𝘤𝘰𝘴𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘢𝘥𝘶𝘭𝘵𝘰𝘴

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—Papá, ya estoy cansado, ya recorrimos casi todo el centro comercial —se quejó Jisung, tironeando el brazo de su padre.

—Lo sé, Ji, pero tu papá Jae me ordenó comprar todas las cosas de la lista —Jeno ajustó sus anteojos y trató de leer lo próximo a comprar en la lista—. A mí tampoco me gusta venir a hacer compras, pero él no pudo venir y me hubiera matado si te dejaba solo en casa.

El niño bufó, dejando en paz el brazo de su padre.

—¿Acaso no te pone feliz que ya comenzarás la secundaria?

—No mucho.

—Dios, como te pareces a mí —susurró el mayor para sí mismo.

—Mira, Ji, solo nos queda comprar unos lápices —le mostró la lista a su hijo y este solo aceptó a regañadientes—. Compramos esto y luego iremos a comer a donde tú quieras.

—¡McDonald's!

—Con la condición de que tu hamburguesa tenga verduras, si no tu padre me descuartizará al saber que te estoy dando pura comida chatarra.

—Está bien, trato hecho.

Tardaron alrededor de quince minutos tratando de encontrar los lápices que Jaemin había especificado en la lista, si por Jeno fuera, él llevaría los primeros que sus ojos vieran, pero su esposo era más cuidadoso en ese tema y buscaba conseguir lo mejor para Jisung, a pesar de que para él también era un simple útil escolar.

En el tercer piso se encontraba la zona de comidas, por lo que Jisung no perdió tiempo en arrastrar a su padre hasta la escalera eléctrica, desde pequeño que las adoraba.

—Tú quédate aquí, yo iré por la comida —advirtió a su niño—. No hables con ningún extraño.

El niño asintió y apuró a su progenitor, su hambre no la aguantaría por más tiempo.

Mientras su padre ordenaba la comida, el pequeño comenzó a observar a su alrededor, como el curioso que era, se veía a muchos niños más pequeños corriendo de un lado a otro, jugando con los juguetes de su cajita feliz, él ya no la pedía, ya iba a cumplir doce años.

Uno de los niños llamó su atención, este correteaba por todo el lugar, haciendo volar al muñeco de superhéroe que le había tocado en su cajita, el niño reía a carcajadas, le recordaba a Chenle.

Siguió al pequeño con la mirada, mirándolo de extremo a extremo, hasta que una pareja lo llamó por su nombre, eran sus padres. El niño corrió hasta donde estaban sus padres y se prendió de los brazos de su padre, mientras la mujer los miraba con una gran sonrisa, se veían muy felices.

—Llegó la comida —anunció Jeno, colocando la bandeja sobre la mesa.

El pelinegro le dio a su hijo la comida que había ordenado para él, tendiéndole también un par de servilletas.

—Gracias.

Ambos comenzaron a atacar sus hamburguesas y papas, pero Jisung no podía dejar de mirar a aquella pequeña y amena familia, quienes minutos más tarde, recogieron sus cosas y abandonaron el lugar, tomando cada uno la mano de su pequeño hijo y haciéndolo saltar.

—¿Todo bien, hijo?

—¿Qué? —volvió en sí.

—Estás algo distraído, tu comida se enfriará.

—Oh, lo siento, papá.

—¿Sucede algo? —cuestionó con preocupación.

El niño soltó el aire acumulado en sus pulmones y frunció su ceño, inseguro ante contarle lo que pasaba por su cabeza a su padre.

—Puedes contarme lo que sea, Ji.

—Sé que los padres de Chenle están por separarse.

Jeno quedó en silencio, sin saber qué decir o hacer.

—Chenle me lo contó, y él, está siempre triste, porque quiere estar junto a sus dos padres —la voz del pequeño comenzó a entrecortarse.

—Sí, cariño, es una situación difícil.

—¿Por qué los papás de Chenle ya no se aman? —miró directamente a su padre, aguantando el leve dolor en su garganta.

—Bueno, Jisung, eso a veces sucede, no siempre las cosas funcionan entre las parejas y para evitar causarse más daño, o daño a los demás, prefieren separarse —trató de explicar con simples palabras, lo que en realidad era una difícil situación.

—P-pero ellos le están haciendo d-daño a Chenle.

Por las mejillas de Jisung comenzaron a descender unas cuantas lágrimas, lo cual preocupó aún más a Jeno, pero sabía que debía mantenerse calmado ante un momento así.

—No lo entenderás ahora, Ji, y Chenle tampoco, pero es una decisión que muchas parejas deciden tomar en situaciones así.

—¿Y e-eso también l-les pasará a t-ti y a papi Jae? —sollozó Jisung.

—No, cielo —contestó el mayor con suavidad—. Ven aquí.

El menor se sentó a un lado de su padre, abrazándolo con fuerza y dejando que sus brazos lo consolaran.

—No debes pensar en esas cosas, cariño, ¿sí?

Jeno continuaba abrazando y acariciando a su pequeño, esperando que su llanto cesara. Luego de un corto lapso, Jisung se tranquilizó y se separó un poco de su padre, secando sus lágrimas.

—Papá, si algún día tú y papá Jae se separan, yo quiero quedarme contigo —comentó el menor, abrazando nuevamente a su progenitor.











































𝘛𝘩𝘦 𝘊𝘶𝘳𝘪𝘰𝘶𝘴 𝘉𝘢𝘣𝘺 ─ 𝙉𝙊𝙈𝙄𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora