora me dirás que pasó?

El chino asintió.

—Se podría decir que discutí con Mark...

—¿Por qué fue?

—Me contó que tiene una nueva pareja —Jisung lucía más sorprendido que él—. Pero ese no es el problema. El problema es que me llevó a nuestro restaurante favorito, al que íbamos casi todos los días con Renjun y me lo dijo allí, en cuanto yo pensaba que, se quería acercar un poco a mí... Ese lugar es importante para mí, o alguna vez lo fue, ya no se siente igual.

Otra vez, sus ojos se humedecían, nublando levemente su vista, sin decir nada, Jisung secó la solitaria lágrima que caía por su pálido rostro. Chenle tomó la mano de su amigo y la entrelazó con la propia, el tacto o la mera presencia del menor, siempre lograban tranquilizarlo.

—Quizás no fue su intención, aunque también entiendo que eso te haya dolido, se nota que le cuesta llegar a ti y por supuesto, tendría que haber analizado un poco mejor la situación. Pero estoy seguro de que todo estará bien.

El chino le dedicó una pequeña sonrisa, la cual fue correspondida de la misma manera.

—Gracias por escucharme, Ji —sonrió el mayor, acercándose hasta el rubio para depositar un beso en su mejilla—. ¿Crees que pueda quedarme aquí? No tengo ganas de estar en casa.

Las mejillas de Jisung estaban rojas, agradecía que la iluminación de su habitación siempre era tenue y quizás Chenle no lo notaría. El menor no sabía a dónde mirar, hasta que bajó la mirada, notando que sus manos seguían entrelazadas.

—C-claro que sí, sabes que n-no es necesario que lo preguntes.

La puerta de la habitación fue tocada desde afuera, pero antes de que el menor dijera algo, esta fue abierta, dejando ver la silueta de Jeno.

—P-papá, te dije que debes esperar a que te dé permiso de entrar —eso era todavía más vergonzoso.

—Respeto tu privacidad tocando la puerta, pero afirmo mi autoridad como padre, entrando de todos modos.

El menor se levantó de la cama y se acercó hasta la puerta, plantándose frente a su progenitor.

—Papá, te dije que dejes de ver Los Padrinos Mágicos, es vergonzoso cuando dices los diálogos —el chico no sabía dónde esconderse, y tampoco como echar a su padre disimuladamente.

𝘛𝘩𝘦 𝘊𝘶𝘳𝘪𝘰𝘶𝘴 𝘉𝘢𝘣𝘺 ─ 𝙉𝙊𝙈𝙄𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora