Chenle salió del edificio al que había estado asistiendo desde hacía años, encontrándose con el auto de su padre estacionado en la vereda del frente, suspiró resignado y caminó hasta él.El hombre pegó un salto en su asiento cuando la puerta del copiloto fue abierta, tranquilizándose al instante que vio a su hijo subir al coche.
—Sabes que no es necesario que me vengas a buscar —soltó, sin mirar a su padre, concentrándose más en bajar la ventanilla hasta la mitad.
—El mundo no se acabará porque venga a buscarte, hijo —encendió el auto con una sonrisa tensa—. ¿Qué tal la sesión con la psicóloga?
Chenle sacó su teléfono del bolsillo trasero de su pantalón, notando que tenía dos mensajes por parte de Jisung.
—Igual a todas las otras sesiones.
Mark ya se había acostumbrado a obtener poca información por parte de su hijo, había ocasiones en la que hablaba con la profesional y esta le comentaba sin poco detalle el progreso del menor, claramente, siempre respetando su privacidad, a menos que se tratara de algo delicado.
—¿Te apetece ir a almorzar en algún lugar? —preguntó el mayor, luego de parar en un semáforo en rojo.
El chico lo miró extrañado, analizando a su padre y verificando que iba en serio, no eran de salir mucho, les bastaba con las cenas o los almuerzos compartidos en casa, o al menos, eso creía Chenle. Luego de debatir mentalmente a donde le apetecía ir, habló:
—Quiero ir al restaurante chino, al que íbamos con Renjun.
El canadiense estaba a punto de negarse, porque era bastante obvio que no estaba en sus planes, llevar a comer a su hijo en el restaurante favorito de su exesposo (también favorito de su hijo) y hablar allí sobre su nueva pareja.
Pero al ver el brillo en los ojos del menor, al mencionar dicho lugar, lo hizo cambiar de parecer. Cuando estaba casado con Renjun, solían ir seguido allí, incluso antes de que Chenle naciera. Renjun le había hecho probar todos los platillos de la cartilla y al nacer su hijo, comenzaron a ir allí en familia, al pequeño le encantaba el lugar y también la comida, por sobre todo le gustaba jugar con el gato de la dueña del restaurante, a quien siempre le compartía de su comida.
Desde el divorcio, no habían vuelto a dicho lugar, o más bien, no había sacado a su hijo a comer afuera, con lo mucho que disfrutaban esos paseos.
—Bien, ahí será entonces.
Mark sonrió al notar la alegría que su hijo desprendía, a pesar de que tratara de mostrarse calmado y serio, tal como su etapa de la adolescencia le exigía, no mostrar tantas emociones, mucho menos frente a su padre.
...
Llegar al lugar, tanto Mark, como el menor se encontraban nerviosos, el restaurante seguía luciendo exactamente igual que hacía unos años, pero sin verse deteriorado.
Entraron juntos y pidieron una mesa para dos, claramente, el personal era nuevo, ya que una chica joven, se encargó de guiarlos hasta su mesa y entregarles la cartilla del menú.
—Mark Lee, ¿eres tú? —una voz femenina se hizo presente frente a ellos.
—¿Song Yuqi?
El mayor estaba sorprendido, era la hija de la dueña, ella era quien siempre los atendía, cuando fue por primera vez junto a Renjun, la mujer era una joven de unos veinticinco años, quien ayudaba por obligación en el restaurante familiar.
—La mismísima —la mujer mostró una gran sonrisa.
—Te ves muy bien.
—Tú también, Mark.
Chenle seguía en silencio en su lugar, observando la interacción entre los mayores.
—No me digas que este es el pequeño Chenle —la mujer de la voz salió un poco más aguda y su sonrisa se ensanchó aún más, mientras Mark asentía—. Qué chico tan guapo, la última vez que lo vi, tenía tan solo unos nueve años.
El menor sonrió incómodo, sin saber que aportar a la conversión, tenía algún que otro recuerdo de la mujer, pero nada más.
—¿Cómo se encuentra Renjun?
Mark abrió la boca, para luego volver a cerrarla y mirar a su hijo con una sonrisa apenada, su mirada volvió a la mujer y respondió:
—Nos divorciamos, hace unos años —el semblante de la tal Yuqi cambió repentinamente, mirando con pena al menor y a su padre.
—No sabía, de verdad lo siento.
La china aclaró su garganta y retomó nuevamente su sonrisa con la que solía atender a los clientes, para así tomar sus pedidos. Se despidió de ambos y se perdió en la cocina del lugar.
Mark jugaba con los palillos que, anteriormente, la chica de la entrada había colocado en la mesa. Chenle lo entendía, a él también le costaba socializar, más aún cuando se trataba de su padre.
El canadiense hacía su esfuerzo por mantener una charla con su hijo, quizás no tenía los mejores temas para conversar con un adolescente, pero lo intentaba. Para su suerte, la comida llegó y ambos se centraron en disfrutar de esta.
—Hijo, sabes, hay algo que quiero hablar contigo.
Chenle había acabado su plato, realmente amaba esa comida, ese toque casero nunca se compararía con la comida procesada que consumían casi a diario.
—¿Qué es? —Chenle intentaba pensar que su padre no lo había llevado hasta allí, solo para hablar de algo importante.
El silencio volvió a reinar en la mesa, Mark intentaba acomodar las ideas en su cabeza y pensar las palabras correctas, se sentía como un joven adolescente tratando de decirle a sus padres que no le gustaban las niñas.
—Yo... —inhaló profundo—. Estoy saliendo con alguien, es una mujer muy amable y carismática, su nombre es Jessica.
—¿Qué?
El menor quería creer que había escuchado mal o que era una broma.
—Tengo una pareja, hijo.
—¿Para eso me trajiste aquí? —los ojos del chino comenzaban a brillar por las lágrimas—. Para decirme que estás con alguien más. En el lugar favorito de Renjun, en mi lugar favorito, en nuestro lugar favorito...
—No, Chenle, estás malinterpretando las cosas —los nervios de Mark comenzaban a dispararse—. Además, tú quisiste venir aquí.
—P-pero pudiste decírmelo e-en otro momento. Este... Este lugar es especial —su voz se quebró y las lágrimas caían por sus mejillas, las cuales secó torpemente—. Creí que... Olvídalo. Quiero ir a casa, Mark.
—Por favor, hijo, escúchame, no quiero que-
—Mark, me quiero ir a casa.
El chico interrumpió, dando su última palabra y levantándose de su asiento para, posteriormente, salir del restaurante. El mayor soltó el aire retenido en su pecho, sintiendo luego, una opresión en el mismo.
Se limitó a pagar la cuenta, despedirse de Yuqi y salir de allí. En el estacionamiento, Chenle estaba apoyado contra la puerta trasera del auto, al notar su presencia a unos metros, secó sus lágrimas y bajó la mirada. Cuando Mark quitó el seguro, el menor se subió a la parte trasera, y durante todo el regreso a casa, no soltó ni una sola palabra.

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𝘛𝘩𝘦 𝘊𝘶𝘳𝘪𝘰𝘶𝘴 𝘉𝘢𝘣𝘺 ─ 𝙉𝙊𝙈𝙄𝙉
Fanfic𝙉𝙊𝙈𝙄𝙉 ─── ❝ 𝘋𝘰𝘯𝘥𝘦 𝘑𝘢𝘦𝘮𝘪𝘯 𝘺 𝘑𝘦𝘯𝘰 𝘴𝘰𝘯 𝘱𝘢𝘥𝘳𝘦𝘴 𝘱𝘳𝘪𝘮𝘦𝘳𝘪𝘻𝘰𝘴 𝘺 𝘥𝘦𝘣𝘦𝘯 𝘭𝘪𝘥𝘪𝘢𝘳 𝘤𝘰𝘯 𝘶𝘯 𝘤𝘶𝘳𝘪𝘰𝘴𝘰 𝘑𝘪𝘴𝘶𝘯𝘨. ❞ ─── ─...