𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘰𝘮𝘰𝘴

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—¡¿Seguirás bebiendo?! —gritó el canadiense, tomando la botella de vino—. ¡Traté de ser paciente, pero eres tú quien no quiere cambiar!

—¡No entiendo por que sigues aquí! —el menor intentó quitarle la botella de la mano a su pareja, pero este fue más rápido.

—Si continuó aquí es por Chenle.

Renjun ya no se molestaba en esconder su gran pena, no le importaba dejar caer esas solitarias lágrimas, podía llorar por una eternidad y ni aun así sería suficiente para acabarlas.

—Pues, llevátelo.

La mirada del canadiense endureció, prefirió callar y solo ir hasta la cocina, para arrojar todo el vino por el sumidero.

—¡No!

Empujó a su esposo con enojo, pero ya era tarde.

Sin decir nada, Mark salió de la cocina, tomó su maleta, saco y llaves del auto, a veces no era tan malo ir a la oficina.

En el patio trasero, Chenle se balanceaba en su hamaca, tomando con fuerza las oxidadas cadenas y aguantando el dolor en su pecho. La sensación de ser ahogado se sentía fatal, su garganta se cerraba y cuerpo se tensaba.

Bajó rápidamente de la vieja hamaca y huyó de su casa, sus pies lo dirigían al cual —por el momento— era su lugar seguro; la casa de Jisung. Desde la esquina divisó a su tío Jaemin, saliendo por la puerta.

—Chenle, ¿qué haces-

El niño entró corriendo por la puerta, yendo directamente a la habitación de su mejor amigo.

—Está bien, tienes prisa —se dijo el rubio a sí mismo.

Terminó por cerrar la puerta y caminar con tranquilidad hasta la casa de su amigo, tenían suerte de vivir a una cuadra de distancia.

Una vez frente de la puerta de roble, tocó dos veces, escuchó algo de ruido en el interior de la casa, hasta que después de cuatro minutos su amigo abrió la puerta. Al ver su rostro, supo que las cosas andaban mal.

—Jaemin —el mayor se lanzó a los brazos de su amigo, dejando salir el llanto que venía guardando.

—Ren —correspondió el abrazo, consolando a su amigo.

Se quedaron así por unos minutos, hasta que el mayor logró calmarse, entraron juntos a la casa y Jaemin se encargó de buscar un poco de agua para su amigo. Ya era costumbre andar con comodidad por la casa, se tenían la suficiente confianza para hacerlo.

—¿Qué pasó está vez, Ren?

El chino aceptó el vaso con agua, bebió un poco, logrando arrastrar un poco el sabor del vino que había ingerido hacía unos minutos.

—Lo de siempre...

El rubio suspiró.

—Renjun, hace un año las cosas empeoraron y hace un año prometiste cambiar —habló el menor con seriedad—. ¿Cuándo harás algo al respecto?

—Lo sé, Mark también está cansado y quiere el divorcio, pero-

—No, Renjun. Habló de tu problema con el alcohol.

...

—Ya no llores, Lele.

El menor se dedicaba a abrazar a su mejor amigo, intentando calmar su llanto, odiaba verlo así de vulnerable, a él le gustaba el Chenle sonriente y bromista.

—Mis p-papás continúan pe-peleando, no me gusta...

—Quizás, si hablan los tres juntos, podrían solucionar las cosas.

El mayor se alejó y limpió sus lágrimas, negando.

—Eso n-no pasará —sollozó—. E-ellos se van a separar.

Jisung quedó anonadado ante las palabras de su amigo, no podía ser cierto, él había visto varias veces a sus tíos juntos, se querían mucho, al igual que sus padres, ¿cómo era posible que se separaran?, ¿cómo era posible que se dejaran de amar?, así como si nada.

—N-no quiero alejarme de ninguno de e-ellos.

El menor no sabía como consolar a Chenle, pero lo que si hizo, fue abrazarlo, intentando que su amigo supiera que estaría siempre para él, hasta que su llanto cesara y su dolor se fuera.

𝘛𝘩𝘦 𝘊𝘶𝘳𝘪𝘰𝘶𝘴 𝘉𝘢𝘣𝘺 ─ 𝙉𝙊𝙈𝙄𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora